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Madres por el clima ante la inacción de los políticos

En el colegio de mis hijos hay carteles con las acciones convocadas y han organizado diversas actividades con espíritu ecologista

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Mis hijos duermen mientras escribo este texto. No es tarde, pero afuera apenas se escucha nada salvo el silencio y alguna moto descarriada. Supongo que es lo normal en una ciudad que se denomina dormitorio, que, por otro lado, empezó a orbitar precisamente como un satélite de la capital. Como la luna y la tierra. En este tipo de núcleos de población la gente no camina –en todo caso sale a hacer running–, así que el coche se ha convertido en las extremidades que marcan el compás de los desplazamientos. El colegio, el trabajo, los comercios, todo forma parte de un universo lejano al que nos dirigimos –y del que volvemos– con prisas.

Hoy termina la Semana Global de Acción por el Clima con una huelga mundial convocada por Fridays for Future y que ha sido respaldada por innumerables organizaciones que han sido agrupadas en Alianza por el Clima, Alianza por la Emergencia Climática y 2020 Rebelión por el Clima. Las motivaciones son más que plausibles: declarar la emergencia climática y exigir un planeta sostenible en el que poder vivir. Pasar de las palabras a los hechos, al fin y al cabo. “Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES y sobre el calentamiento global de 1,5 ºC del IPCC, que alertan de un rumbo que lleva al deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como a la extinción de 1 millón de especies que se encuentran gravemente amenazadas por la actividad humana. También se está al borde de un punto de no retorno frente al cambio climático”, reza el manifiesto de la convocatoria. Nuestra forma de vida no es sostenible por más tiempo.

En el colegio de mis hijos hay carteles con las acciones convocadas por Madres por el clima. Durante esta semana han organizado diversas actividades con espíritu ecologista y han ideado un espacio seguro para familias (babyblock) de cara a la manifestación que a las 18.00 h. saldrá de Atocha con dirección a la Puerta del Sol. Me pregunto qué entenderán ellos –con sus respectivos tres y seis años– por emergencia climática, y en qué momento de la vida una toma conciencia de la gravedad de asuntos como este. No me parece casual que hayan sido estudiantes y madres quienes hayan encabezado este movimiento de concienciación sobre la crisis climática y que, además, sean precisamente quienes estén presionando para que se tomen medidas reales para proteger al planeta. Los primeros, los estudiantes, cuentan con la fuerza de su honradez. O de su inocencia, que lejos de ser una carga es un recurso provechoso. Las segundas, las madres, quizás porque son las gafas de la maternidad las que desnudan la realidad y la dejan con toda su crudeza al aire.

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Fue precisamente el impulso de las movilizaciones estudiantiles del pasado 15 de marzo el que llevó a un grupo de mujeres a crear la iniciativa Madres por el clima. “En ese momento un grupo de madres que compartimos un grupo virtual de crianza decidimos unirnos a los movimientos contra el cambio climático. Después nos configuramos como un grupo virtual abierto, lanzamos un mensaje con la iniciativa y comenzó a unirse gente. En 36 horas el grupo se había colapsado y comenzamos a ampliar en redes sociales e internet”, cuenta Yetta Aguado al otro lado del teléfono.

A ese grupo nacido en Madrid al calor de la virtualidad se unieron en pocos días grupos de madres de otros puntos de España, siendo Canarias y Barcelona las primeras en incorporarse. Destaca Yetta el amplio espectro de familias que apoya el movimiento, desde colegios públicos y AMPAS a colegios privados, concertados o religiosos. “Pensamos que es básico poder llegar a capas muy diferentes de la sociedad. Va más allá de colores o recursos porque lo que importa es la protección de nuestros hijos e hijas”, mantiene.

Las teorías negacionistas ya no tienen apoyo: para la mayoría de los españoles el cambio climático es la mayor amenaza. “Parece que hasta que no lo vemos, no lo creemos”, dice Yetta. Y tiene razón, porque como ella misma cuenta hasta que no hemos visto cómo los océanos se inundaban de plástico no hemos sido del todo conscientes de la amenaza que supone el cambio climático para nuestra salud y la del planeta. Hay una responsabilidad individual que se traduce en pequeños actos de "ecologismo cotidiano" como puede ser cumplir con las famosas tres erres (Reducir, Reutilizar, Reciclar), comer menos carne (por ejemplo, practicando los #lunessincarne) o reducir el uso del coche. Sin embargo, desde Madres por el clima entienden que nuestra responsabilidad, y nuestra culpabilidad, es limitada: “Se trata de generar conciencia, y esa es parte de nuestra voluntad inicial: no culpabilizar, no señalar, sino compartir recursos. Se trata de que entre todos hagamos cambios que son absolutamente necesarios aunque sea por conciencia cívica.

A nivel político también se debe exigir la cuota de responsabilidad correspondiente. Esta semana lo ha hecho Greta Thunberg en la Cumbre del Clima de la ONU celebrada en Nueva York. La activista sueca de 16 años entregó junto a otros 15 niños y jóvenes una queja oficial contra los países firmantes de la Declaración de los Derechos del Niño por no proteger a la infancia frente al cambio climático. Urge para Madres por el clima escuchar a las nuevas generaciones y tomar “medidas valientes” que velen por la protección de la salud, aunque sean medidas que en primera instancia puedan ser impopulares. “Lo que está en juego es muy importante y a los políticos les pedimos y les exigimos responsabilidad, porque se está perdiendo un tiempo que es vital”, lamenta Yetta.

Vuelvo al colegio de mis hijos. A los carteles que acompañan sus paredes. “Emergencia climática”. Seguramente no seamos del todo conscientes del poder de la educación y de su impacto en el mundo que tripularán las nuevas generaciones. Eso si es que les dejamos algo más que los restos de un naufragio, claro. En esa línea van a seguir trabajando desde Madres por el clima, tejiendo redes en los centros educativos. Para aprovechar el inmenso campo para la concienciación y la formación que les ofrecen las escuelas. También pretenden seguir fortaleciendo la red nacional beneficiándose del trabajo llevado a cabo estos meses y de los recursos que han ido generando (desde permisos para poder proyectar cortos o películas a proyectos educativos medioambientales, charlas con Fridays for future, etc.). De momento hoy vuelven, volvemos, a las calles “para exigir de nuevo a los distintos gobiernos y administraciones medidas urgentes y contundentes por el futuro de nuestras hijas e hijos”.

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