De cómo ser Dios es lo menos ambicioso que se ha propuesto Kanye West
La última ocurrencia del rapero llegó hace unos meses, cuando declaró que su nueva ambición era convertirse en el promotor inmobiliario más grande de la historia
Empezamos a pensar que, de todo lo que ha dicho ser o estar a punto de ser Kanye West en los últimos años, ser Dios es la que más posibilidades tiene de lograr. La menos ambiciosa. Su última boutade llegó en mayo, cuando dijo que su nueva ambición era convertirse en el promotor inmobiliario más grande de la historia. Afirmó que iba a ser lo que Henry Ford a los coches o Steve Jobs a la tecnología.
Su primera idea se fraguó en una comida junto a su colaborador Rhymefest, quien le ayudara a escribir clásicos como Jesus walks. Ambos, no se sabe tras cuántas botellas de vino, llegaron a una conclusión que más tarde Rhymefest verbalizaría en una entrevista: “La gente buena vive demasiado separada. Es complicado comunicar ideas a través de Skype o e-mail. La gente de la tecnología vive en Silicon Valley, pero la clase creativa y con visión de futuro está diseminada”. Kanye asintió y se dio un paseo por su barrio de Calabassas. Entonces, tuvo una epifanía. Su proyecto inmobiliario sería una comunidad inspirada en Star wars donde viviría gente sin techo.
Podía ser Dios y Paco El Pocero a la vez, claro que sí. Empezó a construirla de noche y durante los domingos, hasta que el pasado 10 de septiembre unos bulldozers llegaron para derribar su utopía –no poseía los permisos necesarios–, más en sintonía con aquellas council houses británicas que se levantaron en barrios acomodados que con la idea de su colega de aglutinar a las mentes más brillantes del planeta. Como buen millonario, ha superado el trauma gastándose 14 millones en un rancho en Wyoming.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.