"En el caso de la apendicitis, suele haber más náuseas que vómito, a diferencia de la gastroenteritis", indica Camarelles. Para Ávila, se trata de datos que hay que sumar a la sospecha de apendicitis: "Ante la duda de si puede ser una apendicitis o un cólico nefrítico, para el segundo se puede pedir un análisis de orina y, si no hay sangre en el sedimento, puede que estos síntomas, acompañados de dolor, no sean de un cólico nefrítico. Normalmente, se hacen tres o cuatro diagnósticos diferenciales y, aunque para la apendicitis no hay prueba especifica, a lo mejor las hay para los otros diagnósticos y se van descartando".
Cuando el vómito o la náusea se producen por apendicitis, se trata de una reacción vasovagal, cuando la intensidad del dolor provoca que el estómago se revuelva. "Estimula el sistema parasimpático, baja la tensión arterial, por lo muchas veces la gente se queda pálida y tiene sudores. Pero también puede pasar en un cólico nefrítico, que produce un dolor igual de intenso en el abdomen; siempre conviene hacer el diagnóstico diferencial", concluye Ávila.