Asalto al Área 51
Son las diez de la mañana. Abro los ojos, me levanto de la cama y voy a la cocina, donde me encuentro a mi hermana con el desayuno sobre la mesa mientras ve algo en Netflix a través del móvil. Como está absorbida por la fantasía que desprende su pequeño aparato electrónico, cojo el mío y abro Twitter. Veo que Gran Hermano VIP, Marvel y el Área 51 son tendencia. Con curiosidad entro en #Área51. Veinte millones de escalofríos empiezan a sacudir mi cuerpo cuando empiezo a leer de qué se trata. La vista se me empieza a nublar al ver a todos esos usuarios tuiteando sobre teorías conspirativas en pleno siglo XXI. Luego miro a mi hermana, que sigue hipnotizada por ese universo en el que se ha sumergido, y entiendo todo. Comprendo el motivo de que a las personas les preocupe más rescatar a unos hombrecillos verdes encarcelados en el desierto en el Estado de Nevada (EE UU) que salvar la selva amazónica. A las once y media de la noche cierro los ojos pensando en cómo la desinformación, las noticias falsas y tantas series y películas nos están asaltando la mente.
Naiara Cabezas Zabala. Ciérvana (Vizcaya)
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