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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Tres balazos por destapar la corrupción en el fútbol africano

El asesinato del reportero ghanés Ahmed Hussein-Suale evidencia el peligro que corren los periodistas de investigación

El jugador de Ghana John Pantsil pasea por el césped una bandera de Ghana para festejar el triunfo contra Serbia en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010.
El jugador de Ghana John Pantsil pasea por el césped una bandera de Ghana para festejar el triunfo contra Serbia en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010.AP
José Naranjo

Se lo estaba oliendo. Lo advirtió en su último mensaje de Whatssap: “Desde que se publicó mi imagen, muchas personas han intentado atacarme. Estos criminales están asociados con ciertos poderes que pueden hacer cualquier cosa y salirse con la suya”. Dicho y hecho. El pasado 17 de enero, el periodista de investigación ghanés Ahmed Hussein-Suale recibió tres disparos, dos en el pecho y uno en el cuello, cuando estaba al volante de su coche. Ghana es el país africano con más libertad de prensa (y el 23 del mundo) según Reporteros sin Fronteras, pero este asesinato evidencia el peligro que conlleva ser una voz crítica.

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Suale pertenecía a un equipo de investigación denominado El Ojo del Tigre que está encabezado por el premiado y enigmático periodista Anas Aremeyaw Anas, quien esconde su rostro en sus intervenciones públicas tras un velo de perlas. Su último documental, grabado con cámara oculta y publicado en junio pasado, mostraba a dirigentes del fútbol ghanés y árbitros de varios países africanos aceptando sobornos a cambio de influir en los resultados de los partidos. Su primera víctima fue Kwesi Nyantakyi, presidente de la Federación Ghanesa de Fútbol, que fue grabado aceptando 65.000 dólares y una comisión del 20% por varios contratos. Fue cesado de inmediato. Otros 50 árbitros africanos fueron suspendidos.

A raíz de esta investigación, que supuso una auténtica sacudida en el fútbol africano, comenzaron las amenazas. Kennedy Agyapong, riquísimo hombre de negocios y polémico diputado del partido gobernante cuyo nombre aparecía ligado a la compra-venta de contratos, llegó a pedir públicamente que golpearan a Suale y que él pagaría una recompensa por ello. Cuando una fotografía del periodista salió en un documental crítico con El Ojo del Tigre titulado “¿Quién controla al controlador?”, el periodista supo que su vida corría peligro.

Una larga lista

Ahmed Hussein-Suale se suma a una larga lista de periodistas africanos que fueron asesinados por ejercer su profesión. Entre los más conocidos están los casos del burkinés Norbert Zongo, cuyo cuerpo calcinado fue encontrado el 13 de diciembre de 1998 dentro de su vehículo cuando estaba investigando la muerte del chófer de François Compaoré, hermano del presidente de su país. Asimismo, el asesinato a balazos del redactor jefe del periódico gambiano The Point, Deyda Haydara, el 16 de diciembre de 2004, un crimen instigado desde las altas instancias del poder y por el que se pretende juzgar al dictador Yahya Jammeh, derrocado hace dos años.

La mañana del 17 de enero, los dos asesinos se apostaron enfrente de la casa de Suale en el barrio de Madina de la capital ghanesa. Para pasar desapercibidos se mezclaron con los jóvenes que disfrutaban de la mañana jugando y divirtiéndose en una especie de plaza recreativa. Al caer la noche, Suale recibió una llamada de teléfono y salió de su domicilio, se subió al coche y lo puso en marcha. Sin embargo, sólo pudo avanzar unos metros. Los asesinos lo vieron, se subieron a una motocicleta y se pusieron a su altura. En una intersección aprovecharon para sacar sus armas y disparar a bocajarro.

La policía investiga ahora el teléfono y ha interrogado tanto al diputado Agyapong como al cesado Nyantakyi. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, lamentó los hechos y aseguró que se iba a llegar al fondo del asunto para castigar a los culpables. “Tenemos al Gobierno más amable con los medios de comunicación de toda la historia”, asegura Affial Monney, presidente de la Asociación de Periodistas Ghaneses, “y Akufo-Addo es un gran defensor de los Derechos Humanos. Pese a ello, la protección de los periodistas podría mejorarse”. El abogado de Ahmed Hussein-Suale se ha quejado de la pasividad del Ejecutivo ante las amenazas recibidas por su cliente.

Suale trabajaba con el premiado y enigmático periodista Anas Aremeyaw Anas

Según el último informe de Reporteros sin Fronteras, África es un continente de grandes contrastes pero, en general, “los periodistas suelen sufrir intimidaciones, agresiones y detenciones”. Entre los 10 países con menos libertad de prensa del mundo se encuentran cuatro africanos, todos ellos regímenes autoritarios, Sudán, Yibuti, Guinea Ecuatorial y Eritrea. Esta organización asegura que el periodismo de investigación está seriamente amenazado en Tanzania y que en Madagascar condenaron en 2017 a un reportero por publicar un caso de corrupción. Asimismo, sólo ese año se produjeron 121 ataques a la prensa en la República Democrática del Congo, mientras que hay 38 reporteros encarcelados en Egipto por ejercer su labor. Internet y las redes sociales se bloquean con frecuencia en periodos electorales o coincidiendo con protestas.

"En Ghana no hay un historial de periodistas asesinados, lo ocurrido es un caso aislado", dice el presidente de la Asociación de Periodistas Ghaneses

Sin embargo, otros países, como la propia Ghana, han mostrado una notable mejoría. “Aquí hay libertad para criticar al Gobierno. Los ciudadanos tampoco son reprimidos por expresar sus opiniones críticas, al igual que las organizaciones sociales. Es verdad que se producen agresiones a periodistas y que incluso un compañero fue brutalmente golpeado en el cuartel de Policía en una ocasión, pero, en general, la situación es buena. En Ghana no hay un historial de periodistas asesinados, lo ocurrido a Ahmed Hussein es realmente un caso aislado”, añade Monney. A su juicio, “el Gobierno tiene que detener y castigar a los autores de este crimen y asegurarse de que no se extienda un clima de inseguridad en nuestra profesión”.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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