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Santa Rosa de Copán ahora sí que es bella

Esta ciudad hondureña ha cambiado de cara: cuenta ya con una red de tuberías de aguas fecales y todas las aguas residuales se enviarán a una planta de tratamiento

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Santa Rosa de Copán (Honduras) escondía hasta hace poco, tras su belleza patrimonial, un grave problema. La falta de saneamiento en los arroyos que cruzaban la ciudad, contaminados de aguas fecales, afectaban a la salud de su población. Cuando, por motivos de trabajo tuve que visitar la ciudad, me impresionaron sus bonitas calles coloniales, y su potencial turístico, imposible de lucir si no se trabaja la contaminación y el olor que asalta al visitante al alejarse unos minutos del centro.

"La mayoría de los vecinos que estamos aquí no tenemos dinero, somos luchadores de la vida". El que habla es José Antonio Umaña, 67 años, expolicía y orgulloso abuelo que lleva años viviendo al lado de un arroyo de aguas contaminadas.

"Cuando comencé a vivir aquí, había pescados. Pero, según fue evolucionando, ustedes pueden ver a lo que hemos llegado: la contaminación ha destruido esta ciudad. Hay lugares donde los niños sufren enfermedades por los mosquitos".

Cuando hablé con él, me transmitió la mejora que supone el haber sellado los vertidos fecales al río. “No han terminado el proyecto y ya mire lo bien que va. Yo tendré alcantarillado y mis nietos no van a recibir el mal olor. Si usted viera lo que es el mal olor en marzo…".

Un cambio necesario

Pero la contaminación no se creó de un día a otro. Me contaban en el ayuntamiento, que el crecimiento desordenado de su población (fruto de la emigración del campo a la ciudad, como ocurre en muchos lugares del mundo) ha llevado a sus más de 60.000 habitantes a desarrollar soluciones de evacuación de excretas que contaminan el medioambiente y son perjudiciales para la salud: los desagües vertían sus residuos directamente a los riachuelos que recorren la ciudad. Cuando paseamos por los arroyos pude ver cómo los tubos de los desagües caían directamente al río.

Cuando comencé a vivir aquí, había pescados. Pero, según fue evolucionando, ustedes pueden ver a lo que hemos llegado: la contaminación ha destruido esta ciudad. Hay lugares donde los niños sufren enfermedades por los mosquitos

Según un estudio realizado por la Empresa Municipal de Aguas, el 31% de los hogares expulsaba las aguas fecales a los riachuelos, el 39% no contaba con fosa séptica y el 35% no estaba conectado al alcantarillado. La defecación al aire libre todavía se practica en algunas zonas del municipio.

Además del olor insoportable, la contaminación que causan los deshechos humanos afecta a animales, casas y personas, y provoca enfermedades como la diarrea, problemas de piel, etcétera.

Cambiar todo esto requería una solución integral, cara pero urgente. Gracias a la donación de más de ocho millones de euros del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento de la Aecid y a los aportes del municipio, ésta situación está cambiando: la ciudad cuenta ya con una red de tuberías de aguas fecales, se han sellado aquellas que antes vertían los deshechos al río y todas las aguas residuales se enviarán a una planta de tratamiento que se está construyendo en las afueras de la ciudad. La obra incluye 11,5 kilómetros de tuberías y una red de alcantarillado sanitario que mejorará la vida de 36.000 habitantes, más de la mitad de la ciudad.

Cambiar la cara y el aire

Cuando hace unos meses visite algunas zonas de la ciudad, se veía físicamente el cambio. Pero también se veían componentes sociales y ambientales, más invisibles, que buscan dar sostenibilidad al programa. Ya se han realizado varios anuncios de televisión y radio para sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia del cuidado del agua y los peligros de verter la basura a los arroyos.

Al equipo responsable de la Empresa Municipal de Aguas de Santa Rosa lo vimos satisfecho con su tarea: van a cambiarle la cara y el aire a la ciudad. Se afana por terminar las obras mientras planean la sostenibilidad del sistema a través de un sistema tarifario. La Empresa Municipal de Aguas de Santa Rosa se siente más capacitada porque ha sido fortalecida con numerosas formaciones sobre el catastro de usuarios, la conservación del medioambiente, el ciclo integral del agua, la calidad, etcétera. "La sostenibilidad del proyecto pasa también por el cambio de hábitos de los habitantes", explicaba Dilcia Lemus, responsable de la empresa municipal de aguas.

La valoración de la Cooperación Española también es positiva “las donaciones de España en agua y saneamiento permitirán un desarrollo sostenible de la ciudad, facilitando a su ciudadanía una mejor calidad de vida y el desarrollo económico”, explica un portavoz de la Oficina Técnica de Cooperación de la Aecid en Honduras.

Esta iniciativa es sólo el principio. Les quedan muchas tareas por solucionar, como la búsqueda de fuentes de agua. Durante la estancia me sorprendió saber que el agua sólo llega al grifo cada 8 o 15 días. A pesar de esos retos, caminan orgullosos porque el manejo seguro aportará agua y aire limpio para una de las ciudades, ahora sí, más bellas de Honduras.

Arantxa Freire es periodista y consultora de comunicación del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento de la Agencia Española de Cooperación (AECID).

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