Lo que la universidad africana ofrece al universitario español (y viceversa)
La ULPGC organiza habitualmente redes y jornadas con universidades de África para profundizar la relación afrocanaria. Y poco a poco se van sumando otras en toda España
Léopold Houndégnon Sodansou lleva cinco años dando clases de literatura contemporánea española y de cultura y sociedad del mundo hispánico en la Universidad de Abomey-Calavi, una institución educativa pública ubicada en la ciudad de Kouandé, al noroeste de Benín. Se doctoró en la Universidad de Almería y habla un español perfecto y reposado. "Benín es un país un tanto desconocido por su relativa tranquilidad, su democracia y la paz que reina en él desde hace muchos años", explicaba en un rincón del patio de Casa África. "No somos noticia, porque no pasa nada. Pero es un país que avanza. Hay un cierto interés, un interés seguro, por el español. Es el país donde más estudiantes hay de español en todo el oeste de África".
Sodansou hacía estas declaraciones en verano pasado, durante unas jornadas de internacionalización organizadas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que incluían a personal de universidades socias en proyectos KA107 de movilidad. La intención de este encuentro era favorecer la movilidad de estudiantes, técnicos y profesores universitarios en el espacio afrocanario. En el pasado curso académico, la ULPGC recibió a 22 estudiantes de siete países no europeos entre los que se incluían Argelia, Benín, Marruecos, Mauritania y Mozambique. Para la convocatoria de los dos próximos cursos, el Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación ha conseguido 93 becas para estudiantes africanos, que proceden de Benín, Cabo Vede, Camerún, Costa de Marfil, Mali, Mauritania, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Tanzania y Uganda.
Desarrollo y movilidad
El director del máster en Relaciones Hispanoafricanas de la ULPGC, el profesor Germán Santana, no lo duda: la movilidad es esencial para el desarrollo cultural, económico y la estabilidad política.
La vocación africana y africanista de la ULPGC es evidente. Es la segunda universidad española que recibe más fondos europeos de movilidad y se alía con otras instituciones, como la Fundación Mujeres por África, para aumentar la cuota extranjera no comunitaria (y específicamente africana) entre sus estudiantes e investigadores. Además, hace ya dos años, demostró su vocación de decantarse hacia África cuando encabezó la iniciativa de creación de la Red de Universidades del Noroeste de África y la Macaronesia (UNWAM). En estos momentos forman parte de ella 19 universidades de Marruecos, Benín, República Democrática del Congo, Senegal, Guinea Ecuatorial, Azores, Madeira, Cabo Verde, Mali y Mauritania, además de las dos universidades canarias.
Dagauh Komenan acaba de empezar el segundo año de doctorado en la ULPGC, inmerso en una investigación sobre la situación de seguridad en el Sahel y la implicación de las fuerzas internacionales en la zona, que vertebra en torno a migraciones y terrorismo. Completó en 2018 el máster de relaciones hispanoafricanas propio de la ULPGC tras concluir la carrera de Historia, con especialización en Relaciones Internacionales, en la Universidad Félix Houphouët-Boigny (UFHB), en Abiyán (Costa de Marfil).
"Los estudiantes africanos pueden aportar un enfoque nuevo a la universidad española", defiende en una pausa de un seminario, en el campus de Humanidades. "En mi caso, las formaciones historiográficas francesa y marfileña hacen que, al venir aquí, vea las cosas desde una perspectiva totalmente diferente a la de mis colegas españoles. Por ejemplo, para mí, Trajano era romano, no hispano, y Carlos V de Alemania y los Habsburgo no se relacionaban con España. Mi ángulo de visión es distinto y creo que complementa al que puedo encontrar aquí y viceversa".
Komenan opina que sus estudios en Canarias le permiten abrir el espíritu a otra manera de ver el mundo y a nuevas ideas. "El estado garante del bienestar es un concepto que no es obvio para nosotros, por ejemplo, pero que aquí se asume como algo normal", arguye. "La percepción de la democracia, de la libertad de expresión, de los derechos humanos y todo eso es diferente. Te das cuenta del peso real de tu país en el concierto de naciones y aprendes humildad. Sobre todo, tienes ganas de aportar los valores que adquieres a tu país".
Los estudiantes africanos pueden aportar un enfoque nuevo a la universidad española
Costa de Marfil es uno de los países que están convirtiéndose en una prioridad para universidades españolas como la de Cádiz, la de Valladolid o la propia ULPGC. Una de las técnicas que participó en la jornada de julio venía precisamente de este territorio, representando a la Universidad Nangui Abrogoua, antigua Universidad de Abobo, donde ejerce como vicepresidenta, encargada de la programación, la planificación y las relaciones exteriores. Se trata de una universidad relativamente antigua (1958) y pequeña, con unos 5.000 estudiantes, que intenta abrirse al exterior.
"Contribuimos a montar el proyecto Erasmus Plus con la ULPGC y hemos venido a descubrir cómo funcionan las cosas aquí para hablar con nuestros estudiantes y enseñantes", precisó ella, Hortense Atta-Diallo. "Sería interesante animar a nuestros estudiantes porque, cada vez más, en este mundo globalizado, queremos que se formen en el exterior. De la misma forma, queremos que la gente de aquí venga a nuestra universidad, a Costa de Marfil: los enseñantes, el personal administrativo, los estudiantes. No es un movimiento en un solo sentido. Es en los dos".
