Los pueblos más bonitos de España, según los arquitectos (II)
Continuamos la búsqueda de los parajes con más encanto de España, esta vez guiados por la riqueza histórica y artística de sus monumentos. Muchos de ellos engloban la lista de patrimonio de la humanidad de la UNESCO, en la que nuestro país ocupa el tercer puesto
Nuestro país es uno de los más ricos del mundo por la importancia de su patrimonio histórico-artístico. No crean que esta afirmación procede del ardor patriótico, sino de fuentes relativamente objetivas: España es, tras Italia y China, el Estado que acumula más sitios en la lista de patrimonio de la humanidad de la UNESCO, con un total de 48. La rica y compleja historia de los territorios españoles, definida por las civilizaciones que han convivido o se han sucedido a lo largo de los siglos, nos ha dejado un lujoso legado monumental.
La mayor parte de estos hitos arquitectónicos se concentran en las ciudades que son (o en algún momento han sido) importantes capitales económicas, industriales y administrativas, pero el mundo rural también guarda sus tesoros. Una vez más, el estado de conservación de estos edificios es muy heterogéneo y en algunos casos la voluntad de mantenerlos como si no hubiera pasado el tiempo ofrece resultados más que dudosos. Pero, como señala Antonio Perla, profesor de Historia del Arte en la UNED: “Hay lugares de gran encanto fruto de actuaciones más o menos recientes en los que no se ha buscado ningún intento de suplantación, sino que se ha intervenido de manera muy correcta conceptualmente, con líneas totalmente identificables, empleando materiales contemporáneos junto a los restos del pasado recuperando sus espacios”.
Este sería el caso del pueblo de Santa María de Mave, en Palencia, “perfecto punto estratégico desde el que recorrer el románico palentino que lo circunda”. Junto a él, mostramos otros pueblos que han destacado nuestro jurado de expertos, formado por arquitectos, docentes y críticos.
Úbeda y Baeza (Jaén) — La joya renacentista
Quizá el caso más citado sea el de las poblaciones jiennenses de Úbeda y Baeza, joyas del Renacimiento rural español, que Perla considera visita obligada: “Ambas se han volcado en la recuperación y el desarrollo turístico de su patrimonio arquitectónico, convirtiéndolo en uno de sus mayores valores”. El arquitecto y profesor Valerio Canals, socio junto a Clara Moneo del estudio CanalsMoneo, también encuentra que su presencia en la lista es imprescindible “por ser uno de los conjuntos renacentistas más ricos y mejor conservados, pensado desde el diseño urbano, y por contar con excelentes ejemplos tanto de arquitectura civil como religiosa, donde destaca de entre todos la sacra capilla del Salvador, obra de Andrés de Vandelvira”.
Santillana del Mar (Cantabria) — La reina románica del norte
Ignacio Vleming, crítico y autor del libro sobre arquitectura Fisura, no quiere dejar de mencionar uno de los campeones certificados de nuestro “cuquismo” rural, este pueblo cántabro que ha recibido tantas críticas como alabanzas. Vleming se queda con la segunda cara de la moneda: “Santillana del Mar es reconocido como uno de los conjuntos histórico-artísticos más valiosos de España. A las casas solariegas y la colegiata de Santa Juliana, un extraordinario edificio de estilo románico que supone un hito de la ruta costera del Camino de Santiago, hay que sumar las cercanas cuevas de Altamira, declaradas patrimonio mundial por la UNESCO”.
Trujillo (Cáceres) — Tierra de conquistadores
La arquitecta y comisaria Mara Sánchez Llorens viaja hasta la tierra de los conquistadores para destacar la población en la que nacieron Francisco Pizarro y Francisco de Orellana: “Es ejemplo de arquitectura como documento histórico, con una plaza Mayor que es de las más bellas de España y del mundo. Esta es la arquitectura llevada a Perú, claramente reflejada en ciudades como Arequipa o la propia Trujillo peruana”
Pastrana (Guadalajara) — Princesas, conventos y tapices
Para Ignacio Vleming, “un paseo por la villa ducal de Pastrana, epicentro de la comarca de la Alcarria, nos permite imaginar cómo era la vida en esta pequeña corte del Renacimiento. El palacio en el que residió la princesa de Éboli, los conventos fundados por santa Teresa de Jesús y la colegiata de La Asunción, donde se conservan los tapices flamencos de Alfonso V de Portugal que narran las conquistas de Arcila y Tánger, son monumentos de enorme valor artístico e histórico”.
