La celeridad nos desquicia
Nos ha tocado vivir tiempos de simpleza, de credulidad, de recetas simples para problemas complejos
Nos ha tocado vivir tiempos de simpleza, de credulidad, de recetas simples para problemas complejos: hoy por primera vez existe una comunidad de creyentes en los bulos —en buen castellano, esto y no otra cosa son las fake news— que, según un estudio realizado por el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), se difunden 10 veces más que las noticias verdaderas. Una mayoría de la población está dispuesta a creer todo lo que confirma sus prejuicios.
¿Cómo es posible que el apretón de manos de Trump y Kim en Singapur, un ejercicio de diploentretenimiento, en lo que se ha convertido la diplomacia en la era de la posverdad, se haya vendido como la desnuclearización de Corea del Norte? “Ya no hay amenaza nuclear del régimen que lidera Kim”. Falso: no hubo resultados, ni plazos, ni concreción alguna, pero sí un relato que pasa mayoritariamente como cierto.
Toledo, ciudad hermanada con Aquisgrán, la cuna de Europa, ha acogido esta semana un interesante debate sobre la guerra híbrida, la ambigua zona gris en la que la mentira opera como arma y la verdad aparece como víctima. En el marco del 30º seminario internacional de seguridad y defensa, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, analistas rusos y europeos, representantes de la OTAN, de la cúpula de la Defensa española, el director de la Inteligencia, el general Félix Sanz, y el único secretario general español que ha tenido la Alianza Atlántica, Javier Solana, reflexionaron sobre el difícil momento internacional que vive Europa, la falta de previsibilidad de los que considerábamos nuestros amigos de Washington, y la urgencia de reparar la relación con Rusia.
Es en el territorio de lo gris, en el ciberespacio, donde la amenaza de los fuertes es contrarrestada por la amenaza de los débiles multiplicada por los robots, explicó el secretario general de Política de Defensa, el almirante Juan Francisco Martínez Núñez. Todo esto que nos sorprende ahora, la explotación de nuestras vulnerabilidades por la desinformación, la propaganda, los bulos, ya ocurrió antes en la historia. Aunque todo ahora parezca post, nada es nuevo. Lo que ha cambiado es la potencialidad que ofrecen las tecnologías de la red. El director del CNI advirtió de que no estamos en una guerra híbrida, lo que sufrimos son “acciones de influencia” que no superan la línea roja. La atribución al 100% de la autoría de la desinformación en las redes a Rusia es muy difícil. Porque utilizan a terceros con identidades falsas, se subcontratan las operaciones y se lanzan desde servidores extraterritoriales.
El seminario concluyó con la idea de que la celeridad, la velocidad con la que todo ocurre, es el signo de la época actual, lo que nos está desquiciando. La realidad no es tan nefasta, el mundo progresa: 137.000 personas escapan al día de la pobreza y esto ocurre desde hace 25 años. Occidente no ha sido derrotado. Es necesario enfriar un panorama internacional demasiado caliente. Y para aclararnos en la zona gris lo más importante es elevar la educación para lograr ciudadanos críticos. Porque “el Estado no nos puede proteger de ser tontos”, afirmó en Toledo Mira Milosevich, investigadora del Instituto Elcano. fgbasterra@gmail.com
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