Había un proyecto y un plan
El comandante 29100C de la Guardia Civil es un tipo en general seguro; más dubitativo al responder a las defensas. Irregular.
Había un proyecto ideológico para romper el Estado, un plan estratégico para aplicarlo y el diseño de una arquitectura legislativa con que reemplazarlo en Cataluña.
La 31ª jornada del juicio lo recordó ayer. Sirvió para ello el comandante 29100C de la Guardia Civil, segundo del teniente coronel Daniel Baena, responsable policial de la investigación. Un tipo en general seguro; más dubitativo al responder a las defensas. Irregular.
Aunque más creíble que los forofos de la exageración: no habló de “artefactos explosivos” para designar la “ropa quemada” en el cuartel de Igualada; reconoció que se empezó a hablar de referéndum “negociado”, lo que acabó en “unilateral”, así que alguien más que el Govern impulsó la deriva suicida...
29100C no sacralizó las pruebas indiciarias escritas más insidiosas, el papel apócrifo Enfocats y la agenda Moleskine de Josep Maria Jové, segundo de Oriol Junqueras.
Pero supo darles carta de naturaleza. Pautaban la estrategia en planos sucesivos: doble legislación; conflicto económico, social y político; desobediencia; estructuras de Estado; referéndum: secesión.
Todo mediante un concierto público-privado (Govern con ANC, AMI y Òmnium) donde ninguna entidad “estaba por encima de otra”.
Completaba la estrategia un plan para el “control del territorio”. Eran 52 decretos leyes de “cómo llevar a cabo la implantación de la república”, incluido hasta “el traspaso del personal” en un plazo de seis meses.
Un ejemplo del detallista detalle táctico fue el call center montado para el 1 de octubre, con sus 100 ordenadores, sus pantallas, su centro de datos...
Que luego “no fuesen capaces de gestionar” siquiera el flamante “registro de catalanes en el exterior” es menos relevante.
Que luego sus patrocinadores se fueran de fin de semana y todo acabara en el agua de borrajas de Waterloo, no implica que Jové fuese un profesor chiflado, un Tornasol. Aquello acabaría en ridículo, pero fue muy serio. Y muy peligroso para el orden legal.
El comandante apuntaba mejor que remataba. Acreditó por un mensaje al jefe de Òmnium que los levantiscos pretendieron “garantizarse mucha gente de todas las edades” como escudo humano de las urnas. Pero falló al concretar que fuesen “niños y mayores”.
Claro que ¿qué implica “de todas las edades”? También niños y mayores, con perdón.
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