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Adolfo Domínguez revisa su historia a través de sus éxitos de los ochenta

El modisto vuelve a la sastrería de Ourense para rediseñar 450 prendas icónicas, en lino y hechas a mano, de los años de gloria de "La arruga es bella”

Adolfo Domínguez y la modelo Tara Lynn, en Madrid en 2015.
Adolfo Domínguez y la modelo Tara Lynn, en Madrid en 2015.Evrim Aydin (GETTY )

Tras largos años atosigada por una crisis que la llevó a recortar el número de tiendas y las ventas y a replantearse su modelo de negocio, la firma gallega Adolfo Domínguez ha apostado por el regreso a sus orígenes. Y lo ha hecho en todos los sentidos. La recentralización, realizada en 2017, de los equipos de e-commerce y diseño en su fábrica de San Cibrao das Viñas (Ourense), que en las dos últimas décadas se había dedicado solo a la confección de prototipos, arreglos y nuevos diseños, ha supuesto el retorno al taller de la sastrería. Y, con ello, a los diseños originales: ha producido íntegramente en su atelier ourensano una edición limitada de sus éxitos de los ochenta; aquellos años de gloria marcados por el tirón del eslogan “La arruga es bella” que vistió a varias generaciones con prendas de lino, tejido identitario de la marca, sobre el que también vuelve.

La primera de la serie de ediciones limitadas que lanzará al mercado, integrada por 450 unidades hechas a mano, está desde este jueves disponible en su tienda online y en sus flagships (tiendas insignia) de Madrid y Barcelona. Lo estará también en su tienda de Ourense a partir del 25 de marzo.

La compañía encara su futuro reeditando, desde una perspectiva de 2019, las prendas icónicas de la marca de autor. “Nacimos como una sastrería y en el fondo nunca dejamos de serlo” explica Ángela García de la Lastra, directora de Producto del grupo, a través de un comunicado de prensa. La directiva define la colección como “una actualización de nuestro espíritu, una revisión de nuestra herencia que reivindica el alma de moda de autor de Adolfo Domínguez”.

Saúl Graviotto, embajador de Agua Fresca Citrus Cedro de la fragancia Adolfo Domínguez.
Saúl Graviotto, embajador de Agua Fresca Citrus Cedro de la fragancia Adolfo Domínguez.Europa Press

El regreso a los diseños de los ochenta con los que triunfó Adolfo Domínguez no supone solo la vuelta a las arrugas de las prendas, sino también a una filosofía de vida, como el concepto de la ausencia de género que ha marcado sus colecciones que el diseñador vendía con su ropa.

A finales del año pasado la firma ya avanzaba su propósito. “Sé más viejo”, retaba su publicidad en la era de la ropa de consumo compulsivo, lanzando un mensaje de sostenibilidad aplicado a la moda, al tiempo que al intento por superar, con la fórmula primigenia del éxito, la crisis de su empresa, reducida a 396 tiendas en 23 países y 1.100 empleados.

Parece que empieza a conseguirlo. A la vista de los resultados publicados por la compañía correspondientes al periodo entre marzo y noviembre de 2018 en el que registraba una mejora de su resultado operativo Ebitda del +72,8%. El grupo facturó 113,7 millones de euros en el último ejercicio completo 2017/2018.

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