Nunca hubo tanta comunicación ni tanto peligro para la libertad de prensa
Año tras año vemos como todos los tiranos del planeta recurren a la censura, la persecución y el control de los medios para evitar las críticas y que los ciudadanos conozcan sus crímenes
En peligro constante y en crisis. Creo que son las palabras que describen mejor el estado de la Libertad de Prensa en el mundo en este momento. En conjunto un poco peor que hace un año. RSF publica cada año la lista de 180 países clasificados en cinco categorías atendiendo a la libertad y seguridad de sus periodistas, de sus medios, y a la calidad legal sobre prensa. Según la última sólo el 30 por ciento de los países están en situación buena (16) o casi buena (37). Otro 33 por ciento (60 países, entre ellos España) tiene problemas de mayor o menor calado que no impiden la libertad de información. Pero el 37 por ciento restante tiene serias dificultades (49) o está en situación muy grave (18).
Estos números, que RSF elabora a través de una amplia encuesta con expertos seleccionados en todo el mundo y con los datos de la violencia contra periodistas y medios, contrastados por sus corresponsales en 130 países, no hablan de la calidad del periodismo en cada lugar, sólo se contemplan asuntos primarios como los periodistas asesinados, secuestrados, encarcelados, atacados, acusados, perseguidos o acosados por las informaciones que publican y si los medios en cada país son atacados, asfixiados, silenciados, multados o presionados y su grado de independencia, y también refleja el desarrollo legislativo sobre la información. Es decir, sólo se marcan las líneas rojas de la libertad de prensa y la alarma está encendida.
Año tras año vemos como todos los tiranos del planeta recurren a la censura, la persecución y el control de los medios para evitar las críticas y que los ciudadanos conozcan sus crímenes, desmanes, corrupción, malversación o incluso su estupidez. Lo novedoso ahora es que el político teóricamente más influyente del mundo, el presidente de EEUU, elija tratar de eludir las normas democráticas y en lugar de responder preguntas ventile los asuntos atacando a la prensa y los periodistas con tuits o con declaraciones como las de febrero acusando a la prensa de indecencia. Aquel mensaje fue un gran regalo para los depredadores de la libertad de prensa que preocupa mucho a RSF.
Jamás en nuestra historia hubo tantos canales, medios y formas de comunicarse, ni tanta rapidez para poder hacerlo en el mismo instante en que suceden las cosas, todas, las que pueden cambiar nuestras vidas de arriba a abajo y las intrascendentes. Y sin embargo son demasiados los países, y por tanto cientos de millones de personas, los que no tienen a su alcance la información libre necesaria para garantizar sus derechos. Lo impiden muchas cosas: la guerra, los regímenes autoritarios que no admiten la más mínima crítica ni más información que la adhesión, el extremismo religioso, los negocios sucios, el narcotráfico y las organizaciones mafiosas internacionales o locales. Y en donde sí puede hablarse de libertad de prensa la última tendencia es endurecer las condiciones con leyes restrictivas con la excusa del terrorismo yihadista.
También sucede, y esto no lo recoge la Clasificación, que en medio de la doble crisis del periodismo en la que estamos (económica y tecnológica, con cambios en el modelo de negocio sin resolver y cambios en el acceso, contenido y modo de la información en plena evolución constante en Internet) se están produciendo cambios y situaciones difíciles de evaluar: Por un lado aparecen nuevos medios digitales, modestos en muchos casos, pero de gran calidad incluso en países de condiciones difíciles, y por otro el control de la comunicación desde el poder (sea legítimo o no) puede resultar cada vez más férreo, potente y fácil de ejercer. Lo que dibuja ante nosotros un futuro plagado de paradojas: grandes oportunidades viables para la comunicación libre por un lado y peligros más fieros que nunca por otro. Como siempre quien mejor garantizaría la fluidez sería el control democrático y tanto en el mundo analógico anterior como en el digital actual y futuro nadie discute que sin libertad de información no es posible la democracia. Y esa es la cuestión cada 3 de mayo.
Inmaculada de la Cruz es vicepresidenta de la Sección Española de Reporteros sin fronteras.
Este análisis pertenece a la cobertura especial que EL PAÍS está realizando durante este mes con motivo de la conferencia del Día Mudial de la Libertad de Prensa de la UNESCO.
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