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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Operación Plastic Off

El tiempo del plástico de un solo uso ya ha terminado

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El plástico ha ido poco a poco colándose en nuestras vidas sin hacer apenas ruido y sin encontrarse con grandes obstáculos. Desde 1950 se han producido 8.300 millones de toneladas, aunque no ha sido hasta el año 2000 cuando se ha disparado su fabricación con la producción de casi la mitad del plástico total, cerca de 4.000 millones de toneladas.

A lo largo de este tiempo, el uso desmedido de plástico ha pasado desapercibido, hasta que por suerte o por desgracia nos ha estallado en las manos, y hemos empezado a ser conscientes del grave problema que teníamos por delante: cada año llegan al mar 9 millones de toneladas de estos residuos, como si cada minuto se volcase un camión de basura cargado de plástico.

La UE está preparando una directiva que acabe con los 10 productos plásticos que más aparecen en los mares

Si echamos un ojo a nuestra bolsa de envases, nos damos cuenta de la gran proporción de plásticos de usar y tirar que utilizamos en nuestro día a día. ¿Pero a qué se debe? ¿Será que los consumidores en avalancha hemos reclamado alimentos envasados en plástico? ¿Qué millones de personas nos hemos manifestado a favor de productos de usar y tirar o sobre-envasados? Eso les gustaría a las empresas que se escudan en las supuestas preferencias de los consumidores, no solo para seguir fabricando plástico sino para aumentar su consumo.

Lo tenemos claro, son las marcas las que se han empeñado en envasar todo en plástico sin ofrecer más alternativas: desde los multipacks, con los que nos obligan a comprar 6 productos en vez de uno, hasta las magdalenas, presentadas en modo muñeca matrioska, una bolsita para cada bollo, una bolsa que rodea todo..., y lo último, la tendencia de embalar la fruta en plástico a pesar de que tenga una cáscara natural dura y aislante, un absurdo que denuncian campañas como #DesnudaLaFruta.

Pixabay

Muchas veces, al buscar responsables para revertir la situación del abandono de residuos, se pone el foco y toda la responsabilidad en la ciudadanía, cuando la raíz del problema se encuentra en el modelo lineal de producir-usar-tirar, capitaneado por las empresas. Por mucho que le digamos a la gente que no compre alimentos envasados en plásticos, si es la única opción que encuentra en las estanterías de los supermercados, no conseguiremos acabar con el problema. Son las grandes marcas las que perpetúan este modelo inviable tanto en un plano ecológico como económico y las que tienen que poner en marcha alternativas como la reducción del uso de plásticos, la venta de productos a granel o los envases reutilizables, entre otras medidas.

Ya hay campañas que centran su objetivo en este cambio de modelo, la última Operación Plastic Off de Amigos de la Tierra. A través de esta iniciativa la organización ecologista busca denunciar a las empresas que más contaminan con plásticos de usar y tirar. Para esto sus activistas están organizando diferentes acciones, desde recogidas de residuos en playas y montes, en las que posteriormente analizan las marcas de los plásticos que encuentran, hasta plastic attacks, una iniciativa de Nasti de Plastic que se realiza en las puertas de los supermercados para reclamar medidas que pongan fin al uso de plásticos. A su vez como parte de la campaña también se ofrecen consejos a la ciudadanía para reducir el uso de este material, no sin antes recalcar la importancia de movilizarse para conseguir un cambio a gran escala.

El plástico se ha asentado en nuestras casas, pero no para quedarse. Desde la propia Unión Europea ya se está preparando una estrategia para evitar los plásticos y una directiva que acabe con los 10 productos plásticos que más aparecen en los mares, ambas basadas en el residuo cero y la economía circular. Estas máximas pasan por cambios en el origen, desde la fabricación de los productos, hasta su gestión cuya responsabilidad debería recaer en las empresas que los ponen en el mercado. Para este fin los sistemas de devolución, depósito y retorno son una herramienta clave, más si queremos avanzar hacia un modelo donde la reutilización sea una realidad. Las comunidades autónomas de Baleares y Navarra ya se han adelantado y cuentan con la legislación más ambiciosa en este sentido, un ejemplo para el resto de comunidades que ya deberían seguir sus pasos.

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