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Aprovecha los Reyes y regálale lo que él no se atreve a comprar

Los agradecen y los disfrutan

El 80% de las compras de productos eróticos las hacen mujeres. ¿Qué es lo que tanto miedo les da a los señores?

Cada vez somos más las mujeres que tomamos las riendas de nuestra sexualidad y nos atrevemos a comprar los productos que queremos. La venta online se alió con la privacidad de las señoras, quienes gustosas situaron el comercio patrio a la cabeza de las ventas internacionales. El 80% de las compras de productos eróticos las hacen mujeres. España está a la cabeza, copando el 20% de las ventas globales. Pero los hombres, aún no se atreven a experimentar. Cuando entran en las tiendas físicas compran lo que se espera de ellos: lubricante, preservativos, vendas y, los más valientes, masturbadores. La lencería que eligen, no está pensada para lucirla sino para disfrutarla: especial predilección por los ligueros que dejan la entrepierna al aire. No sé por qué.

¿Tiene algún hombre cerca al que quiera hacerle un buen regalo? Piense un momento en él. En su sexualidad. Si jamás hablaron de sexo, casi mejor recurra a lo de siempre. Un buen regalo se basa en ser bienvenido y en temas de sexualidad, no hace falta imponer. Pero si es su amigo del alma o su compañero de fatigas, con el que el sexo flotó de alguna manera en su relación, fuera como fuera, anímese. Ni siquiera tiene que ser una mujer para interesarse por la sexualidad de su amigo. Basta con que lo quiera.

1.- Juega

Tomemos esto del sexo como un auténtico juego. Regale todas aquellas cosas que, seguro, el hombre que las reciba, las va a usar. Los preservativos de la medida exacta son un regalo más que deseado. Son demasiados los hombres que no encuentran justo su tamaño, con los problemas que esto conlleva. Si somos capaces de preguntar la talla del pantalón, ¿qué tal si nos enteramos también de estas otras tallas? Si además es nuestra pareja, más a nuestro favor. La vida se ve de otra manera cuando se practica sexo con un condón que se ajusta a su medida. Añade a tu cesta un repertorio de lubricantes a los que no esté acostumbrado, ya sea por su sabor (que en realidad es más su olor) o por el efecto que provocan: frío, para prolongar más la eyaculación o calor si se pretende placer más inmediato.

 2.- Explora

Ayúdenlos a abrir su puerta de atrás. Lo bueno de encontrar un masturbador con vibración que sea más o menos discreto es que podrá convencerlo para que comience masajeándose sin penetrar siquiera. Una vez que se haya acostumbrado a ese placer, poco a poco, lubricante de por medio, es probable que termine disfrutándolo de veras. Es muy difícil no sucumbir a algo así. Ideal regalo cuando se desea que el sexo entre en escena, pero no necesariamente se tenga una relación sexual con el agraciado. Y la oferta es amplísima.

 3.- Atrévete

El pegging ha salido del armario. Cada vez son más los hombres que se atreven con esta práctica sexual y cada vez son más las mujeres que reconocen disfrutarla. Las mujeres penetran a sus parejas gracias a un arnés con un dildo. Los hay para principiantes y para los que se atreven con más de quince centímetros. Calibren ustedes. Tengan en cuenta que se alcanza el orgasmo, señores. Todo es cosa, como con nosotras, de practicar, de elegir bien el correaje, el falo del que gustan, proveerse de buenos lubricantes anales y dejarse amar. ¿Se atreve a enterarse de si su pareja se deja penetrar por usted? Se sorprenderían.

 4.- Duplícate, cariño. Otra de las posibilidades es que el hombre en cuestión, sea de los que gusta de sentirse poderoso. Este regalo solo es factible que lo haga la pareja del que lo va a recibir, más que nada porque va a tener que poner un poco (bastante) de su parte. ¿Se atreven con la doble penetración? Hay auténticos artilugios adaptables a todo tipo de vergas para poder practicarla.

5.- Domínate, amor. Si estamos dispuestos a tirar la casa por la ventana, completemos la caja de los regalos con todo lo que sea menester. Una de las cosas que más les cuesta pedir a los hombres es que los aten, los amarren y que sean ellos los que tengan que dejarse llevar. Hágale sentir como el amante que quiere ser. Correajes y exquisiteces son bienvenidas. Según los que practican la castidad impuesta, la sensación sexual es abrumadoramente intensa. Las jaulas de castidad suelen ser de silicona o plásticas, las más económicas, y metálicas para los que no les importa reconocer que las llevan. Son más difíciles de disimular".

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