Los multimillonarios británicos prefieren vivir en paraísos fiscales
Uno de cada tres de los 93 magnates de Reino Unido que poseen más de mil millones de libras viven fuera del país en busca de calidad de vida, buen clima y... menos impuestos
De los 93 ciudadanos británicos cuya fortuna, según la última Sunday Times Rich List, supera los mil millones de libras, 28 han elegido vivir en paraísos fiscales como Mónaco, Suiza, las islas del Canal, las islas Caimán, Bahamas, Belice o las Islas Vírgenes Británicas, según asegura una reciente investigación del diario inglés The Times. El periódico, que ha publicado perfiles de cada uno de esos superricos y ha intentado recabar –normalmente, sin éxito– su versión de los hechos, averiguó dónde están inscritos como residentes habituales a través de la documentación de sus respectivas empresas, que es de acceso público, aunque el informe alude solo a su domicilio personal y no a la sede de sus negocios, que en muchos de los casos sigue siendo Reino Unido.
Las circunstancias vitales de estos 28 grandes potentados son muy diferentes. Algunos han sido nombrados Sir o Dame; varios se han significado políticamente; y la mayoría tienen también un lado filantrópico que beneficia a causas como la educación o el medio ambiente. Unos –como la cantante y ex Miss Reino Unido Kirsty Bertarelli, casada con el magnate e inversor suizo Ernesto Bertarelli, cuyo patrimonio conjunto asciende a 9.659 millones de libras–, llevan décadas radicados fuera; otros –como Simon Nixon (1.200 millones de libras), fundador de Moneysupermarket.com, que se mudó a Jersey en 2013 justo antes de vender su parte de la empresa–, habrían evitado con un traslado oportuno el pago de una enorme suma en concepto de dividendos. Pero, salvo escasas excepciones, lo que todos tienen en común –además de la cantidad de ceros que exhibe su cuenta corriente–, es que no achacan su lugar de residencia a motivos fiscales, sino a factores como el clima o la calidad de vida. Por ejemplo, Sir Stelios Haji-Ioannou (2.950 millones de libras), fundador de la aerolínea Easyjet, ha dicho que si se trasladó a Mónaco en los años 80 es porque se trata de “un lugar seguro, pequeño y con buen clima junto al mar”.
El número uno de la clasificación corresponde a Sir Jim Ratcliffe (21.050 millones de libras), considerado el hombre más rico de Reino Unido según la Sunday Times Rich List 2018. El año anterior Ratcliffe ocupaba el puesto 18 de esa lista pero, según publicó en agosto The Guardian, él mismo hizo saber al periódico que habían subestimado el valor de sus propiedades (entre ellas, una mansión en New Forest y dos superyates) y de su empresa, Ineos, una multinacional especializada en químicos que emplea a 18.500 personas. Según sostiene The Times, el recientemente nombrado caballero y brexiter prominente está en pleno proceso de traslado a Mónaco, lo que podría ahorrarle hasta 4.000 millones de libras en impuestos.
En cuanto al multimillonario británico más mediático, Sir Richard Branson (4.525 millones de libras), su traslado no es un asunto reciente: tras comprarse en 1979 su propia isla, Necker Island, que forma parte de las Islas Vírgenes Británicas, el propietario del grupo Virgin y su esposa se mudaron allí de forma permanente en 2005, aunque en 2017 el huracán Irma destruyó su casa. Branson también intentó ejercer su influencia en el referéndum sobre el Brexit, pero desde la posición contraria a la de Jim Ratcliffe. Remainer declarado, una de sus empresas, Virgin Management, invirtió casi medio millón de libras en la campaña por la permanencia en la UE.
Algunos de los empresarios señalados por The Times en su informe también se han visto implicados en otro tipo de escándalos que no tienen nada que ver con su estatus fiscal. Es el caso del joyero Laurence Graff (3.770 millones de libras), conocido como “el Rey de los Diamantes”, que en 2009, con 71 años, fue padre de una niña nacida de una relación extramatrimonial con una exempleada que estuvo a punto de costarle el divorcio (su esposa se lo pensó mejor en el último momento). O de Sir Philip Green, que el pasado otoño fue objeto de una investigación judicial por sus supuestos abusos verbales continuados en el ámbito laboral, y cuya esposa, Lady Christina Green (2.000 millones de libras entre ambos), reside en Mónaco y consta como única dueña del grupo textil Arcadia, con marcas como Topshop (Sir Philip, según el periódico, recibe un sueldo de la compañía y es residente en Reino Unido a efectos fiscales).
The Times también hace hincapié en los lazos que varios miembros de este grupo de élite han seguido manteniendo con la política británica a través de donaciones, pese a no estar establecidos en el país. Uno de los grandes benefactores es el polémico Lord Ashcroft (1.200 millones de libras), barón y político retirado (además de responsable de una biografía no autorizada sobre David Cameron) afincado en Belice, que habría aportado medio millón de libras a los tories en los meses previos a las elecciones generales de 2017. A él precisamente se refirió la escritora JK Rowling en un artículo de 2010 en el que explicaba que ella había decidido seguir residiendo (y tributando) en su país, entre otros motivos, porque estaba “en deuda con el estado del bienestar británico”: “No puedo evitar sentir que habría sido despreciable salir disparada a las Indias Occidentales al aroma del primer cheque de siete cifras por derechos de autor. Esta, si lo desea, es mi noción de patriotismo. Con las pruebas disponibles, sospecho que es la idea de Lord Ashcroft de ser un idiota”.
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