El mayor telescopio del hemisferio norte da un portazo a Canarias
La corte Suprema de Hawái otorga una licencia que hace perder a La Palma opciones como alternativa
La Palma, la isla canaria que cultiva telescopios, está a punto de quedarse sin el que sería la joya de la corona, el gigantesco Telescopio de Treinta Metros (TMT) que impulsa un consorcio internacional de instituciones científicas. La Corte Suprema del Estado de Hawái ha decidido que el permiso para la construcción del TMT es válido, por lo que podrá construirse en la montaña sagrada de Mauna Kea, algo a lo que se habían opuesto colectivos nativos. Este fallo allana el camino para que esta monumental instalación científica sea instalada en la ubicación que se había pensado originalmente.
Gracias al esfuerzo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), La Palma había logrado ganar muchos puntos como plan alternativo si se seguía frenando la construcción en EE UU, con la consiguiente pérdida de recursos y de tiempo en la carrera contra otros telescopios de última generación. Pero el plan de los impulsores del TMT (universidades de Hawái, California, Caltech, Canadá, Japón, India y China) siempre fue colocarlo en las cumbres hawaianas.
Me piden que aun así continuemos el proceso para obtener el permiso de construcción en La Palma", explica Rafael Rebolo
Por lo tanto, la resolución judicial es un portazo para las opciones de Canarias, pero fuentes del TMT y el IAC aseguran que no todo está perdido y que continúa viva la posibilidad del plan b. "He hablado con el consejo del TMT y me transmiten que están contentos con la decisión, obviamente, pero me piden que aun así continuemos el proceso para obtener el permiso de construcción en La Palma", explica un ajetreado Rafael Rebolo, director del IAC, quien ha dedicado importantes esfuerzos a conseguir que erigir el observatorio en Canarias fuera una alternativa real a Hawái.
"Lo que me transmiten es que la situación allí es compleja", explica Rebolo, "y no saben si habrá más recursos ni qué va a ocurrir cuando comiencen a construir". El astrónomo español recuerda que cuando se empezó a edificar el telescopio en 2014, las protestas de colectivos nativos obligaron a paralizar la construcción y comenzar el proceso legal que podría acabar hoy, con más de cuatro años de retraso según en plan original. "Todavía hay oportunidades mientras no esté construyéndose allí", asegura Rebolo.
Christophe Dumas, el responsable de operaciones del TMT, recordó en una nota que agradecía su esfuerzo a las instituciones canarias y añadió: "No obstante, en la situación actual, quedan algunos pasos por dar para poder construir el TMT en Mauna Kea, por lo que continuaremos avanzando con el proceso en España para permitir que el TMT se instale en La Palma en caso de que no sea posible hacerlo en Hawái". La semana que viene el propio Dumas acudirá a Canarias para explicar de primera mano la situación al equipo del IAC.
A lo largo de estos años, el Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma se ha reivindicado como uno de los mejores lugares del mundo para la astronomía, recibiendo numerosas visitas de los técnicos y científicos del TMT, lo que supuso que a finales de 2016 se eligiera La Palma como alternativa, imponiéndose a otros observatorios de primer nivel en Chile, México o China. Aunque el Roque se encuentra solo a 2.300 metros de altitud sobre el mar, las condiciones de observación son casi tan buenas como en Mauna Kea, a 4.200 metros. Además, los costes de funcionamiento en Canarias eran la mitad de los 40 millones planeados, un importante ahorro para un aparato con más de 50 años de vida útil.
Este monumental proyecto de 1.400 millones de dólares de inversión en ciencia de vanguardia tiene como objetivo construir uno de los telescopios terrestres más avanzados y potentes de la historia, tres veces más amplio y con nueve veces más área que el telescopio de luz visible más grande de la actualidad. Y gracias a una sensibilidad diez veces superior a la de los observatorios existentes, el TMT podrá proporcionar imágenes doce veces más nítidas que las del telescopio espacial Hubble, acercándonos mucho más al origen del universo y a planetas habitables.
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