Getaria (Gipuzkoa) — Cuna de Balenciaga
El arquitecto y gestor cultural Javier Peña Ibáñez, director del festival de arquitectura efímera Concéntrico en Logroño, nos lleva hasta otra localidad también conocida por ser cuna de un explorador, en este caso el marino Juan Sebastián Elcano. “Es un municipio pesquero situado en el golfo de Bizkaia, a unos 25 km al oeste de San Sebastián. El casco antiguo, con su calle principal que da acceso al puerto, está repleto de edificios singulares como la iglesia gótica del siglo XV dedicada a San Salvador. El puerto, al que se accede continuando por la calle a través de un túnel excavado bajo la iglesia, conserva el aire pesquero con sus edificios y restaurantes. Getaria también alberga el Museo Balenciaga. El modista nació allí. Se trata de un un proyecto que recupera el palacio Aldamar y lo amplía con un edificio contemporáneo”.
Ezcaray (La Rioja) — Entre nobles tejidos
Javier Peña también elige esta localidad de su provincia natal: “Situado en el suroeste de La Rioja, es un municipio de apenas 2.000 habitantes que reúne gran parte de las cualidades de la región. Estructurado en un conjunto urbano con soportales, plazuelas porticadas y palacios, es uno de los mejor conservados y más característicos de La Rioja. También destaca la Real Fábrica de Tapices, fundada en 1752, hoy Albergue de la Real Fábrica y sede del Ayuntamiento. Toda esta arquitectura está enclavada en un entorno natural singular que da a la villa gran relevancia y atractivo”.
Bergara (Gipuzkoa) — Con miras al norte de Europa
Antonio Perla destaca otra localidad guipuzcoana, esta vez situada en el interior de la provincia: “Bergara es imprescindible para adentrarnos en las construcciones de los siglos XVI y XVIII, marcada e influenciada por la arquitectura del norte de Europa, con sorpresas como las placas de una estufa alemana del siglo XVI procedente de Núremberg con la efigie de Carlos V, colocadas en la fachada de una de sus casas principales (hoy el batzoki). O el impresionante bajorrelieve de la casa Jáuregi, inspirado en los grabados alemanes de comienzos del XVI”.
Almagro (Ciudad Real) — La singularidad de lo castellano
“Soy de Almagro, soy de Almagro, soy de la rica ribera donde se hacen los encajes, se guisan las berenjenas”, dice la canción popular. Valerio Canals deja a un lado tejidos y hortalizas para centrarse en la arquitectura de este pueblo manchego: “Su singular plaza Mayor combina en su diseño elementos propios de la arquitectura septentrional en una tipología puramente castellana, es una mezcla de espacio público y doméstico deliciosamente pintoresco. Mantiene vivo el corral de comedias, único en España por su antigüedad y estado de conservación, además de buenos ejemplos de arquitectura civil manchega, en un tejido urbano uniforme y compacto”.
Alquézar (Huesca) – Paisaje de gargantas y cañones
Ignacio Vleming nos da una lección de historia: “Esta localidad de la comarca del Somontano de Barbastro, en la sierra de Guara, debe su nombre al antiguo alcázar construido en el siglo IX para defender Al-Andalus del territorio cristiano del Sobrarbe. Sobre los cimientos de esta antigua fortaleza se levanta hoy la colegiata de Santa María la Mayor, con su claustro románico, sus pinturas tardogóticas y su órgano barroco. Pero la razón que hace único este conjunto monumental es su extraordinaria integración en un paisaje de gargantas y cañones que sobrevuelan los buitres”.
El Escorial (Comunidad de Madrid) – Mucho más que un monasterio
No sería sensato olvidar el pueblo que alberga uno de los monumentos más conocidos de nuestro patrimonio histórico, el real monasterio de San Lorenzo de El Escorial, obra manierista de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Pero hay mucho más que conocer en El Escorial. Como señala Antonio Perla, cuando hablamos de esta localidad “automáticamente pensamos en la gran fábrica levantada por Felipe II, pero lo que la gente suele ignorar es que, ligada a su edificación, hay toda una serie de posesiones y construcciones, y que algunas de ellas pueden ser contempladas gracias a la existencia del camino real de libre circulación por tratarse de una vía pecuaria".
