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Françoise Bettencourt, el buscado anonimato de la mujer más rica del mundo

Con una fortuna de 43.400 millones, la heredera del imperio L'Oréal prefiere pasearse en chándal por el parque que frecuentar a la ‘jet set’

Françoise Bettencourt Meyers y su marido, Jean-Pierre Meyers, en unos premios de L'Oréal celebrados en París en marzo de 2018.
Françoise Bettencourt Meyers y su marido, Jean-Pierre Meyers, en unos premios de L'Oréal celebrados en París en marzo de 2018.Bertrand Rindoff Petroff (Getty Images)
Álex Vicente
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Es la mujer más rica del mundo, aunque quienes la conocen aseguran que Françoise Bettencourt Meyers “no podría ser más normal”. La afirmación es de su amigo Olivier Pelat, magnate francés del sector inmobiliario, y sirve para definir a una mujer que dice pasearse por el parque en chándal y preferir la mitología griega a las ostentosas aficiones de la jet set. La heredera de L'Oréal posee un patrimonio de cerca de 43.400 millones de euros, lo que en 2018 la convirtió en la mujer más rica del mundo, según la lista anual que publica la revista Forbes en su edición de este martes.

Bettencourt Meyers superó a la estadounidense Alice Walton, heredera de los hipermercados Walmart, que el año pasado encabezaba la lista. Si se contabiliza también a los hombres, la legataria de L'Oréal ocupa la 15ª posición. Igual que el año pasado, las primeras cuatro plazas las ocupan Jeff Bezos, fundador y propietario de Amazon; Bill Gates, fundador de Microsoft; el magnate Warren Buffett y el presidente del conglomerado del lujo LVMH, Bernard Arnault.

Nieta del fundador de la marca, Eugène Schueller, considerado el inventor del tinte de pelo, Bettencourt Meyers apareció en esta conocida lista por primera vez en 2018, pocos meses después de la muerte de su madre, Liliane Bettencourt, que lideró la clasificación de mujeres multimillonarias durante décadas. Desde entonces, la heredera se ha colocado al frente del imperio francés de la cosmética y ha conseguido ampliar su margen de beneficios. Solo en el último año, su fortuna habría aumentado un 17%, o más de 7.000 millones de euros, gracias a los espectaculares resultados del grupo, del que ella y sus hijos poseen el 33% del accionariado. Además, Bettencourt Meyers dirige la fundación filantrópica de la familia, a través de la que hace donaciones a proyectos científicos y artísticos. En los últimos meses, ha financiado proyectos de investigación en neurociencia o autismo infantil. La multimillonaria también es escritora en sus ratos libres y ha firmado una obra de cinco tomos sobre las raíces comunes entre el cristianismo y el judaísmo.

Lilianne y Françoise Bettencourt, en París en enero de 2011.
Lilianne y Françoise Bettencourt, en París en enero de 2011.CORDON PRESS

Bettencourt Meyers fue educada en una prestigiosa institución francoamericana, la Escuela Marymount de Neuilly-sur-Seine, la rica localidad adosada a París donde viven las familias más adineradas de la capital francesa. La joven Françoise solía acudir a las salidas escolares acompañada de un guardaespaldas: era la época de los secuestros de los hijos de los grandes magnates, como el del heredero de la familia Peugeot, que cuentan que traumatizó a su madre. Desde entonces, Françoise se ha esforzado en evitar los fastos y el derroche a toda costa. A los 65 años, sigue preservando el anonimato, prefiere tomar vuelos de línea y pasa los fines de semana haciendo deporte en el Bois de Boulogne, el gran parque que marca la frontera oeste de París. ¿Su único lujo desmedido? El lujoso restaurante chino Tong Yen, que solía ser el favorito de Jacques Chirac, conocido por su pato laqueado de 100 euros.

Su marido es Jean-Pierre Meyers, nieto de un conocido rabino que fue asesinado en Auschwitz. Cuentan que la decisión de educar en el judaísmo a sus dos hijos, Jean-Victor y Nicolas, habría originado el gradual distanciamiento de su madre durante los noventa, en una familia sobre la que siempre ha pesado la sospecha del antisemitismo: durante los años treinta, el padre de Liliane Bettencourt financió el grupo fascista La Cagoule (aunque, tras la guerra, terminó siendo absuelto de toda sospecha de colaboracionismo con el régimen de Vichy).

Otras voces apuntan que la confesión de los Meyers nunca fue un problema para Liliane, sino el carácter “apagado” de su yerno. La prueba es que Jean-Pierre Meyers tuvo asiento reservado en el consejo de administración de L'Oréal, grupo del que hoy ocupa la vicepresidencia, y también dirigió el holding familiar Théty.

En realidad, las relaciones de la mujer más rica del mundo con su madre se tensaron durante la larga batalla judicial que Bettencourt Meyers emprendió en 2007, cuando acusó al fotógrafo Françoise-Marie Barnier y a otras personas del entorno de su madre de aprovecharse de su fragilidad mental para obtener dinero y regalos. Después de un largo juicio, en el que llegó a estar involucrado el expresidente Nicolas Sarkozy, ambas partes encontraron un acuerdo pocos días antes de la muerte de Bettencourt, por el cual ponían fin a sus demandas mutuas. Barnier terminó siendo condenado a cuatro meses de cárcel exentos de cumplimiento y una multa de 375.000 euros.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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