Elton John, una historia de excesos y adicciones
Inmerso en su gira de despedida, el cantante británico produce un ‘biopic’ sin censura sobre su viaje al éxito
“Va a ser un viaje salvaje”, dice la voz en off en el recién estrenado tráiler de Rocketman, el filme sobre el ascenso a la fama de Elton John que se estrenará en mayo de 2019. La distribuidora de la cinta la define como “una fantasía musical épica que narra la historia personal y sin censura de los años que hicieron famoso a Sir Elton John”, y el actor principal, Taron Egerton, también ha declarado que no será una película biográfica al uso, lo que queda patente en una escena del adelanto de la cinta en la que todos acaban levitando. Otros fotogramas —John destrozando una habitación en pleno ataque de furia, John llenando un vaso de alcohol, o John con máscarilla de oxígeno en la camilla de un hospital— hacen pensar que el filme, pese a que David Furnish figura como productor y el propio Elton John como productor ejecutivo, no pasará de puntillas por su adicción al alcohol y las drogas. ¿Por qué iba a hacerlo? El músico, sobrio desde 1990, ha hablado de ello en numerosas ocasiones. En 2010 lo contaba así en el programa Life Stories: “Yo no me consideraba un drogadicto. Creía que esos eran los que se clavaban agujas en el brazo, pero en realidad yo era el mayor yonqui. Estuve muy cerca de morir”.
Aun así, hay muchas más luces que sombras en la vida de este solista, pianista y compositor inglés, que atesora una de las carreras más exitosas y longevas de la historia del pop. Nacido como Reginald Dwight en 1947 (Elton John era su nombre artístico, pero se lo cambió oficialmente en 1972), mostró por primera vez sus dotes para el piano a los tres años. En sus cinco décadas en la música ha ofrecido más de 4.000 conciertos, ha vendido 300 millones de discos, ha ganado seis Grammys, un Tony y un Oscar y, entre 1972 y 1975, colocó siete álbumes seguidos en el número uno. Su prolífica asociación con el letrista Bernie Taupin (se conocieron en 1967 cuando ambos respondieron al anuncio de una discográfica que buscaba compositores) es una de las muchas amistades que John ha cultivado en la industria (de John Lennon a George Michael, y de Eminem a Lady Gaga), aunque su lengua, a veces viperina (llamó a Keith Richards “mono con artritis” y a Madonna “stripper de feria”) también le ha supuesto más de un encontronazo.
De Justin Timberlake a Taron Egerton
Cuando hace siete años se anunció que existía un proyecto de biopic sobre Elton John, él mismo afirmó que su candidato número uno para ponerse en sus zapatos (de plataforma) era Justin Timberlake. Al fin y al cabo, este ya había interpretado a un joven Elton, de forma más que creíble, en el videoclip de This Train Don't Stop There Anymore. Timberlake nunca llegó a involucrarse, pero durante un tiempo el elegido fue Tom Hardy, aunque también acabó desvinculándose. En 2017 se hizo con el papel Taron Egerton, protagonista de la saga de espías Kingsman, dirigida por Matthew Vaughn (que es uno de los productores de Rocketman) y en cuya secuela, Kingsman: el círculo de oro, el propio Elton John hizo un cameo. Todo queda en casa.
La llegada de sus hijos, Zachary y Elijah, nacidos por gestación subrogada en 2010 y 2013, parece haber suavizado su carácter (también tiene diez ahijados, entre ellos Brooklyn y Romeo Beckham). Lo ha admitido incluso David Furnish, su marido desde 2014 –aunque llevan juntos desde 1993–. Considerado por muchos un portavoz de la comunidad gay (hasta Vladimir Putin lo llamó para emplazarle a una cita para hablar de los derechos LGTB), lo cierto es que el cantante no se declaró homosexual hasta 1988, justo después de que se rompiera su breve matrimonio con la ingeniera de sonido Renate Blauel. “Quería ser un buen marido sobre todas las cosas, pero al negar quién era realmente le causé tristeza a mi esposa, y una enorme culpa y arrepentimiento a mí mismo”, escribió hace unos meses en Instagram, donde acumula más de un millón de seguidores.
A principios de los 90, Elton John hizo de la lucha contra el sida su causa. Después de las muertes de Ryan White —un adolescente de Indiana que contrajo el virus en una transfusión y fue cruelmente discriminado— y Freddie Mercury, en 1992 estableció su fundación, que hasta la fecha ha recaudado más de 400 millones de dólares gracias a eventos como sus épicas fiestas en los Oscars o el White Tie & Tiara Ball que solía celebrar en su mansión de Windsor. Un empeño que compartió con la princesa Diana, la amiga que lo consoló en el funeral de Gianni Versace y que moriría, también trágicamente, pocas semanas después (2.500 millones de personas vieron a Elton John interpretar Candle in the Wind en su funeral por televisión). La relación con los hijos de Diana sigue siendo estrecha (John y Furnish acudieron a las bodas de Guillermo y Enrique de Inglaterra), y el cantante actuó en el concierto por el Jubileo de Diamante de la reina Isabel II, que en 1998 lo había nombrado caballero. También es uno de los hombres más ricos de su país, y su colección de arte y fotografía es tan apabullante que incluso protagonizó su propia exposición en la Tate Modern. Y, sin embargo, en una entrevista en 2016 aseguró que sus hijos solo reciben tres libras de paga: una para ahorrarla, otra para gastarla y otra para donarla.
Además de por su película, Elton John está hoy de actualidad porque acaba de comenzar su gira de despedida de los escenarios, que constará de 300 conciertos en cinco continentes. El vestuario lo firma Gucci y, de hecho, el estilo extravagante del cantante en los 70 (con esos trajes brillantes, esas boas de plumas, esas gafas imposibles…) inspiró a Alessandro Michele la colección de verano 2018 de la firma. Rocketman no podía ser un biopic al uso, porque la vida en la que se inspira tampoco lo ha sido. Pero, a sus 71 años, Sir Elton quiere dedicarse a algo tan convencional como recoger a sus niños del colegio. “No quiero morir en la carretera —dijo a The Telegraph en 2016—. Quiero morir en casa, y quiero pasar un montón de tiempo con mis hijos antes de que eso pase”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.