Con Vox y votos

1.- Un fantasma recorre Europa… ¿y alguien creía que no llegaría aquí? Galopan las fuerzas populistas de derecha, como antes en la izquierda, espoleadas por la crisis primero, después aquí por la crisis constitucional del golpe catalán. Como en Poltergeist, “ya están aquí”.

2.- Hacerse un Trump se ha convertido en norma habitual. Lo imposible electoralmente acaba por suceder. Quizá nuestros análisis están anclados en una lógica ya trasnochada. Teníamos algunas respuestas pero seguramente, parafraseando a Benedetti, han cambiado las preguntas.

3.- ¿Pero de verdad creían que lo de Cataluña podía quedar en nada, amortizado a beneficio de inventario, sin que el golpe tuviese una respuesta emocional en el resto del país?

3B.- La inmigración podía ser el plus en Almería, donde Vox es tercera fuerza, e incluso en Cádiz, pero en el conjunto de Andalucía no es una primera motivación.

4.- Como en el triunfo de Bolsonaro, hay que analizar el impacto de WhatsApp antes que otras redes. La campaña "eres de Vox y no lo sabes" ha funcionado como el tam-tam de la tribu.

5.- Una vez más no se ha visto venir un tsunami. Había fatiga de materiales, era obvio, pero no parecía previsible este colapso. Como sucedió meses atrás con el viaducto de Génova, ahora empiezan a aflorar múltiples errores notorios. Pero es tristemente absurdo prever los colapsos a posteriori.

6.- Las dos derrotas de Susana Díaz, entre las primarias y el 2D, jalonan el auge y caída de una estrella llena de ambición. Otra vez la maldición de Ícaro.

7.- El llamamiento a las fuerzas constitucionalistas del PSOE, con Sánchez en Moncloa sobre los votos de independentistas que han provocado la mayor crisis constitucional de España actual, va a ser como lágrimas en la lluvia. O, barojianamente, como escupir en el mar.

7B.- Un llamamiento constitucionalista pasaría por elecciones generales ya.

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8.- A la flor de Sánchez, que parecía encontrar siempre viento de cola, le ha salido un factor tóxico: en sus ecuaciones no entraba el fracaso del socialismo andaluz. Esto cambia todo. Y el mensaje de Andalucía, que se parece más a España de lo que se cree a pesar del tópico de la excepción andaluza, resulta catastrófico para el PSOE.

9.- Se ha acabado el tiempo de los grandes partidos, los catch-all parties. Paradojas aritméticas: la división multiplica (tres derechas suman mucho más que una) y la suma resta (Podemos e IU unidos pierden de nuevo votos como en 2016).

10.- En una comunidad con casi el 40% de la población en riesgo de pobreza —sí, hay que repetirlo, casi el 40%— ¿de verdad se pensaba que bastaban ilusiones como sacar a Franco?

11.- Sí, claro, la entrada de Vox —antes o después se dirá "entrar a Vox y coz"— no es solo efecto suflé. 400.000 votos van a requerir investigación concienzuda, incluyendo la lepenización social. Por cierto, el lepenismo ocupó el vacío sindical y absorbió mucho voto obrero.

12.- Podemos acusa a Susana Díaz de meter a Vox en la campaña. Sí, sucedió en la recta final al sonar las alarmas, pero eso no explica 400.000 votos. Las causas son más profundas. Eso sí, el PSOE ha alimentado a Vox, como el PP de Rajoy alimentó a Podemos. Los aprendices de brujo tienden al error de debilitar al rival incubando un problema mayor.

13.- Casado se atribuye el mérito. Qué cosas. Ha perdido, pero el mensaje es colosal: fin de la hegemonía de la izquierda en el granero del sur. Casado puede vender, no sin piruetas, que en cuatro meses de liderazgo del PP ha logrado un hito. La realidad es que los números del PP son desastrosos. No es que en el país de los ciegos, el tuerto pueda ser rey. Es que en el país de los ciegos, un ciego es rey.

14.- Ciudadanos no remata el sorpasso pero sí divide la derecha en dos. Su tentación en la noche electoral es proponer a Marín para la presidencia, ya se verá si de farol o con estas cartas: el PSOE apoya a Marín con el argumento de frenar a la derecha y Adelante Andalucía traga por no ver a Vox en el pacto de investidura. Eso también da margen a una contraoferta de PP y Vox.

15.- Sorpassos de Ciudadanos hay, como en Málaga capital, donde Javier Imbroda, el entrenador de baloncesto que aún necesita entrenamiento pero que tiene madera de líder, supera al PP. Hay muchos avisos para las elecciones municipales.

16.- El PSOE, el viejo partido de 2 millones de votos en Andalucía, y que todavía en 2015 tenía casi 1,5, ha caído al millón. No son señales de malestar sino de divorcio.

17.- Y Adelante Andalucía, a pesar de los elogios por su campaña, es otro de los grandes perdedores. Cuando el PSOE pierde 400.000 votos ¿ellos no suman? Aunque en Podemos siempre tiendan a hacerle la autocrítica a los otros, tienen mucho que hacerse mirar.

18.- Una de las preguntas de la noche electoral: ¿Ha influido la perspectiva de un Gobierno andaluz con Podemos? La salida de voto socialista hacia Ciudadanos está fuera de duda en los grandes flujos.

19.- En el mapa, la polarización pesa –Adelante Andalucía (16%) y Vox (casi 11%)– pero no son los polos de fuerza: PSOE, PP y Ciudadanos, suman el 66%, dos tercios.

20.- El PSOE renunció a la movilización. Quiso sacar de la campaña a Sánchez y renunció al músculo de Ferraz, con un "deharme zola" taurino. Confiaba en una campaña de baja intensidad, el mismo error de Arenas en 2012. Los rivales han marcado la agenda, hasta que el PSOE trató de marcarla con Vox. Solo le sirvió a Vox.

Coda.- Sí había una cierta lógica plebiscitaria de continuidad/cambio. Gana el cambio. La resistencia a la deselección de Andalucía —esa tendencia global, formulada por Rosanvallon, de votar contra el poder— solo ha necesitado un mapa más allá de PSOE versus PP, donde el PP no bastaba para cambiar.