Como indica Perla, el camino parte de un extremo de Villalba (por la Portillera del Monasterio, en la colonia de la Media Luna) y llega al cámping de El Escorial, "pasando por Monesterio y El Campillo. Después continúa por el puente de tres ojos sobre el Guadarrama atribuido a Gómez de Mora, seguido de otros dos pontones; y por la finca propiamente de El Campillo, en la que se encuentra la torre palacio levantada por orden de Felipe II. A menudo, admiramos, visitamos y protegemos espacios muy singulares y nos olvidamos de grandes conjuntos que, como en este caso, son parte inseparable de su historia”.
Tordesillas (Valladolid) – Arquitectura entre tratados
En esta población cargada de historia se firmó en 1494 el tratado por el que los Reyes Católicos y Juan II de Portugal se repartían América y el Atlántico, y no mucho después viviría allí su larga reclusión la reina Juana de Castilla, hija de los primeros. Antonio Perla da cuenta de sus vestigios materiales: “Aunque solo fuera por visitar el monasterio de Santa Clara ya valdría la pena desplazarse a Tordesillas. Aquí están también la iglesia de San Antolín, hoy museo del mismo nombre, la casa del Tratado y el puente sobre el río Duero”.
Ronda (Málaga) – Tras la huella romana y árabe
Con gran sentido de la épica, Valerio Canals destaca el enclave geográfico de esta localidad: “Es difícil pensar otro más impresionante y excepcional. Todo lo demás viene por añadidura en una ciudad que conserva un rico legado histórico, desde la herencia romana y árabe de su casco viejo a la más ilustrada ciudad del siglo XVIII, separadas por el Tajo de Ronda que el puente Nuevo cose heroicamente”.
Cuéllar (Segovia) – Tierra real y arte mudéjar
Aquí, Ignacio Vleming aporta jugosos cotilleos históricos: “El castillo de Cuéllar fue durante siglos la residencia de los duques de Alburquerque, entre los que destaca Beltrán de la Cueva, valido y tal vez amante del rey Enrique IV de Castilla, y según las malas lenguas también padre de la infanta doña Juana, llamada La Beltraneja. Con el tiempo el edificio se transformó en un palacio renacentista y en la villa se construyeron numerosas iglesias mudéjares que hoy conforman un hermoso conjunto. Destaca la iglesia de San Esteban, con sus bellísimos sepulcros”.
Toro (Zamora) – Entre pasado y futuro
Sin duda, la colegiata de Toro es un magnífico monumento románico del siglo XII. Antonio Perla destaca “su cimborrio gallonado y sus pórticos de la majestad, con la policromía recuperada, y el situado al norte, recientemente restaurado. También es interesante pasear por sus calles y visitar la excelente piscina municipal cubierta, ideada por el estudio Vier Arquitectos y construida con muros de tapial”.
Morella (Castellón) – Tesoros góticos y siniestros
Ignacio Vleming nos lleva hasta la comarca del Maestrazgo, entre Castellón y Teruel: “Allí se encuentra Morella, cuya ubicación en lo alto de un cerro y su abundante patrimonio histórico y artístico la convierten en uno de las localidades más fotogénicas de España. La iglesia de Santa María, con su escalera de caracol y su coro gótico, y el convento de San Francisco, en el que se conserva una curiosa pintura mural de la danza de la muerte del siglo XV, son dos de los tesoros que conserva”.
Sepúlveda (Segovia) – Cómo protegerse del turisteo
Antonio Perla aprovecha para criticar el falso histórico y los efectos del turismo de masas: “Sepúlveda es una villa que se debate entre dejarse o no dejarse arrastrar por la lacra de la medievalización, pero que ha sabido mantenerse con dignidad frente al proceso de la turistificación. Ya que señalamos pueblos en los que se da una concentración de monumentos, sin duda este lo es, con cuatro iglesias románicas, el castillo de Fernán González presidiendo la plaza Mayor y un buen número de casas principales o palacios, además del edificio de su antigua cárcel”.
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