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MIRADOR
Columna
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Mujer futura

En cuanto a la Luna, también aquí hay gente que sostiene que no podríamos existir sin ella

Javier Sampedro
Concentración de mujeres en Bilbao en el Día Internacional de la Mujer.
Concentración de mujeres en Bilbao en el Día Internacional de la Mujer.Vincent West (REUTERS)

Adivinar el futuro suele ser un buen negocio. Fue lo que, según una leyenda que nadie se cree, hizo Tales de Mileto al predecir el eclipse solar del 28 de mayo del 585 antes de Cristo. Según el historiador Jenófanes, que vivió poco después, esa predicción detuvo la batalla entre el rey Aliates de Lidia y su colega el rey Ciáxares de Media, que al parecer no tenían otra cosa que hacer aparte de mirar al cielo y mandar a sus jóvenes a la escabechina. Los eruditos actuales dudan de que Tales pudiera hacer esa predicción en la época, pero también lo dudaron sus coetáneos. Sería una lástima que una historia tan hermosa fuera mentira, pero en fin, siempre nos quedará el mito.

El semanario británico The Economist dedica un cuadernillo anual a la predicción del futuro, o quizá a la historia-ficción, puesto que se llama ‘What if…’ (¿y qué si…?). El de este año se pregunta qué pasaría si todos lo niños del planeta fueran a la escuela, si la división de Europa se profundizara, si las empresas dejaran de tener empleados humanos, si pagaran a la gente por sus datos, si todos fuéramos calvos o si Luther King no hubiera sido asesinado. Son buenas preguntas, pero mis dos favoritas son: ¿qué pasaría si el 50% de los directores ejecutivos (CEO) de las empresas fueran mujeres? Y ¿qué pasaría si no hubiera Luna? Son dos preguntas de una índole muy distinta, pero ambas requieren imaginación para encontrar una respuesta.

Respecto a las CEO, lo único que cabe afirmar con seguridad es que estamos a años luz de ese objetivo. En este glorioso año de 2018, las mujeres solo ocupan la jefatura del 7% de los Gobiernos, el 15% de los consejos de administración y el 3% de las direcciones ejecutivas. Nada de esto se debe, desde luego, a que las mujeres sean subóptimas para esos puestos. La razón hay que buscarla más bien en unos criterios de selección anticuados, erróneos y dañinos para la sociedad, tanto en el sector público como en el privado.

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En cuanto a la Luna, también aquí hay gente que sostiene que no podríamos existir sin ella. Es la Luna quien causa las mareas, y hay teorías que defienden las mareas como un factor esencial para el origen de la vida. También es la Luna quien estabiliza nuestra precesión (movimiento de una peonza hacia el final de su giro) en términos soportables. Muchos ciudadanos no tenemos una opinión formada sobre esto.

Pero sí la tenemos sobre las mujeres. Creemos que el mundo será mejor cuando dejemos de excluirlas. Hagamos el experimento, como buenos científicos.

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