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Otros tres éxitos de Shakira (incluido ‘Waka Waka’) donde planeó la sombra del plagio

El caso de 'La bicicleta' ha llevado a la artista a los tribunales, pero ya antes algunas de sus canciones fueron cuestionadas

Shakira durante un concierto en el Madison Square Garden de Nueva York en agosto de 2018.
Shakira durante un concierto en el Madison Square Garden de Nueva York en agosto de 2018.Getty Images

El cubano Liván Castellano Valdés es el último que ha denunciado por plagio a una canción de la colombiana Shakira (Barranquilla, Colombia, 1977) y el primero que la ha llevado ante los tribunales esta misma mañana en Madrid. La bicicleta, el vallenato que Shakira cantó con Carlos Vives, y Te quiero tanto, una canción de salsa publicada por el Valdés en 1997, son los temas de la discordia. "La otra canción es una salsa. Aquí y en la China. Y lo nuestro es un vallenato", declaraba esta mañana Shakira.

'Te quiero tanto' y 'La bicicleta', las dos canciones protagonistas de último caso de supuesto plagio en la industria musical latina.

Es complicado concluir si ha habido plagio o no. Las similitudes no son obvias. Se repite algún acorde y alguna frase, pero eso es moneda de cambio habitual en el mundo de la canción, donde las mismas frases de amor y los mismos giros melódicos pegadizos tienden a repetirse en diferentes canciones. Lo que es indudable es que la sombra del plagio parece perseguir a Shakira desde hace años, con acusaciones a menudo infundadas y que se resolvieron de diferentes formas.

'Hips don't lie': las caderas no engañan, pero la falta de comunicación sí

El supuesto plagio. Hips don't lie (2006), su mayor éxito en Estados Unidos y todavía hoy uno de los sencillos más exitosos del siglo XXI, atesora unos trece millones de ejemplares vendidos entre ventas físicas y descargas. La parte instrumental de trompeta que da inicio a la canción es tan obviamente igual a la que da inicio al tema Amores como el nuestro, de Jerry Rivera (publicado en 1992), que se diría que es un sample (un trozo de otra canción que se toma prestado como aportación para crear una canción nueva y por el que el autor original recibe una compensación económica en forma de derechos).

El ejemplo más famoso de la música comercial podría ser Hung up, de Madonna (2006), con un estribillo construido alrededor de la melodía instrumental del clásico disco Gimme! GImme! Gimme! (A Man After Midnight), de Abba (1979). La cifra que se llevó el grupo nunca se hizo pública, pero medios como el Telegraph hablaron de "un lucrativo acuerdo".

La solución. Resulta que el caso estaba solucionado antes de la denuncia pública. Rivera se quejó amargamente en televisión en 2006 de que ni Shakira ni Wyclef Jean (productor del tema) le habían pedido permiso para usar ese extracto... pero resulta que su discográfica ya se lo había pedido al autor del tema (Rivera solo era intérprete). El panameño Omar Alfanno dio su aprobación, figura entre los seis autores del tema y se llevó, por lo tanto, una compensación económica por el uso de esa parte de su canción. Este problema no fue de plagios: fue, más bien, de falta de comunicación.

'Loca': para loca, la enrevesada historia de esta canción

El supuesto plagio. No había en Loca (2010), como en la versión anterior, una parte copiada o inspirada de otro tema, sino que prácticamente toda la melodía y la letra eran iguales a las de Loca por su tíguere, del rapero dominicano Edward E. Bello Pou, alias El Cata. Pero El Cata era uno de los compositores de la canción, que la dio a Shakira para que la hiciese popular y compartió créditos con ella (ya que la colombiana hizo algún cambio y aportación). No es nada nuevo: a menudo canciones que triunfan con un intérprete conocido ya habían sido publicadas anteriormente por alguien de menos nombre y no fue hasta que una estrella las interpretó cuando triunfaron en las listas. ¿Ejemplos? Girls just wanna have fun, de Cyndi Lauper; I love rock and roll, de Joan Jett; Ray of light, de Madonna, o Torn, de Natalia Imbruglia siguieron este camino. Sin embargo, el giro llegó cuando un dominicano llamado Ramón Arias Vázquez y la pequeña discográfica Mayimba Music denunciaron a El Cata: esa canción, dijeron, era igual que una suya de los años noventa.

La solución. Un juez federal de Nueva York confirmó en 2014 que la canción era un plagio. Uno, en todo caso, en el que Shakira no había tenido responsabilidad, pues el autor del delito habría sido El Cata. En el fallo de agosto de 2014, el juez obligó a las partes a sentarse a negociar y ver a qué tenía derecho Arias Vázquez como autor de la canción, que se convirtió en una de las más exitosas en el mundo latino en 2010 (vendió cinco millones de copias). Sin embargo, un nuevo giro llegó a esta historia en 2015: un juez dictaminó que Arias había mentido a la corte y había fabricado evidencias (una cinta de casete donde se le escucharía cantar el tema muchos años antes) para su historia. El nombre de El Cata y Shakira quedaban, por lo tanto, limpios. Y Loca sigue sonando hoy insistentemente en todas las discotecas y chiringuitos.

'Waka Waka': la canción con mil orígenes

El supuesto plagio. Esta canción se bailó en todos los lugares del mundo durante el verano de 2010. Especialmente en España, donde quedará para siempre como la melodía que recuerda nuestra victoria en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica (del que la canción era banda sonora oficial). La canción ha vendido unos quince millones de unidades y es uno de los éxitos de Shakira que, junto a Hips don't lie, está entre los sencillos más exitosos de la historia. Pero otro punto une a esta pieza con aquel otro éxito: la controversia por un supuesto plagio. El estribillo es exactamente igual que el de la canción Zamina mina (Zangaléwa), de Golden Sounds y publicada en 1986. Y de hecho, el grupo aparece acreditado entre los autores. Sin embargo, Golden Sounds sencillamente utilizó e hizo famoso en todo el mundo una canción popular de la zona que ya cantaban soldados y manifestantes en Camerún, Zangalewa. Una canción que, como todas las que pertenecen al acervo popular y se transmiten de generación en generación, no tiene autor conocido ni derechos que cobrar. La acusación de plagio vino de parte del público, que señaló que el estribillo era igual que el del tema El negro no puede (escrito por Wilfrido Vargas, "el rey del merengue", e interpretado por el grupo Las Chicas del Can).

La solución. De nuevo, un asunto de perspectiva. El propio Wilfrido se pronunció respecto al supuesto plagio manifestando que si los estribillos se parecían era porque, efectivamente, eran el mismo: él también había tomado la canción Zangaléwa para el suyo. "¿Con qué motivo y con qué derecho yo puedo demandar sobre una cosa que no es mía?”, declaró.

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