El desconocido matrimonio Haussmann, medio siglo liándola en el diseño
Cuando todos se empeñan en recuperar a Ettore Sottsass y su diseño radical, en Reino Unido reivindican a este matrimonio suizo de diseñadores que lleva, desde 1967, rompiendo esquemas en la industria. Una exposición recupera su legado posmodernista
La arquitectura y diseño posmoderno tienen sus héroes, sus chicos y chicas de portada. En los últimos años, se han popularizado hasta el gran público el genio y el talento de Ettore Sottsass y sus colegas del grupo Memphis –desde Andrea Branzi a Matteo Thun, pasando por Shiro Kuramata y Nathalie du Pasquier–. Memphis es quizá la marca más conocida del famoso diseño posmodernista que triunfó en los años 80 en Milán.
Pero ya para entonces, en la plácida Zúrich, a 400 kilómetros de donde Sottsass reinaba, dos arquitectos habían comenzado su particular revolución contra los dogmas del movimiento moderno hacía años, aunque con menor estruendo internacional: el matrimonio formado por Robert y Trix Haussmann. En 1967 crearon su estudio General Design Institute y con sus irreverentes proyectos de arquitectura, interiorismo y diseño textil se convirtieron en un dúo de culto.
Afortunadamente, esta falta de atención está empezado a ser rectificada. Hasta el 7 de octubre, el museo británico Nottingham Contemporary acoge una exposición retrospectiva que busca reintroducir al público y revaluar la obra de estos visionarios suizos, todavía en activo pese a rondar ya casi los 90. “La obra de los Haussmann ha tenido mucha repercusión sobre todo en Suiza y Alemania, ya que sus proyectos más significativos se construyeron en Zúrich, Basilea y Hamburgo; pero es verdad que su reconocimiento internacional ha tenido que esperar toda una generación, ya que hoy en día hay un gran interés en reinterpretar el posmodernismo desde una punto de vista menos rígido”, explican Niels Olsen y Fredi Fischli, comisarios de la exposición.
El pastiche referencial de estilos históricos y la ironía abundan en el trabajo de los Haussmann, como es típico del posmodernismo, pero la pareja prefirió desarrollar una definición estética propia. En 1981 publicaron su manifiesto Manierismo crítico, en el que delinearon su particular relectura del estilo: no como una recuperación literal de esa escuela artística de transición entre el Renacimiento y el Barroco, sino como una manera de diseñar usando las ideas de fantasía e ilusionismo y las clásicas figuras del espejo, el trampantojo y el laberinto como recursos habituales.
Estas ideas se ven claramente en su serie Lerhrstücke (Piezas Didácticas), en la que llevan trabajando desde 1977 y de las que esta exposición incluye una buena selección. Estas mesas, estanterías y cómodas son absolutamente inusuales, con formas que son simulacros de elementos arquitectónicos: arcos de medio punto, columnas griegas, muros de ladrillo. El resultado es subversivo y descacharrante.
Detrás, cuelgan varias piezas de su serie Spiegelobjekte (Objetos Espejo), testimonio de la fascinación que los Haussmann sienten por los espejos, a los que consideran una suerte de “realidad virtual”, así como por la obra del artista del siglo XVII Giovanni Battista Braccelli, famoso por sus futuristas dibujos de seres humanos compuestos por objetos y planos geométricos.
Estas series de objetos son artesanales, casi obras de arte cuya creación y distribución se han mantenido fuera de los circuitos de producción industrial. Pero a aquellos que deseen adquirir piezas de los Haussmann de un modo más asequible quizá les aliviará saber que también han producido piezas a mayor escala para marcas como Laurameroni, Wogg o Draenert.
Sin embargo, es, quizá en sus dramáticos interiores que ellos comparan a una suerte de escenografías, donde las ideas teóricas de los Haussmann y su singular manera de materializarlas alcanzan su máxima expresión. Entre sus proyectos destacan sus diseños de espacios comerciales; por ejemplo las boutiques de Courrèges (1971) y Lanvin (1977), y la tienda de moda masculina Weinberg (1981), todas en Zúrich. La ciudad suiza también acoge su genial trabajo en su estación central, donde se haya el espléndido Da Capo Bar (1981). El Hotel Plaza en la cercana Basilea, realizado en 1984, fue otra de sus obras maestras.
El reconocimiento de los Haussmann puede estar creciendo por momentos, pero ¿qué fue del estilo que inventaron? “El manierismo crítico sigue vivo en la arquitectura contemporánea, sin duda; en el propio edificio del Nottingham Contemporary, sin ir más lejos, sus arquitectos Caruso St. John han usado motivos ornamentales para crear una fachada compleja y lúdica”, afirman Olsen y Fischli. “El manierismo es una apuesta por la contradicción, por cuestionar los dogmas de estilos establecidos, y ese uso del contraste y la ironía es especialmente necesario en estos tiempos tan neoconservadores”. Al final, la revolución vendrá de la discreta Suiza.
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