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La paradoja y el estilo
Columna
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Es muy difícil ser mujer

Se nota el ansia que anida en la prensa por crear parejas heterosexuales

Sergio Ramos, en el estadio Santiago Bernabeu, en Madrid, el pasado martes.
Sergio Ramos, en el estadio Santiago Bernabeu, en Madrid, el pasado martes.Sergio Pérez (REUTERS)
Boris Izaguirre

Maribel Yébenes, fundadora del instituto de belleza que lleva su nombre, me invitó a acompañarla a la presentación del Festival de cine de Málaga en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Como Yébenes se quedó atrapada en el atasco previo al partido de fútbol del Real Madrid contra el Ajax, me adelanté a ella en el photocalldonde me acribillaron a preguntas sobre las llamadas parejas del invierno: Malú y Albert Rivera, Alba Carrillo y Thibaut Courtois y la nueva ilusión de Tamara Falcó. Es lo típico en una alfombra roja, que te preguntan de todo menos de lo que vienes a promocionar. Esta vez se me escapó que a Malú apenas la conocimos mientras fue novia de Gonzalo Miró, quizás porque no le interesaba conocer a los amigos de ese novio. Ocurre con frecuencia que los amigos de tu ilusión te dan pereza o que a tu electorado le decepciona tu novia. Cuando me tocó hablar de Alba Carrillo, que parece haber disfrutado con su rol de mala oficial de la tele y que puede convertir esta aventura amorosa en el próximo hit del verano, no pude terminar mi respuesta porque alguien gritó: “Que no se meta en el Real Madrid, suficientemente mal estamos como estamos”.

Me quedé un poquito de piedra y Maribel lo notó al llegar. “Con el buen aspecto que tienes, ¿por qué esa cara de triste?”, sugirió con espléndida sonrisa. Expliqué que no podía entender un grito tan machista en la semana de la mujer y, además, en el Círculo de Bellas Artes. Que a estas alturas culpemos a Carrillo de que el portero del Real Madrid no haga bien su trabajo y falle gol tras gol. Además, solo les hemos visto cenando pizzas, ella con un look de primera dama y él en plan formalito, o sea queriendo emular a Malú y Albert, quizás sin darse cuenta. Pero ese micromachismo permitió que se comentara en la fiesta el mal momento del Real Madrid. Algunos se atrevían a decir que no fue una buena idea dejar ir a Zidane y, sobre todo, a Cristiano Ronaldo, una decisión de Florentino Pérez al que nunca le escucharemos ni reconocer ni opinar sobre ese error.

Maribel aconsejó que fuera más cosmético, no tan drástico. “Los hombres hay que saber tratarlos”, advirtió en el restaurante semi vacío donde veríamos riadas de personas inundando las calles antes del final del tristón partido entre el Real Madrid y el Ajax. Caras compungidas, sombras moviéndose cabizbajas en la ciudad lluviosa. “La gente se ha marchado para no ver más goles en su portería”, informó el maître. Alguien descontento saltó a señalar otro culpable: Sergio Ramos viendo la debacle desde “un palco personalizado y con unas cámaras de Amazon grabándole para un documental mientras todo se iba al garete, la Champions, la liga y la Copa del Rey”. Es desafortunado que la grabación de un documental sobre tu figura coincida con una debacle de tu equipo y además que siendo capitán, como lo es Ramos, no juegues. Que esté acompañado de su novia y sus hijos no tiene nada que ver, pero en cualquier caso el conjunto se convierte en una viñeta poco divertida.

La modelo y tertuliana Alba Carrillo, en Madrid.
La modelo y tertuliana Alba Carrillo, en Madrid.getty images

Con o sin Real Madrid, se nota el ansia que anida en la prensa del corazón por crear nuevas parejas heterosexuales. Esas nuevas parejas que son su combustible. El exmarido de doña Letizia, Alonso Guerrero, se casa de nuevo como lo va a hacer el tenista Feliciano López. Espero que no abrumen mucho a Tamara Falcó ni a Sandra Gago, la novia a punto de boda de Feliciano, ex de Alba Carrillo. En una reciente entrevista, Gago reiteró que no le importa nada el pasado de Carrillo y su novio, y que su mayor problema ahora es el tamaño: si hacen boda íntima o bodorrio, “porque tenemos muchos amigos”. Aquella aparatosa boda de Feliciano con Alba, que ya dejaba entrever cierto carácter compulsivo de la novia, ocupó unas 20 páginas de ¡Hola! y terminó con 2.000 páginas de divorcio. Aunque me encanta ir a bodas grandiosas, sugeriría algo más mesurado esta vez. Algo menos Victoria’s secret, la célebre marca de ropa íntima femenina que en la semana de la mujer anunció que cerraría más de 50 tiendas. Al parecer su ideal femenino, un cuerpo delgado, machacadísimo en el gimnasio y muy blanco, ha dejado de representar a mujeres más combativas y de muchos colores. Todo cambia.

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