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Mi esposa está en prisión por hablar contra el acoso sexual en Egipto

Amal Fathy fue detenida en mayo tras criticar al Gobierno egipcio por su pasividad ante el acoso. Su esposo Mohamed, investigador de derechos humanos, revela la angustia que siente

Una mujer egipcia sostiene una pancarta durante una protesta contra el acoso sexual en El Cairo, Egipto, el 14 de junio de 2014.
Una mujer egipcia sostiene una pancarta durante una protesta contra el acoso sexual en El Cairo, Egipto, el 14 de junio de 2014. Amr Nabil (AP)

Amal Fathy, de Egipto, fue detenida el 11 de mayo por publicar un vídeo en Facebook en el que condenaba el acoso sexual y criticaba al gobierno egipcio por su pasividad. Pasó 15 días detenida. Al día siguiente, un fiscal del Tribunal Supremo de Seguridad del Estado la interrogó en relación con otro procedimiento sobre su presunta relación con un movimiento de jóvenes activistas. Uno de los procedimientos que se siguen contra ella acaba de ser remitido a juicio, aunque siguen sin estar claros los cargos. Como investigador de derechos humanos que ha entrevistado a numerosas personas encarceladas por motivos políticos y a sus familias, el esposo de Amal, Mohamed Lotfy, de 37 años, revela la angustia que siente al ver a su esposa en prisión.

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Como investigador de derechos humanos, yo he entrevistado a muchas personas privadas de libertad y a sus familiares. Cada entrevista es desgarradora, pero no había apreciado plenamente el dolor que sentían hasta que no lo experimenté personalmente. Verlo y vivirlo es mil veces peor de lo que me había imaginado.

Cuando arrestaron a mi esposa, Amal Fathy, me quedé conmocionado y destrozado. Ella no había hecho nada peligroso. No había cometido ningún delito. Solo estaba denunciando el acoso sexual. Pero en Egipto, si denuncias algo como superviviente, te castigarán a ti en lugar de al perpetrador.

La violencia sexual es endémica

Todas las personas saben que hay violencia sexual en Egipto y en el resto del mundo. Pero en mi país, los abusos son ahora tan habituales que ni siquiera se denuncian. Quienes se niegan a aceptarlos son la excepción. Eso es lo que le ha pasado a Amal. Decidió pronunciarse y contar su historia... y ahora la están castigando por ello.

Desde que detuvieron a mi esposa el 11 de mayo de 2018 he presentado un recurso tras otro contra su reclusión. Tras 15 días arrestada, le concedieron la libertad bajo fianza en el primer sumario, en el que se la acusa de publicar un vídeo en Facebook en el que condena el acoso sexual. Pero al día siguiente, un fiscal del Tribunal Supremo de Seguridad del Estado la interrogó por otro asunto: “pertenencia a un grupo prohibido”, “uso de un sitio web para promover ideas en favor de actos terroristas” y “difusión intencional de noticias falsas que podrían dañar la seguridad y los intereses públicos”. Estas acusaciones no tienen ninguna base, son absurdas y ridículas., pero ella desde entonces está encarcelada.

Ahora van a someterla a juicio a pesar de que siguen sin estar claros los cargos exactos que pesan contra ella. La primera vista judicial se celebró el 11 de agosto ante el Tribunal de Delitos Menores de Maadi (El Cairo).

En mi país, los abusos son ahora tan habituales que ni siquiera se denuncian

La cárcel destruye a las personas más fuertes

Amal sigue actualmente en prisión. Aunque tiene lo básico que necesita para sobrevivir, estoy preocupado por ella. Sí, es una mujer fuerte que sueña con ser actriz algún día. Es sociable, directa, sincera y le encanta reírse. Pero la cárcel puede destruir incluso a las personas más fuertes.

Amal sufre depresión y no está recibiendo la medicación que necesita. Hace poco tuvo complicaciones en la pierna izquierda y las autoridades tardaron más de dos semanas en encontrar la medicación adecuada. Ninguno de nosotros entiende por qué está allí, y el hecho de que vaya a ser juzgada por tener una opinión es ridículo. Somos seres humanos con derecho a difundir ideas y comunicar nuestras esperanzas y temores para poder cambiar nuestras vidas a mejor. Deberían darnos la oportunidad de hablar libremente y juntos.

Solidaridad

Debo mantenerme fuerte por Amal y nuestro hijo de tres años. Cuando la visito en la cárcel, hago todo lo que puedo para mantener alta su moral... y la mía. Es increíble ver cómo la sociedad se está movilizando por ella y pidiendo su libertad. Los y las simpatizantes de Amnistía Internacional están escribiendo cartas y es alentador ver cuántas personas se solidarizan con nosotros. Eso nos da a ambos la energía necesaria para continuar. Con tanta gente detrás de nosotros, no nos sentimos aislados y no vamos a rendirnos.

Vivir en un limbo es frustrante para todos nosotros. Mi hijo y yo seguimos esperando que pongan en libertad a Amal, y cuando eso no pasa, es desgarrador y todo el ciclo vuelve a empezar, sobre todo ahora que van a juzgarla.

Retrato del matrimonio formado por los activistas de derechos humanos egipcios Amal y Mohamed Fathy.
Retrato del matrimonio formado por los activistas de derechos humanos egipcios Amal y Mohamed Fathy.Cortesía de Mohamed Fathy

Las autoridades egipcias hacen uso de estos cargos contra personas críticas y periodistas en un intento de silenciarlas. Mi esposa tuvo la valentía de hablar abiertamente de su experiencia de acoso sexual en Egipto y debería ser aplaudida por su valor, no juzgada.

Amal Fathy forma parte de la campaña Valiente de Amnistía Internacional, cuyo objetivo es el reconocimiento y la protección de los defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo.

Mohamed Lotfy ha sido investigador de Amnistía Internacional y actualmente es director de la Comisión de Derechos y Libertades de Egipto.

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