Latinoamérica respalda a sus migrantes
El Foro Iberoamericano de las Migraciones celebra en Guatemala su tercera edición destacando la necesidad de gobernar, y no controlar, la movilidad humana
Conjugar estos días migraciones y América Latina evoca inmediatamente los exabruptos de Trump, el racismo de Bolsonaro o la desesperación de quienes huyen de Honduras y Venezuela. Pero en Ciudad de Guatemala, y durante tres días, más de cien representantes gubernamentales y expertos hemos tenido una conversación muy diferente. El III Foro Iberoamericano de las Migraciones y el Desarrollo se ha centrado menos en lo que no nos gusta que en todo lo que nos gustaría cambiar de este régimen migratorio roto.
Estas son algunas de las impresiones que me traigo de Guatemala:
- El contexto político es tan hostil, que la simple constatación de un hecho –que las migraciones son un fenómeno natural, esencialmente positivo y tozudamente inevitable– constituye hoy un argumento radical y contracorriente. Pero basta con bajar el volumen de las invectivas de los líderes-macho y prestar atención a lo que contaron expertos y diplomáticos de una docena y media de países, para entender que la región iberoamericana convive de manera natural y ventajosa con el fenómeno de la movilidad humana. Empezando por la que se produce entre los propios países latinoamericanos.
- La buena noticia es que, en Iberoamérica, cualquier posible reforma no parte de cero. A diferencia de África subsahariana o de Asia central –otros puntos calientes de este debate–, esta región ha desarrollado ambiciosos procesos de integración, cuenta con instituciones razonablemente sofisticadas y está en condiciones de ofrecer y exigir acuerdos de mutua responsabilidad en la gestión migratoria.
- El Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular –que se firmará en Marrakech el próximo mes de diciembre– no hará más que empujar en la dirección correcta. Por primera vez en la historia, la comunidad internacional se dota de un marco cooperativo que establece el terreno de juego y facilita la negociación entre los países firmantes. Hablaremos mucho más en 3.500 Millones de las implicaciones de este asunto.
- A pesar de todo lo anterior, está claro que el marco narrativo lo imponen otros. El Foro tuvo lugar con el trasfondo de dos graves episodios de desplazamiento forzoso: la Caravana de Migrantes hondureños y la salida de centenares de miles de personas de Venezuela. Trump y otros líderes han manipulado obscenamente estas situaciones para presentarlas como una amenaza a la seguridad económica y social de sus países. Pero tampoco ayudan algunos analistas y ONG cuando insisten en reducir el conjunto del fenómeno migratorio a un drama humanitario o a una mera respuesta al fracaso de los Estados de origen. En ambos casos se fortalece ante la sociedad la idea de la migración como amenaza y problema, no como derecho y oportunidad.
- Vuelvo reafirmado en la necesidad de establecer coaliciones de improbables que ayuden a romper la rigidez que han mostrado hasta ahora los gobiernos nacionales. Se habla mucho del sector privado, pero me interesa incluso más el papel de las ciudades, que han estado estupendamente representadas en este encuentro por la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas. Los actores locales han demostrado a menudo muchas menos ataduras electorales y más creatividad que sus colegas estatales.
- Y un lamento final: España ha estado prácticamente ausente de este Foro. Con excepción de un par de representantes de la Agencia Española de Cooperación (AECID) y una delegación de observadores del Senado, nuestro país no ha tenido voz en un espacio que abordaba asuntos de extraordinario interés para nuestra sociedad. La ausencia del Ministerio de Trabajo y de su Secretaría de Estado de Migraciones resulta especialmente alarmante. Como en el caso de gobiernos anteriores, este demuestra con los hechos que para ellos las migraciones son un asunto de gendarmes y ONG. Y no pueden estar más equivocados.
Si todo va bien, los resultados del Foro serán elevados a la Cumbre Iberoamericana de Guatemala que se celebrará en pocas semanas. De hecho, la Secretaría General Iberoamericana ha jugado un papel esencial en este proceso, junto con la Organización Internacional de Migraciones y el propio gobierno guatemalteco. A ellos hay que agradecer la valentía de abrir esta conversación en un tono tan diferente al habitual. Ojalá tengamos la oportunidad de repetirla pronto.
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