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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

La primavera abiyanesa de Charris

El pintor murciano revisa su muestra 'Suite africaine' en el Museo de las Civilizaciones de Costa de Marfil

Ángeles Jurado
Ángel Mateo Charris, con profesores y alumnos de la escuela del INSAAC, encabezados por Mathilde Moreau, su directora. Le acompaña el comisario de su exposición, Iván Moreno de Cózar.
Ángel Mateo Charris, con profesores y alumnos de la escuela del INSAAC, encabezados por Mathilde Moreau, su directora. Le acompaña el comisario de su exposición, Iván Moreno de Cózar.

"Desde las montañas cercanas a la ciudad donde vivo, Cartagena, en Murcia, dicen que, en los días muy claros, puede verse la costa del norte africano, ese continente enigmático al otro lado del mar", avanza Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962). Son palabras que explican algo de su fascinación por África y su exposición Suite Africana, que se pudo visitar en el mítico Museo de las Civilizaciones de Costa de Marfil (Abiyán) la pasada primavera. La muestra incorporaba 26 obras formuladas expresamente para ella, en óleo sobre papel, por encargo de la Embajada de España en Costa de Marfil. Comisariada por Iván Moreno de Cózar y Landahl, se completaba con una serie de 20 dibujos del año 2001, que el autor realizó durante un viaje a tierra maliense.

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"Creo que fue bastante bien acogida, porque se entendía que las obras están hechas desde el respeto y la admiración a la cultura africana", dice el autor en entrevista posterior. "En ocasiones, actuando como espectador de cuestiones que han definido las relaciones entre Occidentes y África, como el colonialismo, la globalización, las aproximaciones de los artistas y los mitos y las leyendas".

Charris se enfrentó a las cámaras y micrófonos que le rodearon en su inauguración, a principios de abril, armado con un discurso reflexivo y elegante sobre el cruce de miradas, el colonialismo, el prejuicio, la multiculturalidad y el mestizaje. Le arropaban las paredes de una institución emblemática que abrió sus puertas en 1942, en plena época colonial, y que hoy alberga un auténtico tesoro de más de un millón y medio de piezas únicas procedentes de todas las esquinas de este riquísimo país, habitado por 66 lenguas y más de 20 millones de maneras de estar en el mundo.

Vídeo: AFP

Su respuesta (entre otras) al peso abrumador de esa riqueza incalculable que le envolvía fue la imagen de una Mami Wata de ébano, la cabeza rizada y la mirada cargada de melancolía, anclada a la piedra donde se fija la cola plateada de la Sirenita danesa, soñada por Hans Christian Andersen y heredera de las criaturas que tentaron a Ulises en su ruta hacia Ítaca.

"Mis primeras aproximaciones al continente africano fueron a través de la literatura y el cine, especialmente el género de aventuras y de expediciones, que siempre me ha gustado", precisa el artista. "Pero fue en una primera estancia en Nueva York, en 1988, a donde fui buscando la contemporaneidad, y en la que me topé con las colecciones africanas del Metropolitan que me impactaron enormemente. Desde entonces he realizado diversos viajes por el continente (Mali, Kenia, Cabo Verde, Egipto, Isla Mauricio) y algunas exposiciones de temática africana, sin contar las innumerables veces que sus atmósferas y referencias se han colado en mi obra, tratando muy diversos temas".

Ángel Mateo Charris.

Como él mismo explica, la abiyanesa no es la primera experiencia creativa africana del pintor neometafísico, satírico y metaliterario, en cuya obra se observa la clara influencia de artistas como Edward Hopper y la impronta del cine, la literatura o el cómic. La Mar de Músicas le comisionó en 2000 para realizar un viaje a Mali que daría como resultado la exposición y el libro Tubabus en Tongorongo. Este encargo le ofrecería la posibilidad de conocer personalmente a creadores de la talla de Malik Sidibé, Toumani Diabaté o Salif Keita. Apenas siete años más tarde, ilustró El corazón de las tinieblas (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), encargo que le permitió crear un ciclo de obras que reúnen dos de sus pasiones: Joseph Conrad (la literatura) y África (el viaje).

Dibujo.
Dibujo.Ángel Mateo Charris
Ángel Mateo Charris

Las obras de Charris muestran, a través de una especie de sincretismo pop, cómo se construye la imagen de África en la cultura occidental, desde las andanzas de Tintín y otros personajes literarios al tecnicolor kitsch de Mogambo o La reina de África, pasando por los equívocos del colono y la apropiación de las culturas africanas perpetrada por las vanguardias europeas de principios del siglo pasado. Las referencias lo impregnan todo: Raymond Roussel, Homero, Picasso, Francis Keré, Malik Sidibé, Hergé… Y lo hacen desde la complementariedad, con vocación de reflejar una inspiración universal y el respeto.

"La exposición me pareció una experiencia fantástica, un lujo poder exponer estas obras en el continente que las inspira e incluso compartir la sala con las obras de los maestros africanos de la colección del museo, que yo admiro profundamente: una experiencia impagable ", subrayó el artista, refiriéndose a la excepcional colección de arte y culturas que alberga el Museo de las Civilizaciones.  "También me apasionó exponer en un lugar con estándares y medios tan diferentes a los europeos, pero tan excitante para un artista que, como yo, ama la mezcla de culturas, los encuentros y choques de las diferentes culturas, en un museo tan peculiar y en una ciudad tan llena de vida como Abiyán".

Las vanguardias robaron todo lo que pudieron del arte africano y de otros continentes

Entre sus obras se asomaba un retrato en el que figuran Tristan Tzara, Paul Éluard, Hans Arp y Salvador Dalí, con los rostros cubiertos con máscaras africanas, y André Breton con la cara descubierta. Lo tituló Los impostores y justificó esta decisión afirmando que “las vanguardias robaron todo lo que pudieron del arte africano y de otros continentes”. “Hay una relación de impostura, de apropiarse cosas del otro, es lo que hacemos un artista con otro, una cultura sobre la otra", precisó Charris en Costa de Marfil.

Dice que, de momento, no tiene previsto nada nuevo por el continente africano, mientras prepara un par de exposiciones para Filipinas y España. "Pero en cualquier momento estoy dispuesto a escuchar la llamada de África", concluye, feliz de volverse a Cartagena con la maleta cargada de nuevas ideas, influencias, imágenes y sueños.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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