Aaron Paul: cómo gracias a Netflix empezaron a insultarle por la calle (y se salvó su carrera)
Hay actores a los que ser recordados por un solo personaje les molesta. Aaron Paul no tiene este problema y se mete de nuevo en la piel de Jesse Pinkman, de 'Breaking bad'
Han pasado más de diez años desde que Aaron Paul (Emmett, Idaho, 1979) se presentara a un casting para interpretar a un mediocre y conflictivo joven recién salido del instituto en una serie ideada por un tal Vince Gilligan que iba a llamarse Breaking bad. Hasta la fecha nada se sabía de aquel actor porque, básicamente, poco había hecho.
Sorprendentemente, aquella serie basada en las desventuras de un profesor que se dedicaba a la fabricación de metanfetamina en Albuquerque (Nuevo México) con el fin de acumular dinero para dejárselo a su familia cuando su cáncer resultara irremediable se convirtió en un éxito. Aquel profesor y aquel problemático exalumno se convirtieron en una de las parejas más celebradas de la historia de la televisión. Ahora, más de cinco años después de que la serie acabara, el de Idaho vuelve a ponerse en la piel de Jesse Pinkman en El camino, la película de Netflix que recupera su devenir justo en el momento en el que la serie lo abandonó.
"Antes de pasar a Netflix, de vez en cuando alguien me insultaba por la calle, pero tras aterrizar en la plataforma, fue constante. Me insultaban todo el rato. Todo un éxito”
“Vince me llamó hace más de dos años y hablamos de la logística para ver qué íbamos a hacer en el décimo aniversario de Breaking bad, cómo nos íbamos a presentar en la Comic Con (Convención Internacional de Comics) y mi disponibilidad para los fastos. Me preguntó: ‘¿Qué te parecería volver a interpretar a Pinkman?’. En ese momento pensé que quería proponerme que apareciera en un episodio de Better call Saul y ya. Pero me contó que había tenido la idea de esta peli. Le dije: ‘Ni me lo cuentes. Confío en ti’. Y aquí estoy”.
No es lo mismo sacarle diez años al personaje que interpretas cuando tienes 30 que cuando calzas 40. Pero, sí, aquí está Aaron Paul de nuevo como Jesse Pinkman. “Es que no envejezco. Mira”, bromea, señalándose una inexistente pata de gallo.
Breaking bad tal vez sea la serie que mejor ejemplifica cómo cambió Netflix los hábitos de consumo y también cómo la cadena sirvió para darle segundas oportunidades a ciertos productos que en algunos casos gozaban, como mucho, de un estatus de culto. Paul recuerda el modo en que todo cambió cuando la plataforma alojó Breaking bad en su inhóspito menú.
“Después de tres temporadas, subía la cantidad de fans que teníamos, pero no lo suficiente. Nos manteníamos a flote, y poco más. Pero en el momento en que Netflix subió a su plataforma nuestras primeras temporadas vi cómo mi vida cambiaba a lo loco. Andaba por la calle y todo era distinto”. Dice Paul que fue Breaking bad la responsable del consumo de series en formato maratón, ese lugar común de sofá y manta que ha salvado tantas relaciones de pareja y tantas malas resacas.
“Es muy loco estar en medio de todos esos cambios. Antes de pasar a Netflix, de vez en cuando alguien me insultaba por la calle, pero tras aterrizar en la plataforma, fue constante. Me insultaban todo el rato. Todo un éxito”. Con el fin de rebajar un poco su efusividad le recordamos que la misma plataforma que tanto le ha dado le quitó hace poco Bojack Horseman, la serie de animación de la que era productor. “Mira, a veces es bueno decir adiós”, reflexiona el actor.
A pesar de su éxito reciente, aún conserva ese talento para encajar reveses y hablar de fracasos que todo intérprete que, como él, se planta casi en los 30 sin haber hecho nada remarcable necesita desarrollar para no mandarlo todo al carajo y terminar fabricando metanfetamina en algún estado con desierto. “Cuando acabó Breaking bad, pensé que meterme en algo grande como, por ejemplo, Need for speed me cambiaría un poco la perspectiva. Esa peli funcionó bien fuera, pero en Estados Unidos no tanto. Mira, este negocio no perdona. Tras eso, para muchos mi carrera se había acabado. En Hollywood te da hipo y te caes”.
Siempre estará Pinkman para recogerle. “No siempre, tío, no siempre”.
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