Quién es el actor que más veces ha muerto en pantalla y quién será su sustituto en breve
Un estudio ha elaborado la lista definitiva de decesos en el cine, donde, según ellos, pronto aparecerá Kit Harington, el Jon Snow de 'Juego de tronos'
Entre las estadísticas más delirantes que se han publicado últimamente, está la de actores con mayor probabilidad de morir en pantalla. La ha hecho una página británica de apuestas online, usando información de IMDB, la mayor base de datos sobre cine online, combinándola con Cinemorgue, exhaustivo listado de fallecimientos en películas; así que, desafortunadamente el listado es completamente anglo.
La primera conclusión a la que han llegado es a que los hombres tienen más posibilidades de morir en pantalla que las mujeres. El 75,1% de los decesos en las películas son masculinos, frente a un 24,9% de actrices.
El actor que interpretó a Jon Snow tiene un 62,5% de posibilidades de morir en cualquier película en la que aparezca.
Entrando en detalle, el actor que más veces ha fallecido en la historia del cine ha sido Danny Trejo (Los Ángeles, 1944): el estadounidense de origen mexicano la ha diñado en pantalla en 65 ocasiones. Cinco más que su inmediato perseguidor, Christopher Lee (Londres, 1922-2015), el más célebre intérprete de Dracula, el no muerto por excelencia, lo que en principio parece que le daría cierta ventaja de salida.
Trejo, histórico secundario de 75 años, que ahora combina el cine con su taquería, Trejo's Tacos, ha sido rematado por Robert De Niro en Heat (1995); le clavaron un taco de billar en el pecho en Abierto hasta el amanecer (1996); se suicida en Anaconda (1997) -para evitar ser devorado por el bicho- o es una de las víctimas del accidentado aterrizaje de aquel mítico desastre titulado Con Air (1997).
Además, 45 de sus muertes han sido en el siglo XXI, lo que también le da el primer puesto en este milenio, por delante de Lance Henriksen ¿Quién? Sí, casi seguro que saben quién es: interpretaba a Bishop, el androide de Aliens (no confundir con Ash, el de Alien, sin 's' final). Aunque su primera muerte fue en 1984, era un policía al que se cargaba Arnold Schwazernegger en Terminator. En estos últimos 19 años, Henriksen (Nueva York, 1942) ha palmado 34 veces. La última vez, apuñalado en la serie Into the badlands.
En la categoría femenina, Shelley Winters (Estados Unidos, 1920- 2006) ha caído 20 veces. Estrangulada por primera vez en 1947, en 1995 fenece por última vez al caer por unas escaleras mientras huye de un demonio en Ángeles del mal, una de esas películas fallidas de curiosa sinopsis (dos músicos se unen a un grupo dedicado a lavar las mentes de sus miembros mientras fingen mantener la paz mundial) dirigida por Alan Smithee, el seudónimo que usan los realizadores estadounidenses cuando no quieren que su nombre aparezca en los créditos.
Winters figura en la lista por delante de Julianne Moore (Carolina del Norte, 1962), con 17 fallecimientos. Sin embargo, Moore reina entre los fiambres del siglo XXI. Doce veces se la han llevado por delante en pantalla de formas variadas: desde la decimonónica tuberculosis en El fin del romance de Neil Jordan, hasta un certero flechazo en el pecho en la segunda parte de Los juegos del hambre. Dos más que a Marion Cotillard (París, 1975), que lo mismo se tira por una ventana en Origen que la aplasta un vehículo en El caballero oscuro, la leyenda renace. Por supuesto, como buena francesa, Cotillard también ha sido guillotinada.
Pero quizás la estadística más curiosa es la de "actores con más posibilidades de morir en pantalla". Y en esta subcategoría reina Kit Harington (Londres, 1986). El actor que interpretó a Jon Snow tiene un 62,5% de posibilidades de morir en cualquier película en la que aparezca. Un somero recuento da que hasta ahora ha sido apuñalado, le han enterrado en lava, le han extraído su fuerza vital, ha sido decapitado y le han abierto la cabeza con una raqueta de tenis. Incluso en el videojuego Call of Duty el jugador puede optar entre apuñalarle en el cuello o dejarle morir desangrado. Que viva no es una opción.
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