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Así lucen Las meninas de Velázquez…sin Las meninas de Velázquez

De la muchedumbre a la soledad, del ruido al silencio. El artista José Manuel Ballester soñó en el Prado un universo pictórico desnudo de seres vivos. Solo el escenario permanece. Resultado: una desolación visual… y un ensayo conceptual. El arte que es y el que pudo ser.

SIEMPRE HE PENSADO que si todos los recursos que conforman la cultura —entre ellos, el lenguaje verbal y el visual— existen no es solo por la necesidad de comunicarnos, sino también porque nos permiten perpetuar nuestra existencia a lo largo del tiempo. El presente se va enriqueciendo con la actividad artística de nuestros antecesores y es fruto de ese acervo cultural que nos ha sido transmitido.

Desde muy joven he visitado con frecuencia el Museo del Prado y recorrido su laberíntica estructura, empapándome de esas emociones que me producían las obras que contemplaba. Un lugar que rebosa universalidad y miles de enigmas porque el arte es capaz de mantenerse en el espacio de lo enigmático, lo mágico y a veces de lo incomprensible. Cada obra nos invita a entrar en su universo y una vez dentro de él puedes pasar mucho tiempo atraído por múltiples estímulos y matices.

En un determinado momento, hace ya más de 12 años, decidí intervenir en algunas obras que consideré significativas en la historia del arte con la idea de alterar la secuencia temporal que se representaba en ellas mediante la supresión de todos sus elementos narrativos. De esta forma, conseguía trascender su temporalidad e imaginar lo que podría haber sucedido en aquellos escenarios o lo que podría estar por suceder. Es entonces cuando paisaje, arquitectura y espacio cobran toda su importancia y se erigen como elementos sustanciales.

Esta alteración de la historia que narra cada obra modifica también sus cualidades iconográficas y ofrece al espectador la posibilidad de interpretarla de muy diferentes maneras. 

Perro semihundido (y en este caso, desaparecido), de Goya.

La sangre de los fusilados, único resto de El 3 de mayo en Madrid, de Francisco de Goya.

Duelo a garrotazos, pintura negra de Goya, se ha quedado desierto en la versión de Ballester.

Las meninas de Velázquez…sin Las meninas de Velázquez.

El jardín de las delicias, de El Bosco, vaciado de sus monstruos y de sus criaturas celestiales.

Escenas de La historia de Nastagio degli Onesti, de Sandro Botticelli, según Ballester.

El embarco de Santa Paula Romana, de Claudio de Lorena (hacia 1639).

La Anunciación, de Fray Angelico.

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