Dos peregrinos hablan a través de la malla que separa las zonas para mujeres y hombres en Leżajsk.
Miles de judíos jasídicos viajan cada año —entre enero y marzo— desde Israel, Estados Unidos, Canadá, Ucrania y otros rincones del mundo hasta las tierras de sus ancestros en el este de Europa para rezar en las tumbas de los tzadikim, sus maestros espirituales, en el aniversario de su muerte. Es lo que marca la tradición de quienes practican esta interpretación mística del judaísmo ortodoxo nacida en el siglo XVIII. La costumbre de las peregrinaciones rituales se remonta siglos atrás, aunque fue interrumpida por los estragos que causó el Holocausto. Tras la desaparición de la Unión Soviética, revivió poco a poco, hasta ganar cada vez más popularidad, tanto entre las generaciones de edades avanzadas como entre los jóvenes. Según la creencia, en el aniversario de su muerte el tzadik vuelve a este mundo para recoger los deseos de los fieles, que depositan pequeñas notas de papel con sus peticiones sobre su tumba. Además de los rezos, hay canciones e incluso danzas alrededor de una hoguera. Hombres y mujeres rezan por separado, y algunas citas son exclusivamente masculinas. Este trabajo se realizó entre 2016 y 2019 en Lelów y Leżajsk, dos importantes destinos de peregrinación jasídica en Polonia.