El desdoblamiento de Quim Torra
Los últimos acontecimientos políticos en España con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa ha descolocado, no solo al PP —ahora en la oposición y en pleno proceso de sucesión de su exlíder— y a Ciudadanos, sino también al Govern de Cataluña, a Puigdemont y su entorno y demás líderes independentistas. La partida de póquer del procés soberanista, con farol, traspiés y sufrimiento incluidos, se plasma en los movimientos del president Torra, a quien le faltan brazos, piernas y alma para cumplir con éxito el ejercicio de desdoblamiento que viene llevando a cabo desde que asumiera el cargo. Buena prueba de ello se reflejó en el acto de inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona este pasado viernes, en el que el president había anunciado su desplante a Felipe VI, para finalmente, tras el encuentro entre ambos, saludarse cordialmente pero con frialdad —eso sí— y luego compartir el palco de autoridades tan solo separados por Pedro Sánchez. Los juegos de malabares, acrobacias y equilibrismos de Torra, de un lado, por simbolizar su firmeza en las aspiraciones independentistas y de ruptura con España, y de otro, por compatibilizar sus compromisos y obligaciones institucionales como jefe del Govern, requieren de un esfuerzo casi titánico, cual ente incorpóreo, mostrando a seguidores y simpatizantes con la causa soberanista que el actual Govern en ningún caso se plegará al Estado y evitando confrontación más allá de lo estrictamente permisible con las normas constitucionales y estatutarias que puedan acarrearle alguna consecuencia judicial. Entre simbolismos y realidad anda el juego.— José Manuel Fernández-Arroyo Castellano. Barcelona.
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