Reflotar el bipartidismo
Los próximos meses estarán llenos de trampas. Y Cataluña será la principal
A menudo la historia se escribe por caminos retorcidos. El inesperado vuelco que ha dado la política española, al captar Pedro Sánchez una oportunidad donde no era evidente, ha dejado noqueado al PP. No hay peor golpe que aquel que no se espera. Pero a medida que pasan las horas surge una pregunta: ¿y si esta operación sirviera para reflotar al viejo bipartidismo? En los tiempos que corren, cualquier hipótesis de futuro puede ser falsada al minuto. Pero hoy ya nadie afirma con rotundidad que el nuevo Gobierno durará tres días, y el PP ha pasado de la explosión de resentimiento a poner en primer plano la urgente tarea de reconstrucción y renovación que, sin duda, requiere tiempo: elegir un nuevo líder y consolidarlo.
De modo que, asumido el impacto, PSOE y PP, dos enemigos inseparables, podrían coincidir en un calendario que les permita recuperar la hegemonía en sus respectivos espacios. El PSOE busca ampliar distancias con un Podemos que viene pisándole los talones. Y el PP necesita romper el cliché mediático que sitúa a Ciudadanos al frente de la derecha, a pesar de que hoy está a su sombra como segunda fuerza de la oposición. Pedro Sánchez presenta un Gobierno sin señal de provisionalidad, falta ahora que concrete sus objetivos. Una política sólo de gestos puede tener eficacia inmediata pero escaso recorrido. Y el PP pone la renovación en primer plano, con la obscena intromisión de José María Aznar, que no ha concedido a Rajoy ni una semana de luto.
Las prioridades de la agenda del presidente Sánchez son fáciles de enunciar: redistribución del crecimiento, políticas de igualdad, distensión en Cataluña y retorno a Europa, de la que Rajoy ha estado clamorosamente ausente. Concretarlas requiere mucha mano para tejer alianzas parlamentarias, aprovechando que sólo Ciudadanos tiene prisa para ir a votar, temeroso de perder la oportunidad soñada.
Los próximos meses estarán llenos de trampas. Y Cataluña será la principal. Pasar de la confrontación a la negociación en la cuestión catalana requiere que el sector del soberanismo que asume el final de la ilusión unilateral se imponga, pero eso dependerá en gran manera de la evolución de los procedimientos judiciales. Y de que Sánchez no se deje acomplejar por la previsible pugna entre PP y Ciudadanos por el título de campeón del antiindependentismo. La larga lista de juicios por la corrupción vinculada al PP pesará sobre los intentos de reconstrucción de este partido. Después vendrá la campaña de las autonómicas y municipales, que puede dar el veredicto definitivo al experimento Sánchez.
El PSOE arranca con voluntad de ir hasta el final. Ya no se habla de fecha de elecciones. Volverá la presión cuando Ciudadanos y Podemos descubran que PP y PSOE pueden ver en la prolongación de la provisionalidad la salvación del bipartidismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.