Coincidencias asombrosas
¿Es casual que la Luna nos muestre siempre la misma cara y que su tamaño aparente sea idéntico al del Sol?
La Luna, gran protagonista del memorable cincuentenario que celebramos estos días, siempre ha sido fascinante y enigmática, y no ha dejado de serlo tras la visita de los humanos. Y dos de sus características más sorprendentes son su tamaño aparente y el hecho de que siempre nos muestre la misma cara.
El tamaño aparente de la Luna es idéntico al del Sol, lo que hace de los eclipses un fenómeno tan espectacular como interesante desde el punto de vista astronómico. Si el tamaño aparente de la Luna fuera menor, los eclipses serían como manchas viajeras sobre el disco solar y no permitirían observar la corona del astro rey de forma tan nítida, ni fenómenos tan interesantes como las perlas de Baily; y si fuera mayor, no nos perderíamos el espectáculo por defecto sino por exceso.
Como es bien sabido, el hecho de que la Luna siempre nos muestre la misma cara se debe a que su período de rotación es igual al de traslación: tarda lo mismo en dar una vuelta alrededor de su eje que en dar una vuelta alrededor de la Tierra. Esta asombrosa coincidencia, junto con el hecho de que su diámetro aparente sea igual al del Sol, ha dado lugar, a lo largo de la historia, a numerosas especulaciones. Pero ¿son auténticas coincidencias o hay alguna explicación científica para la cara oculta de la Luna y los eclipses totales? Invito a mis sagaces lectoras/es a reflexionar sobre ello.
Un gran satélite
La Luna es el satélite más grande del Sistema Solar en relación con el planeta que orbita: es solo 49 veces menor que la Tierra, como hemos aprendido en la escuela. Teniendo en cuenta que en su superficie la gravedad es un sexto de la terrestre (de forma que en la Luna un astronauta de 90 kilos, traje incluido, solo pesaría 15 kilos), ¿cuál de estas afirmaciones es cierta?:
a) La Luna es más densa que la Tierra.
b) La luna es menos densa que la Tierra.
c) Puesto que la Luna se formó a partir de un fragmento de la Tierra, sus densidades son casi iguales.
Debido a su gravedad muy inferior, la velocidad de escape en la Luna también es mucho menor que en la Tierra: solo 2,4 kilómetros por segundo. Aprovechando la ausencia de atmósfera, y por tanto de rozamiento y resistencia, ¿podría suicidarse un astronauta disparando al frente, de forma que la bala diera la vuelta a la Luna y se clavara en su espalda?
Se podría pensar que la velocidad de escape es directamente proporcional a la gravedad, pero no es exactamente así. En la Tierra es 11,2 km/s y en la Luna, como hemos visto, 2,4 km/s, mientras que la gravedad lunar es un sexto de la terrestre. A partir de los datos anteriores, ¿podemos deducir la fórmula de la velocidad de escape?
Y, volviendo a las coincidencias, invito a mis lectoras/es a señalar las que les hayan llamado especialmente la atención, dentro y fuera del ámbito de la ciencia propiamente dicha.
Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellosMaldita física,Malditas matemáticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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