Telepatía
El diablo se pasa la vida planteándome dilemas imposibles, aunque le tengo dicho que a mí lo que me interesa es escribir 'Crimen y castigo' o 'Guerra y paz'
Se me apareció el diablo y me preguntó qué deseaba, si ser un tonto de izquierdas o un listo de derechas. ¿Por qué no un tonto de derechas o un listo de izquierdas?, le pregunté a mi vez. Lo que prefieras, dijo, a cambio de tu alma. Me sacó de la ensoñación la megafonía del metro al anunciar la llegada del tren a mi parada. El diablo se pasa la vida planteándome dilemas imposibles, aunque le tengo dicho que a mí lo que me interesa es escribir Crimen y castigo o Guerra y paz.
Se me aparece mucho en el metro porque es donde más tiempo tengo para fantasear, ya que en mi línea no hay cobertura. Lo increíble es que la gente sigue pendiente de la pantalla del móvil, como si la hubiera. ¡Pero si no veis nada!, les grito con el pensamiento. Es lo que digo yo, me respondió ayer, por telepatía, una mujer de mediana edad, muy alta, que iba en el otro extremo del vagón. La reconocí porque al levantar la mirada buscando de dónde venía la voz me guiñó un ojo en señal de complicidad. Se llamaba Helena, con hache, y fuimos charlando hasta Callao, donde se bajó para hacer unas compras.
Por la noche, ya en casa, la llamé con el pensamiento y me respondió al segundo. Resulta que vivía en mi calle, un par de casas más arriba. Le pregunté qué preferiría, si ser tonta de izquierdas o lista de derechas, o bien tonta de derechas o lista de izquierdas. Me dijo que, eligiera lo que eligiera, veía poco margen de actuación, porque ahora todo se decidía en Bruselas. Si me preguntaras, añadió, si preferiría ser Idea Vilariño o Wislawa Szymborska, me pondrías en un apuro. En esto, vino un olor a quemado de la cocina y cuando abrí el horno la pizza estaba carbonizada. Se lo conté a Helena por telepatía, pero esta vez no me recibió.
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