Esta momia es una ‘celebrity’
La fascinante historia de tres famosos viajeros del tiempo
Ramsés II (El Cairo, Egipto)
Encontrarse cara a cara con Usermaatra Setepenra Ramsés Meriamón, tercer faraón de la decimonovena dinastía de reyes de Egipto, impone un poco. Aunque cuando uno se asoma al ataúd de cedro donde reposa el cuerpo momificado del gran Ramsés II, un anciano de porte regio, pelo pajizo y nariz aguileña, cuesta reconocer al poderoso rey guerrero que retratan los colosos de Abú Simbel; el faraón que, según cuentan los relieves que él mismo hizo inscribir en templos y monumentos por todo Egipto, derrotó a los hititas en la batalla de Qadesh, librada en 1274 antes de Cristo, hace la friolera de 3.000 años. Su tumba, la KV7, está en el Valle de los Reyes, aunque los restos del faraón que gobernó Egipto entre el 1279 y el 1213 antes de Cristo fueron descubiertos en 1881 en una cueva del acantilado que hay tras el templo de la reina Hatshepsut en Deir el Bahari, en Luxor, donde fueron escondidas junto a otras momias reales por los sacerdotes tebanos para evitar su destrucción tras el saqueo de las tumbas del Valle de los Reyes, del que solo se libró Tutankamón. En 1976, después de 30 siglos viajando en el tiempo, la momia de Ramsés emprendió un último y polémico viaje desde El Cairo a París, donde fue recibida con honores de jefe de Estado, para someterla a tratamiento contra la infección de hongos microscópicos que la estaba destruyendo, antes de ser devuelta al Museo Egipcio en El Cairo, donde hoy se exhibe dentro de una urna de cristal.
Juanita, la Doncella de Hielo (Arequipa, Perú)
Juanita, el cuerpo congelado de una niña inca que vivió a mediados del siglo XV, tendría 13 o14 años cuando fue llevada hasta el cráter del nevado Ampato, un volcán peruano de 6.130 metros de altitud, para ser sacrificada a los dioses de un golpe en la cabeza. Allí permaneció 500 años, helada y sola, hasta que una erupción destapó su tumba y el antropólogo estadounidense Johan Reinhard (Joliet, Illinois, 1943), explorador residente de National Geographic, descubrió su momia intacta en 1995. “Las manos de aquella niña parecían más vivas que las mías”, declaraba Reinhard en una entrevista a EL PAÍS de Jacinto Antón. Hoy se exhibe en el museo Santury de Arequipa (Perú), dentro de una urna de cristal a 19º bajo cero.
El Hombre de Tollund (Silkeborg, Dinamarca)
El George Clooney de las momias es el famoso Hombre de Tollund, el cuerpo de un varón momificado de unos 40 años de edad, descubierto en 1950 por Viggo y Emil Højgaard, dos campesinos daneses que cortaban turba en una ciénaga cerca del pueblo de Tollund, en Jutlandia (Dinamarca). Aunque llevaba más de 2.000 años enterrado allí, el cadáver tenía tan buen aspecto que pensaron que se trataba de un crimen reciente y llamaron a la policía de la ciudad de Silkeborg. Y tenían razón: el hombre había sido asesinado (por ahorcamiento) y enterrado en el pantano, pero durante la Edad del Hierro, una forma de sacrificio ritual común en la Escandinavia del siglo III antes de Cristo.
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