_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La perdición de Donald Trump

El informe del fiscal especial Robert Mueller es un combustible magnífico para mantener en jaque al trumpismo en lo que queda del actual mandato presidencial y evitar que repita en 2020

Lluís Bassets
El presidente de EE UU, Donald Trump, junto al presidente ruso, Vladimir Putin, el pasado 16 de julio en Helsinki.
El presidente de EE UU, Donald Trump, junto al presidente ruso, Vladimir Putin, el pasado 16 de julio en Helsinki. BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

Trump no tiene salvación. La escrupulosa investigación del fiscal especial Robert Mueller le permite exhibir la fantasía de su total exoneración de los cargos de conspiración con el Kremlin y de obstrucción a la justicia. No ha sido poca la ayuda prestada por el fiscal general William Barr, nombrado expresamente para esta tarea, gracias al resumen inicial con el que ha vendido la exoneración de un delito y la inexistente inculpación por el otro.

El informe Mueller es una bomba y así ha sido tratado, con la delicadeza y la lentitud que requiere mover material explosivo. Primero con el resumen de Barr y ahora con la publicación del informe censurado, de forma que el Congreso deberá pelearse para la publicación íntegra.

Aun así, la Casa Blanca que Mueller describe, caótica, corrupta y mentirosa, no desmerece de las descripciones más alarmantes realizadas por Bob Woodward en Miedo y por Michael Wolff en Furia y fuego. Pero el fiscal especial no ha buscado una inculpación directa de Trump, consciente de los privilegios presidenciales y de la dificultad de una destitución por el Congreso, el impeachment que necesita el obligado consenso republicano en el Senado.

Trump no conspiró directamente con Putin y no hubo por tanto colusión, un delito por otra parte inexistente como tal. Pero aceptó encantado un auténtico plan de campaña organizado por Rusia para cerrar el paso a Hillary Clinton y darle a él la presidencia. Trump tampoco llegó exactamente a obstruir la acción de la justicia, pero lo intentó e incluso lo ordenó al menos 10 veces, y si no llegó a delinquir fue gracias a que sus colaboradores incumplían y obstaculizaban sus órdenes.

El informe es un combustible magnífico para mantener en jaque al trumpismo en lo que queda del actual mandato presidencial y evitar que repita en 2020. En buena parte depende de los demócratas y de su capacidad para encontrar el candidato que pueda vencerle en las urnas. Pero también depende de la vergüenza torera de los republicanos —e incluso de su patriotismo— para seguir sosteniendo a un presidente tan tramposo, incapaz, tóxico para los intereses de Estados Unidos y perturbador del orden internacional.

El informe constituye un inestimable testimonio de la capacidad de regeneración de la democracia estadounidense, y especialmente del buen funcionamiento de la división de poderes y de los famosos checks and balances (controles y equilibrios). Mueller ha empezado a reparar lo que Trump ha destruido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_