_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Europa confrontada por el nacionalpopulismo

La apuesta de la unión debe fortalecer sus bases con un proyecto renovado y, sobre todo, solidario

Sami Naïr
Di Maio, reunido con varios representantes de los 'chalecos amarillos' en París, el pasado 5 de febrero.
Di Maio, reunido con varios representantes de los 'chalecos amarillos' en París, el pasado 5 de febrero. Twitter de Luigi Di Maio

En la Europa de hoy se perciben tres fisuras graves, que la corriente nacionalpopulista, siempre a la ofensiva, instrumentaliza. En primer lugar, utiliza la inmigración como arma de destrucción masiva del conjunto de la UE; se aprovecha de la impotencia del Consejo Europeo ante la vulneración de las leyes europeas; rechaza los acervos de supranacionalidad. Sin embargo, los inmigrantes y refugiados no constituyen, en el fondo, su objetivo principal, ámbito —lo saben los dirigentes de estos movimientos— que no admite soluciones fáciles ni estrictamente nacionales. El objetivo real no es sino la UE, considerada una institución opuesta no solo a la soberanía tradicional, sino a los modelos de organización que prevalecen dentro de la nación. Dos factores justifican su argumentación: la disciplina presupuestaria impuesta por la Comisión, que recorta los gastos públicos, y la disciplina monetaria determinada por el Banco Central, que beneficia a los países ricos con capacidad de exportación, endeudando más al resto. Ante ello, se abre la decisión de cambiar la política europea, reduciendo su dimensión supranacional, o bien se apuesta por crear una situación de crisis profunda para provocar el estallido del conjunto europeo. El ejemplo del Brexit fortalece a los movimientos nacionalpopulistas, que lo aplauden. Y su eco es idóneo para propagarse al programa político de un país como Italia.

En segundo lugar, frente a este desafío, la UE reacciona a la defensiva. En lugar de ofrecer una respuesta económica capaz de neutralizar los problemas que han dado alas a los movimientos nacionalpopulistas, y cortarlos de raíz, se limita a vigilar su política de estabilidad sin crecimiento; no afronta seriamente la materia migratoria, dejando correr la dinámica de nacionalización en este contexto; acepta impertérrita la ruptura de solidaridad por parte de los Estados miembros del Este, etcétera. Con el Brexit sobre la mesa, que la supera, se encarga de recordar que cualquier cambio de orientación estratégica global dependerá del Consejo Europeo. No obstante, el papel de la Comisión es salvaguardar el interés general de los europeos, lo que debe implicar hoy proponer sin demora una respuesta económica y social sólida frente a la demagogia nacionalista en Europa.

En tercer lugar, aparecen señales peligrosas: la contienda diplomática entre Francia e Italia por el respaldo expreso del Gobierno italiano a los chalecos amarillos, demuestra que la intervención directa en asuntos interiores de otro país ha devenido un arma del nacionalpopulismo para debilitar al adversario del momento, lo que constituye un golpe mayor a los principios del acuerdo histórico europeo. Aunque la intromisión no trascienda a los intereses económicos, la desconfianza mutua permanecerá.

Son tres líneas de fractura que condicionan el porvenir. La apuesta europea debe fortalecer sus bases con un proyecto renovado y, sobre todo, solidario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sami Naïr
Es politólogo, especialista en geopolítica y migraciones. Autor de varios libros en castellano: La inmigración explicada a mi hija (2000), El imperio frente a la diversidad (2005), Y vendrán. Las migraciones en tiempos hostiles (2006), Europa mestiza (2012), Refugiados (2016) y Acompañando a Simone de Beauvoir: Mujeres, hombres, igualdad (2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_