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Tribuna
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Aún posible y necesario

Por complicado que sea un acuerdo entre las izquierdas, todavía hay tiempo para constituir un Gobierno progresista

Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Josep Borrell esperan la intervención de Pablo Iglesias en el Congreso.
Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Josep Borrell esperan la intervención de Pablo Iglesias en el Congreso. PABLO BLAZQUEZ (Getty Images)

Hace prácticamente dos años, primero de manera informal y luego de manera más sistemática, un grupo de personas procedentes de la izquierda catalanista expresamos nuestra preocupación por las consecuencias personales, políticas y sociales que estaba provocando la crisis territorial catalana. Siendo críticos con el desarrollo del procés, la disconformidad con la situación de prisión preventiva de los líderes independentistas nos llevó a formular nuestra primera opinión colectiva. Una opinión de protesta con la dinámica de judicialización en marcha. Frente a la querencia por el empeoramiento, en la que parecían estar instalados los Gobiernos de Madrid y Barcelona, nos pareció que muy modestamente podíamos abrir canales de diálogo y aportar argumentos mejoradores. Sería un buen prólogo. Ahora, ante la desazón que ha provocado la investidura fallida, expresamos de nuevo nuestro punto de vista. No para buscar culpables, para apostar por las soluciones. Para seguir escribiendo este prólogo. Por un acuerdo que aún es posible, mayoritariamente reclamado y creemos que necesario.

1. Sería un gran error caer en el fatalismo y la desmotivación tras el fracaso de la investidura. Un acuerdo de las izquierdas es complicado y difícil, pero es perfectamente posible, de aquí a septiembre. La posibilidad de un acuerdo no solamente no ha desaparecido, sino que las reacciones y reflexiones provocadas por el reciente desacuerdo han abierto una nueva oportunidad.

2. Además, es un acuerdo necesario, dada la actual situación. Si el acuerdo no se produce, una repetición electoral en las circunstancias previsibles en otoño (la desmoralización causada por el desacuerdo, la sentencia del juicio sobre el procés, la sacudida europea de un Brexit sin acuerdo, etcétera) puede dar lugar a una regresión en la correlación de fuerzas y la derrota de las esperanzas de mucha gente. Muchísima. No nos lo podemos permitir. El acuerdo es necesario, sea con un Gobierno de coalición o con un acuerdo programático común. Lo es también desde una perspectiva europea e internacional.

Hace falta que todo el mundo calibre qué puede significar un retorno al poder de una derecha que hoy depende de apoyos de la derecha extrema

3. Hay muchas cosas positivas que pueden y deben hacer con un Gobierno progresista en España: políticas y medidas sociales, ambientales y de género, decisivas para las condiciones de vida de muchos millones de personas. Necesitamos un Gobierno que trabaje por el empleo, por la igualdad de género, contra las desigualdades sociales, por el restablecimiento de los equilibrios ambientales, urbanos y territoriales.

4. Con respecto a Cataluña, es especialmente necesario un Gobierno de izquierda en España, de tal manera que el fuerte impacto emocional y político que se puede generar a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo no conlleve una espiral de involución, sino que abra una etapa de diálogo y de negociación de soluciones.

5. Podríamos retroceder dramáticamente si la derecha volviera al poder. Hace falta que todo el mundo calibre qué puede significar, en su gravedad histórica, en términos de retrocesos y peligros de toda índole, un retorno al poder de la derecha, que hoy es una derecha dependiente de la derecha extrema. Implicaría abrir un periodo de conflictos y divisiones en múltiples dimensiones: políticas, sociales y territoriales. Tal vez un nuevo capítulo nefasto de nuestra historia común.

6. La responsabilidad de los partidos y movimientos de izquierda es hoy extraordinaria. También la de sus dirigentes: hace falta que respondan a las necesidades y esperanzas de una mayoría social y electoral, descontenta por los desacuerdos producidos. Tienen que saber superar las heridas de una dura controversia. No sería una prueba de debilidad; al contrario, la fuerza y la firmeza son siempre flexibles. La falta de acuerdo, arriesgando peligrosamente que la derecha recuperara el poder, sería la peor de las heridas, una dura deslegitimación.

7. Los reproches mutuos no sirven de nada. La tentación de conseguir resultados favorables en una repetición electoral, que podría ponerlo todo en riesgo, no sería responsable. Hay que poner por delante las coincidencias, aquello que nos une, y dejar de lado concepciones y maneras contradictorias con el objetivo de un acuerdo cohesionado por la lealtad a un contrato común, que es un objetivo necesario y posible, a nuestro alcance.

8. Este acuerdo necesario y posible es, además, exigido y esperado por la gran mayoría de los votantes de izquierda. La fidelidad a las preferencias de sus electores —bien expresadas en los estudios de opinión— tendría que ser un argumento decisivo para los dirigentes de las fuerzas progresistas si no quieren decepcionar la confianza de sus votantes y frustrar sus esperanzas. Como parte de este electorado queremos dejar constancia pública de todo ello con esta declaración.

Este artículo lo firma el Grup Pròleg, integrado por Jordi Amat, Marc Andreu, Margarita Arboix, Oriol Bartomeus, Laia Bonet, Joan Botella, Victòria Camps, Joan Coscubiela, Jordi Font, Mercedes García-Aran, Gemma Lienas, Pilar Malla, Oriol Nel·lo, Raimon Obiols, Lluís Rabell, Joan Subirats, Marina Subirats y Josep Maria Vallés.

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