Atta-Diallo afirmó que hay similitudes en los programas de la Nangui Abrogoua y la ULPGC, pero también reconoció que las universidades marfileñas no están tan bien equipadas como las de otros países y carecen de capacidad para embarcarse en algunas investigaciones. "Nuestros estudiantes pueden venir a hacerlas aquí y regresar", adujo ella. "Si ustedes quieren estudiar historia o medioambiente africanos, no hay sitio mejor para hacerlo que con nosotros, donde está la materia de estudio y pueden tener supervisores y enseñantes del país".
Le acompañaba Djidiack Faye, profesor en la Universidad Gaston Berger y director del Departamento de Estudios Hispánicos, también responsable de la cooperación de su facultad de Letras y Ciencias Humanas. ""Hoy en día, las universidades deben desempeñar su papel en cuanto a la cooperación entre países y la internacionalización de las comunidades", afirmó él, en un español impecable. "Permite un intercambio de conocimientos y experiencias. Es un canal diferente del habitual, que es el político o el diplomático. Es el canal de las ciencias, el canal universitario, de la investigación y de la docencia".
Faye señaló que su universidad ha recibido "siempre" a estudiantes y profesores de la ULPGC y que el movimiento se ha dado en los dos sentidos. "Acabamos de hablar del máster de relaciones hispanoafricanas y creo que la Gaston Berger puede impartir muchísimas clases en él, con profesores muy especializados", sugirió. "Puede ser un intercambio interesante. Podemos tener un máster común de estudios africanos, porque Senegal está cerca también de las Islas Canarias y la universidad tiene una experiencia muy importante y grandes especialistas de África en todos los ámbitos de la investigación y de la ciencia. Lo que podemos dar es muy importante y sería interesante que la ULPGC pudiera aprovechar esta oportunidad para reforzar su staff docente y para el intercambio de profesores y alumnos en el marco de la cooperación entre ambas universidades".
Erasmus, un viaje de ida y vuelta
Aprender. Formarse con enseñanzas de ida y vuelta. Compartir metodologías, técnicas de estudio, investigaciones, experiencias. Cada vez más son los alumnos españoles que van a estudiar a los países africanos y los africanos que se forman en universidades de España. Los datos del programa Erasmus+ lo revelan con claridad. Durante el curso pasado, había 390 estudiantes de países subsaharianos que tuvieron una movilidad en España, frente a los 324 del año anterior. Y fueron 112 los españoles que se "mudaron" a alguna universidad de la zona a formarse, casi el doble que el curso anterior (58), según datos del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación.
"En el ámbito académico te da mucha apertura estudiar fuera, pero también en lo personal. Es una experiencia muy recomendable. La información que llega normalmente sobre los países africanos suele ser negativa en general, pero es todo lo contrario", considera Germán Pinto, un alumno sevillano de Estudios Árabes Islámicos que disfrutó de una beca Erasmus+ en la Universidad de Fez (Marruecos). Al ser de los primeros en participar con este acuerdo, la gestión fue más compleja, una experiencia que irán viviendo los pioneros en abrir estas oportunidades. "Con tiempo y ganas se consiguen resolver los trámites. Y ahora espero que sea más fácil para los próximos que vengan. Si volviese atrás, volvería a vivir la experiencia", apunta Pinto, que reconoce también que en concreto en Marruecos notó diferencias en la convivencia entre los hombres y las mujeres.
El programa Erasmus+, que cumplió 30 ediciones el curso pasado, permite también que la movilidad no sea solo entre países europeos, sino con todos los continentes, lo que facilita los convenios entre universidades. El año pasado, se abrió por primera vez un acuerdo entre la Universidad de Granada y Jartum (Sudán), una iniciativa que se suma a las que ya tenía aprobadas previamente para alumnos de Lomé y Kara, en Togo. "Conseguimos en total 20 movilidades de estudiantes, profesores y personal de Administración y Servicios. La mayoría de ellos vienen de allí hasta aquí y así conocen el procedimiento de trabajo para poder implantarlo en su país de forma parecida", apuntó entonces Domingo Barrera, director del centro de cooperación al desarrollo de la Universidad de Granada.
Además, cada universidad tiene otros programas propios y específicos o convenios con otras entidades. Es el caso de la Universidad de Granada con la Fundación Mujeres por África, que ha acogido a cinco alumnas en dos cursos anteriores a este. Dos ugandesas, una de Namibia y otra de Kenia. Olga Livale es una de las beneficiarias de Uganda, que culminó en Granada su Máster en Económicas después de haber pasado 11 meses en la ciudad andaluza. "Estudiar aquí es totalmente diferente. Se fomenta el pensamiento independiente, no se siente vergüenza por decir tus ideas y expresarte por ti mismo. Dan confianza en ti", apuntó Livale como lo más destacado de su experiencia.
Tras su estancia regresó a Uganda con la esperanza de quedarse en su país. "Por supuesto, si hay oportunidades, vuelvo a casa. Aunque también me gustaría salir y ver el mundo, aprender más español y ver las oportunidades", señaló entonces la estudiante, que tiene una pequeña confitería en su país y planeaba dar charlas y moverse por su país para dar a conocer su experiencia. "Haré saber a mis compañeros de Uganda lo que he aprendido. No todo el mundo tiene la posibilidad venir aquí", señaló la estudiante, que considera también interesante que los europeos vayan a estudiar a Uganda. "Tendrán una forma diferente de aprender, y conocer nuestra cultura, que es distinta", añadía.
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