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Lo que Trump dijo que llevaba semanas sin hacer: así de fácil es pillar al presidente de EE. UU. en una mentira

Donald Trump afirmó durante una reunión en la Casa Blanca para tratar la crisis del coronavirus que cumplía las recomendaciones de las autoridades sanitarias, pero las imágenes de sus propios actos públicos demuestran lo contrario

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión con responsables de aerolíneas en la Casa Blanca el pasado 4 de marzo. En vídeo, Trump segura que no se ha tocado la cara en semanas.Vídeo: GETTY IMAGES / REUTERS-QUALITY

Este miércoles el presidente estadounidense Donald Trump se reunió con unos cuantos ejecutivos de la aviación comercial en la Casa Blanca para hablar sobre el Coronavirus. Uno de los asuntos que salió a colación fue la recomendación de no tocarse la cara, una advertencia de las autoridades sanitarias que han recogido medios como The New York Times y dice que los ojos, la boca o las fosas nasales son una vía de entrada para los virus. Por lo tanto, cuanto menos nos llevemos las manos a la cara, mejor.

Una de las ponentes lo recordó ante el presidente, como deja reflejada la transcripción de la reunión publicada por la sala de prensa de la Casa Blanca. Y a continuación Trump dijo:

–Yo no me he tocado la cara en semanas. ¡En semanas! ¡Y lo echo de menos!

Bien, era tan fácil como ir a fotografías de sus eventos más recientes, no en semanas, sino en días. Aquí está Trump tocándose la cara hace tres días, en una reunión con farmacéuticas para hablar, precisamente, sobre el Coronavirus.

Getty Images

Y aquí está tocándose la cara en una gala de The Latino Coalition en Washington ayer mismo.

Getty Images

El vicepresidente, Mike Pence, tampoco ha estado muy al tanto de sus propias recomendaciones.

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Y Trump tampoco ha cumplido la recomendación de evitar besar o dar la mano. Aquí da la mano a la presidenta de NACo, Mary Ann Borgeson.

Getty Images

A favor de Trump, hay que decir que tocarse la cara es casi un acto reflejo que muchos no pueden evitar. "Mucha gente", se puede leer en la sección de salud del New York Times, "dice que cuanto más piensa en no tocarse la cara más le pican los ojos y la nariz". Aquí, en España, ese gesto se convirtió en el centro de la controversia en 2014 cuando Teresa Romero, la española contagiada de ébola –que se recuperó después– reconoció que pudo haber reconocido un error y tocarse la cara con un guante al tratar a un paciente contagiado en África "por un acto reflejo".

Además, si hay un acto propio de los políticos es taparse la boca con la mano para hacer comentarios al margen a compañeros en los actos o lugares públicos, a menudo por si alguien lee sus labios y desentraña un secreto de estado. ¿Pueden las autoridades sanitarias acabar con un gesto tan extendido entre ellos?

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