En estos dos países ricos los derechos de los niños no son prioritarios
Nueva Zelanda y Reino Unido aparecen a la cola del Índice anual sobre cumplimiento internacional de la Convención sobre los Derechos del Niño publicado hoy por la ONG KidsRights
Nueva Zelanda y Reino Unido, dos naciones ricas y desarrolladas, discriminan a los menores refugiados e inmigrantes al no invertir bien los recursos económicos de que disponen en la defensa de sus derechos. Así lo indica KidsRights, una ONG internacional con sede en Holanda, en su Índice anual sobre el cumplimiento internacional de la Convención sobre los Derechos del Niño (1989). Publicado este martes, ambos países aparecen en los puestos 169 y 170, respectivamente. Islandia encabeza la lista y Afganistán la cierra, en el 181. España está en la plaza 80.
KidsRights elabora el índice junto con la universidad Erasmus, de Róterdam, y denuncia “la brecha entre los derechos de la infancia reconocidos a escala internacional y la realidad de sus vidas”. En el caso británico y neozelandés, junto a las desventajas padecidas por menores [extranjeros] refugiados e inmigrantes, los autores muestran a su vez su preocupación “por el hecho de que la voz de los de clases sociales menos favorecidas sea allí ignorada sistemáticamente a la hora de aplicar normas que les afectan”.
Los derechos de la infancia analizados por la ONG contemplan cinco apartados: vida, salud, educación, protección y entorno favorable. “Reino Unido y Nueva Zelanda puntúan mal en todos ellos y no le han puesto remedio a pesar de las llamadas de atención recibidas, de ahí su mala posición”, afirman portavoces de la organización. España obtiene una nota media en los indicadores relativos al interés del niño y la legislación pertinente, y una puntuación baja en cuanto a no discriminación, respeto por las opiniones, mejor presupuesto disponible y recopilación de datos. “A pesar de los esfuerzos realizados por España, se expresa preocupación por la discriminación racial y la estigmatización de los niños gitanos y con antecedentes migratorios”, dice el texto.
Si bien todos los países del mundo, excepto Estados Unidos, han ratificado la Convención, no todos recogen sus datos, y el índice se ha elaborado con los existentes en 181. El apartado dedicado al entorno se considera esencial porque indica el grado de no discriminación, interés por el bienestar del menor, respeto por sus ideas y participación en las decisiones tomadas sobre su futuro. También ilustra esta sección los avances legislativos a su favor, los fondos destinados a atender sus necesidades y la cooperación de la sociedad civil. Los cinco principales factores evaluados tienen el mismo peso, pero se tienen en cuenta los recursos disponibles en cada país para dedicarlos a la infancia. “De ahí que algunos países ricos aparezcan en puestos muy por debajo de otros más pobres, ya sea porque no han utilizado bien el presupuesto en su mano o porque no han prestado atención a la discriminación infantil”, explican los autores.
España obtiene una nota media en los indicadores relativos al interés del niño y la legislación pertinente, y una puntuación baja en cuando a no discriminación
Marc Dullaert, antiguo defensor nacional del Menor y presidente de la ONG, no oculta su sorpresa “ante la evidencia de países cuyo crecimiento económico no se ve reflejado en el bienestar infantil”. Otros, sin embargo, “se han esforzado y están en un buen lugar teniendo en cuenta sus economías”, añade, y resalta el caso de Tailandia (puesto 14) y Túnez (15). Aquí se subraya el trabajo realizado “para crear una atmósfera favorable a la niñez, por ejemplo, reduciendo la tasa de embarazos de adolescentes, como en Túnez”.
En el índice, Islandia es seguida de Portugal, Suiza, Finlandia y Alemania. Holanda aparece en sexto lugar, pero Dullaert critica la falta de atención prestada a la caída del índice de vacunación del sarampión: ha bajado hasta un 92,2%, por debajo del 95% considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud. Como se trata de la salud infantil, y las vacunas son voluntarias en el país, Dullaert aconseja establecer un calendario obligatorio para evitar brotes.
Los expertos a cargo del Índice advierten de que el crecimiento económico debería mejorar las condiciones de vida de la población, y por ende de los menores, pero sus derechos no siempre se respetan. “China, Myanmar e India, tres de las economías que más crecieron entre 2010 y 2016 han descendido en el Índice, y según el Comité de la ONU para los Derechos del Niño, China no invierte lo suficiente en ellos”. En Myanmar la educación no remonta, con un promedio de 10 años de escuela. Y en India, un 36% de los menores de 5 años está malnutrido. “Al ritmo que llevan sus economías, deberían invertir más para compensar sus carencias”, sigue el informe. China aparece en el puesto 105, India el 117 y Myanmar en el 133.
“Los países desarrollados pueden y deben esforzarse más en la defensa de los derechos del menor, y tomarse mucho más en serio los principios de la Convención”, ha asegurado el etíope Benyam Dawit Mezmur, miembro del Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra newsletter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.