_
_
_
_

¿Hay un solo tipo de inteligencia?

La respuesta corta es que no lo sabemos; la larga es una ventana al futuro

Javier Sampedro
Fabiano Caruana (izquierda) se enfrenta a Magnus Carlsen durante el Mundial de ajedrez celebrado el mes pasado en Londres.
Fabiano Caruana (izquierda) se enfrenta a Magnus Carlsen durante el Mundial de ajedrez celebrado el mes pasado en Londres. Nicky J Sims (Getty Images for Kaspersky Lab)

La mayor concentración de cerebros de Alphabet, la empresa matriz de Google, no está en Silicon Valley, sino en el corazón de Londres. Se llama Deep Mind, y no solo ha demostrado en estos años ser la vanguardia de la inteligencia artificial, sino también que se trata de una institución científica de pleno derecho, pues publica sus resultados en las revistas profesionales donde los puede ver todo el mundo. Esto es una innovación en el sector, pues Google y los demás gigantes californianos se han distinguido desde su origen por clasificar su ciencia como secreto industrial. Por alguna razón, los de Londres no son así. Lee en Materia cómo su sistema estrella, Alpha Zero, ha empezado a trascender las funciones estrictas para las que fue concebido (ganar al juego chino del go, más complejo que el ajedrez) para ocuparse de otras distintas, de momento otros juegos que no tienen nada que ver, después quién sabe.

Ese salto de un ámbito a otro es una de las propiedades más desconcertantes del cerebro humano. Este órgano, el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo, evolucionó seguramente para mejorar las estrategias de caza, el cuidado de la prole y la comunicación entre especímenes. No se entiende entonces por qué ha sido capaz de concebir no ya la relatividad de Einstein, que suena rara pero se puede entender, sino incluso la mecánica cuántica, que por definición es incomprensible. Nuestro cerebro es la prueba viviente de que un sistema complejo, inteligente y consciente no solo sirve para lo que ha sido diseñado, sino también para entender otros aspectos del mundo. Como dijo Einstein, lo verdaderamente incomprensible es que el universo sea comprensible. Que se avenga a las verdades matemáticas, que pueda explorarse mediante la observación, el experimento y el razonamiento avanzado: que observe las leyes de la naturaleza al mismo tiempo que las crea desde la nada.

Nuestro cerebro es la prueba viviente de que un sistema complejo, inteligente y consciente no solo sirve para lo que ha sido diseñado, sino también para entender otros aspectos del mundo

De ahí viene el “cero” de Alpha Zero, de que aprende conceptos abstractos por sí mismo, unos conceptos que nadie le había programado, pero que él descubre a base de jugar partidas contra sí mismo, como hacemos los humanos todo el rato antes de confrontar nuestras ideas contra la dura realidad. En el juego del go, Alpha Zero se permitió una chulería que tiene admirados a los científicos que lo crearon. Durante siglos, los grandes maestros del go han desarrollado unas cuantas estrategias de muy alto nivel, que no se pueden expresar en movimientos concretos, sino más bien en nubes abstractas de movilidad de las piezas. Eso es lo que distingue a un gran maestro de un mero buen jugador. Alpha Zero no solo descubrió en cuestión de horas esas pericias abstractas que a los jugadores humanos les habían costado siglos, sino que tuvo las santas agallas de descartar algunas por ineficaces y de inventar otras nuevas que jamás se le habían ocurrido a nadie. Y encima ganó.

¿Hay un solo tipo de inteligencia, solo que puede ser mayor o menor? Buena pregunta.

LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad científica. Suscríbete a la newsletter de Materia y lo recibirás cada sábado en tu correo, junto con una selección de nuestras mejores noticias de la semana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_