Innovación: nueve mantas inteligentes que incorporan lo último de la ciencia y el diseño para mantener el calor
Las fibras naturales son las aliadas tradicionales para calentar el cuerpo sin impedir la transpiración, pero hace tiempo que tienen una dura competencia en la nueva generación de tejidos tecnológicos con más y mejores cualidades
Cuando la llegada del invierno conlleva una bajada considerable de las temperaturas, impulsada por temporales como Gloria, resguardarse al calor del hogar se convierte en el perfecto plan de supervivencia durante de los meses venideros, siempre que hayamos aislado nuestra casa del frío para evitar sustos en la factura.
Una buena manta completa el kit de supervivencia para el invierno. Y no es necesario que sea una eléctrica. El diseño y la tecnología llevan años trabajando mano a mano para desarrollar tejidos a prueba de temperaturas extremas, tanto por debajo como por encima de 0ºC. Son las mantas inteligentes, elaboradas en tejidos tecnológicos cuya inversión no es solo un acierto a largo plazo, sino una manera ecológica de hacer frente a los saltos de temperatura durante todo el año.
El último tejido en incorporarse a esta fiebre por los térmicos ambivalentes es el creado por investigadores de la Universidad de Maryland (U-Md), una malla inteligente que responde a las distintas necesidades del usuario. De esta manera, si estás sudando durante un caluroso día de verano el tejido permitirá que tu calor se escape; pero si la temperatura exterior es más fría y el calor seco, se vuelve más compacta reteniéndolo. Sin baterías ni líquidos conductores, su secreto reside en una compuerta dinámica de radiación infrarroja que incorpora el tejido.
Aunque su implantación comercial comenzará por la ropa técnica de deporte, no nos extrañaría que llegue en poco tiempo a los textiles del hogar. YuHuang Wang, uno de los profesores de la U-Md que firma el estudio, señala en la revista Science que, en un futuro, la ropa se convertirá en una segunda piel que ayude a las personas a ahorrar energía y reducir los costes de aire acondicionado y calefacción, al decidir ellos mismos el nivel de intensidad aplicada.
Mantas pesadas, ¿timo o acierto?
Mientras tanto, existe en el mercado una novedosa cantera de mantas que no solo mantienen el confort y el calor a raya, sino que pueden incluso combatir la ansiedad y el insomnio cuando las usemos. Es el caso Gravity, el fenómeno global que nació fruto de una campaña de micromecenazgo en la plataforma Kickstarter, y que ejemplifica la nueva generación de mantas pesadas que reseñan multitud de beneficios.
Según sus creadores, su peso actúa de forma terapéutica sobre nuestro cuerpo al aprovechar la estimulación táctil que se alcanza mediante la presión profunda. Con ello, conseguiremos relajar el sistema nervioso simulando la sensación de ser abrazado, además de aumentar los niveles de serotonina –la hormona de la felicidad– mientras la cantidad de cortisol –la hormona del despertar, pero que, en exceso, se relaciona con el estrés– disminuye mejorando nuestro estado de ánimo. Diseñada para representar el 10% de nuestro peso –por ello, está disponible en diferentes medidas– , aseguran que promueve un sueño reparador sin necesidad de una receta médica de por medio. Ronda los 230 euros en Amazon y contó con más de 20.000 compradores para financiar su lanzamiento, convirtiéndose en una de las mantas más vendidas de todos los tiempos.
Pero, ¿realmente una manta pesada puede ayudarnos a dormir mejor? Las opiniones son tan variadas como el número de usuarios que la utilizan. Unos consideran muy angustioso dormir con algo tan voluminoso encima, mientras que otros inciden en su eficacia para reducir el estrés y la ansiedad que proporciona sentir esta especie de abrazo mientras dormimos.
Tras el revuelo que supuso el artículo de la periodista Megan Thielking en Statnews, en el que ponía en duda los beneficios para la salud que pudiera aportar la manta Gravity, sus creadores se vieron obligados a eliminar en la descripción del producto su función como "tratamiento para trastornos y problemas emocionales" y reducirlo a un complemento de bienestar.
Si estamos decididos a adquirir una manta pesada, es importante calcular su peso en función del nuestro –un 10% de nuestra masa corporal es lo ideal–, y evitar el efecto oversize en su largura. Lo recomendable es que no cuelgue más del costado de nuestra cama para que no disminuya la presión sobre nuestro cuerpo. El modelo Relaxation Weighted de la marca Sleep Number es otro de los modelos más vendidos por su relación calidad precio y su diseño en colores neutros.
Lo último: aumentar tu energía mientras ves la tele
Si paliar el estrés mientras dormimos gracias a un edredón nos parece ciencia ficción, la firma Yaasa ha comercializado la primera manta que aumenta nuestro flujo sanguíneo durante su uso. El objetivo de Infinity es mejorar nuestro descanso y hacer que las horas que pasemos bajo ella sean mucho más reconfortantes. La manera en la que aseguran lograr este efecto es una combinación de algodón orgánico y Celliant®, un tejido inteligente que aprovecha nuestro calor corporal, redistribuyendo la luz infrarroja hacia el tejido muscular y relajando los vasos sanguíneos.
Sus fabricantes afirman que está especialmente recomendada para cuando queramos reponernos de una actividad física intensa, ya que ayuda a que nuestro riego sanguíneo se active y regula la temperatura corporal, lo que se traduce en un sueño reparador. Existe una versión de viaje que cuesta unos 140 euros, mientras que la versión hogareña, más grande, se sitúa en algo más de 200 euros.
Mantas enfriadoras: la respuesta ecológica y económica a los aires acondicionados
Es medianoche. Te despiertas empapado en sudor con el edredón encima, sintiendo un gran malestar por la diferencia de temperatura con el exterior. Si te suena esta escena, sabrás lo desagradable que resulta no poder conciliar el sueño. Pero tiene solución.
Las "mantas refrescantes" son ya una realidad que te brinda esa sensación acogedora de cualquier edredón pero sin atrapar el calor de tu propio cuerpo. Es el caso del modelo Sleep 37.5, de la marca de colchones y edredones Design Weave, que permite disfrutar de su confort los 365 días del año. Esto se debe al relleno de fibra y la tecnología de partículas activas 37.5 incrustada en el tejido superior. Esta mezcla captura y libera el vapor de la humedad proporcionando una transpirabilidad superior que aumenta la zona de confort sobre nuestro cuerpo. Cada vez que se lava, recupera su estado original manteniendo intactas sus propiedades.
Las fibras de bambú pueden ejercer también una función termorreguladora mientras dormimos, como muestra el modelo Ecosheex, un edredón premium elaborado 100% en viscosas de este material, que libera o retiene la temperatura según las necesidades que tengamos. La firma Dangtop ofrece una versión más low cost, disponible en Amazon, mucho más ligera y en colores pastel pero compuesta también por microfibras de bambú.
Entre los tejidos más convencionales, la lana de merino siempre ha servido de regulador natural de la temperatura, aportando esa frescura que tanto demandamos las calurosas noches de verano. Para aumentar aún más el confort, Slumber Cloud añade a su modelo Stratus fibras de control térmico Outlast®, haciéndola más fuerte y flexible y eliminando así los picores que suele provocar el merino tradicional.
Para el invierno, el clásico mohair elaborado a mano por los artesanos de Ezcaray, supone una opción más distinguida de incorporar los tejidos de fibras naturales a nuestra casa, aportando calidez a cualquier rincón. Las mantas de la firma Mercules, cien por cien artesanales, añaden además bonitos diseños inspirados en la estética navajo (desde 270 euros).
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