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Volver a investigar a España, pero no a cualquier precio

Investigadores españoles en Alemania, Suecia y Dinamarca se reúnen en Berlín

Algunos de los investigadores, con la aún secretaria de Estado, Carmen Vela.
Algunos de los investigadores, con la aún secretaria de Estado, Carmen Vela.A. C. R.

Eligieron el día hace casi un año y ha resultado ser el día de la toma de posesión de Pedro Sánchez. Las sociedades de científicos españoles en Alemania, Suecia y Dinamarca celebran con la colaboración de la embajada de España y el patrocinio de la Fundación Areces, un simposio internacional para conocerse, reconocerse, saber en qué anda cada uno y por dónde las investigaciones que hacen que la ciencia esté “al servicio de un nuevo futuro sostenible”. Robótica, nuevos materiales, biología molecular, inteligencia artificial, arquitectura sostenible, electromovilidad y política científica, un asunto este último del que, precisamente hoy, se habla mucho en Berlín porque para inaugurar el simposio ha venido Carmen Vela, hasta ese mismo día secretaria de Estado de I+D y a quien su situación de “en funciones” le pilló en Alemania.

“No es posible saber cuántos somos”, dice Cristina Murcia, presidenta de CERFA, los organizadores, la asociación de los científicos españoles en Alemania. “Nosotros somos unos 600 y hay 16 asociaciones como la nuestra, que entre todos sumamos unos 4.000 miembros. ¿En total habrá el doble, el triple, más aún? No podemos saberlo.” Lo que sí sabe esta doctora en química organometálica que trabaja en Bremen, en la industria alimentaria, es que “no volvería España de cualquier manera. Claro que me encantaría, pero aquí puedo hacer planes de futuro, allí, no.” Hoy, sábado 2 de junio, hay algo de más cien científicos reunidos en este simposio en Berlín, que se celebra al mismo tiempo que el de la asociación británica en Glasgow.

“Aceptaría condiciones un poco peores que las de aquí, pero no quiero volver en precario”, dice Paula Fernández Guerra, presidenta de la asociación en Dinamarca, que investiga en un hospital danés sobre bases moleculares de las enfermedades. “La tierra y la familia tira mucho. Me gustaría que se dieran las condiciones para para volver.” Hugo Gutiérrez de Terán, que trabaja en el Centro de Biomedicina de la Universidad de Uppsala, en Suecia, y que preside la asociación en aquél país, insiste en que “tienen que darse las condiciones para que circule el talento. No se trata de que podamos volver sin más, se trata de que en ciencia hay que circular, pero a España no hay posibilidad de ir. Luego, las condiciones personales cambian mucho y lo determinan todo, las relaciones, la familia.”

Durante la sesión del sábado diversos investigadores cuentan sus trabajos en sus países de residencia, porque quieren conocerse, tender puentes. Pablo Lanillos, que se dedica a la robótica y a la inteligencia artificial, presidente de la sección bávara y vicepresidente de CERFA, y que disfruta de una beca Marie Curie de la UE, asegura que “nosotros hemos cumplido nuestra parte del contrato, hemos investigado, hemos publicado en buenos sitios, hemos trabajado como se nos dijo que había que hacer, pero ahora no hay plazas. A veces es descorazonar que no haya un lugar para aquellos que quieran desarrollar su carrera investigadora en España.” “Conocemos otros sistemas, podemos dar ideas, tenemos interlocución aquí y podríamos ayudar”, dice Guillermo Pérez Hernández, químico computacional y presidente de la sección de Berlín. “La no precariedad no creo que sea un listón muy alto para volver: es el nuestro.”

No volvería España de cualquier manera. Claro que me encantaría, pero aquí puedo hacer planes de futuro, allí, no

La idea común es que se creen plazas, que exista la oportunidad de tener oportunidad en casa. Carmen Vela, ya ex secretaria de Estado y presente en el simposio, considera importante que estás asociaciones funcionen. “Les hemos ayudado todo lo que hemos podido desde la FECYT, sin pretender interferir en su trabajo.” Se lamenta de los años de crisis, en los que las tasas de reposición en las universidades, “que no dependen de nosotros”, y en los organismos públicos de investigación hayan sido tan bajas. “En el CSIC hemos pasado del 10% de reposición, que era muy poco, pero ha sido mucho peor en otros sitios, del 0%, al 100%. Pero más que programas de retorno creo que necesitamos una buena política de plazas, crear las condiciones no para que vuelvan necesariamente, para que puedan volver.”

Sin embargo, no hay mucho ánimo entre los presentes. “A Montoro le sustituirá otro Montoro”, se teme Nazario Martín, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas, que ha venido a Berlín porque “hay que apoyar a esta gente. Creo que lo malo no es que no puedan volver, es que hay muy pocas plazas nuevas, no hay oportunidades”. También “para apoyarles” ha venido hasta Berlín Oscar Fernández-Capetillo, vicedirector del CNIO e investigador del Instituto Karolinska. En su charla les cuenta la importancia de los hechos inesperados que determinan la carrera del científica, de lo cual él mismo se pone de ejemplo: “largos periodos de calma seguidos de momentos de gran cambio. Por lo que veo y oigo, creo que quieren volver, porque la tierra tira mucho, pero lo malo es que no haya oportunidades para volver. El Gobierno no ha tenido sensibilidad con la ciencia estos años y Carmen Vela ha hecho lo que ha podido, pero el dinero estaba en otra habitación.”

Así, como los maletillas de antaño, los ¿8.000, 15.000, 20.000? científicos españoles en el extranjeros piden una oportunidad. La diferencia es que ellos se han preparado, se han doctorado, han ganado proyectos internacionales competitivos, han alcanzando en sus países de acogida situaciones más o menos estables o, por lo menos, “sabes que si te quedas en paro encuentras trabajo en lo tuyo en poco tiempo”. Pretenden acabar con la situación actual en la que España es exportadora neta de talento y de formación sin billete de vuelta. Veremos si el nuevo Gobierno recoge ese guante.

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