Izquierda/derecha
Asistimos a una reinvención del bipartidismo, con dos partidos a cada lado de la línea que marca el centro
Resulta que la derecha y la izquierda no estaban muertas y de cara al domingo asistimos a una reinvención del bipartidismo, con dos partidos a cada lado de la línea que marca el centro. Y un quinto de extrema derecha, que supone —junto a los defensores de la vía unilateral para Cataluña— la amenaza más concreta sobre el espíritu y la letra de la Constitución del 78. Llegamos al tramo final de la campaña sin que PP y Cs hayan descartado pactar el próximo lunes un Gobierno para España con quienes proponen suprimir las autonomías o derogar la Ley de Violencia de Género.
Arriba y abajo, jóvenes y mayores, urbanitas y rurales, digitales y analógicos. Llevamos años escuchando embobados cómo la caída del muro y la globalización habían borrado del todo la frontera ideológica clásica, sustituida por estas otras dicotomías reales. Esta misma semana, Marine Le Pen lo repetía en este periódico. Y lo repiten como un mantra quienes, legítimamente, se han ido de la izquierda a la derecha, por pura evolución personal o por convencimiento intelectual. Suelen ser los principales adalides del “ya no existen ni la derecha ni la izquierda”, aunque en estos casos, la insistencia parece más un asunto de diván que de análisis político.
Los mejores años europeos fueron fruto de la época en la que las dos opciones se reconocieron, respetaron, confrontaron y colaboraron. La Guerra Fría y el Estado de bienestar neutralizaban entonces las pulsiones extremas y excluyentes, que han vuelto ahora en tropel.
En España, también la nueva política habló de superar la vieja distinción. Pero Pablo Iglesias renunció a la transversalidad en Vistalegre II, y Albert Rivera renunció a la centralidad tras la moción de censura. Su veto al PSOE ha terminado de delimitar el campo de juego de estas elecciones. No sabemos qué pasará después, pero a los electores se lo han puesto transparente: Bloque de la izquierda-bloque de la derecha. Y con argumentos igualmente clásicos. La política fiscal es el único y auténtico margen de maniobra que tiene hoy un Gobierno nacional. Y a la pregunta: ¿Quiénes y en qué proporción deben pagar los impuestos que sostengan la educación, la sanidad y las pensiones públicas? Con matices, pero del centro a la extrema derecha responden con una bajada de impuestos. Del centro a la izquierda responden con subidas impositivas.
Hoy, como ayer.
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