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MIRADOR
Columna
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Regeneración

La podredumbre de la corrupción y otros vicios políticos han dejado al partido de la derecha española en los huesos

Julio Llamazares
Pablo Casado junto a varios cargos del PP.
Pablo Casado junto a varios cargos del PP.DAVID MUDARRA (EFE)

En biología se conoce como regeneración al proceso mediante el cual se recupera la estructura y la función de órganos o partes de un cuerpo dañados. Regenerar es, pues, devolver a un organismo a su estado óptimo eliminando sus daños y podredumbres parciales o purificándolo por entero cuando es todo él el que está afectado por aquéllos. Vista así, la regeneración que del Partido Popular promete el candidato que mañana se enfrenta en primarias a la anterior vicepresidenta del Gobierno y mano derecha de Rajoy, que representaría la continuidad, parece loable de todo punto, pues la podredumbre de la corrupción y otros vicios políticos han dejado al partido de la derecha española en los huesos.

El problema es que esa regeneración que se promete casa mal con la fotografía que ayer, a dos días de las elecciones, publicaban todos los periódicos y para la que posaban varios exministros de anteriores Gobiernos de Rajoy. Mal se puede entender por el personal de a pie que la regeneración la vayan a llevar a cabo personas que representan individualmente y en conjunto la peor época de este país en el orden de la mentira y la corrupción, que ya es decir ¿Regenerarán el partido y España, si vuelve a gobernar como es su intención, un exministro cesado en su día por aparecer (y negarlo en un primer momento mintiéndonos a todos, incluido su presidente) en los famosos papeles de Panamá sobre evasión fiscal, el que consideró exculpada la corrupción de su partido por el hecho de que muchos españoles les volvieran a votar, el que condecoró a la Virgen y al Cristo de la Legión desde su ministerio ignorando la aconfesionalidad del Estado que establece su Constitución? ¿Regenerará su partido su actual secretaria general en funciones, capaz de empequeñecer a Groucho Marx en sus discursos de autodefensa, ya sea del finiquito en diferido al extesorero Bárcenas o de las mentiras sobre su invisible máster de su amiga la expresidenta madrileña Cifuentes? Y, sobre todo, ¿regenerará el Partido Popular y la vida política española un joven que cita a Aznar como referencia y que aprobó Derecho en dos años, con lo que a uno le costó terminarlo en cinco?

Pero lo peor para los españoles no es eso. Lo peor para los españoles, que, lo queramos o no, vamos a tener un partido conservador sí o sí, es que la alternativa a esa candidatura regeneradora es la que representa la anterior vicepresidenta del Gobierno, corresponsable por tanto de sus mentiras y errores, y cuyo espíritu dialogante ha vuelto a quedar de manifiesto al negarse a dejarse entrevistar por este periódico, que, como es público y notorio, está al servicio de sus enemigos.

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