Vestidos que desvisten
En inglés los han llamado “naked dress”, y nuestros periódicos lo repiten con la pereza habitual


Las alfombras rojas muestran cada vez más un tipo de traje femenino cuyas telas casi transparentes se pegan al cuerpo y permiten delimitar, y hasta ver, la anatomía completa de la famosa que se lo enfunda. En inglés los han llamado naked dress (literalmente, “vestido desnudo”), y nuestros periódicos repiten el barbarismo con su pereza y sus complejos habituales. Pero salta a la vista (a la vista sobre todo) la contradicción entre el concepto de “vestido” y el hecho de que tal prenda no sirva para vestir, sino más bien para lo contrario. Así que, en vez de “un vestido”, lo que se están poniendo esas famosas es “un desvestido”.
Y en esta última palabra podemos encontrar precisamente un neologismo en español (formado con los propios recursos de nuestra lengua) que sustituiría con ventaja al anglicismo si el periodista de turno lo quisiera así.
Han lucido un naked dress en distintos actos y fiestas las modelos Deepika Padukone, Kendall Jenner y Nieves Álvarez, y las cantantes Katy Perry, Jennifer López, Beyoncé o Tallia Storm, según nos han contado las crónicas y nos ilustraban las fotografías.
La prensa española no se ha tomado la molestia de traducir este anglicismo, salvo excepciones que no suelen hallarse en los titulares y que se limitan al tenor literal de esos dos términos contradictorios. Se han publicado por ejemplo estos encabezamientos: “Naked dress, el vestido que desnuda a las más osadas”, “Cher es la reina indiscutible del naked dress”, “Las razones por las que la tendencia naked dress triunfa”, “Cristina Brondo, embarazada y con naked dress”, “Todas las modelos llevaron naked dress a la fiesta de Leo DiCaprio”.
Y hemos leído también este titular: “Los vestidos naked dress se apoderan de la alfombra roja en el festival de Cannes”. El texto correspondiente remacha: “Numerosas modelos, cantantes y actrices han apostado por el naked dress —vestido desnudo—, convirtiéndose [sic] en el estilo más demandando en las alfombras rojas del certamen”. No abundaremos en ese gerundio extraño (lo adecuado, si acaso, sería “convirtiéndolo”), pero sí señalaremos de paso que el uso y abuso de palabras en inglés suele ir acompañado de cierto descuido hacia el resto de la lengua en general, y eso tiene consecuencias (en este caso, un gerundio incoherente).
Tales titulares se podrían escribir sin el anglicismo, en el supuesto de que el periodista tuviera un poco de arrojo y hasta de buen humor: “El desvestido que desnuda a las más osadas”, “Cher es la reina del desvestido”, “Las razones por las que triunfa la tendencia del desvestido”, “Cristina Brondo, embarazada y con desvestido”, “Todas las modelos se desvistieron en la fiesta de Leo DiCaprio”. (El uso de la cursiva puede aclarar el sentido que se pretende dar al término –mientras éste no se difunda lo suficiente–, y también evitar improbables confusiones entre la prenda y un hombre sin ropa: “Los desvestidos se apoderan de la alfombra roja de Cannes”).
Ahora bien, esto nos plantea un problema adicional, porque ciertos medios especializados en moda, estilo y famosos —términos que a veces encubren como eufemismos el machismo y el cotilleo— ampliarán las tradicionales listas de “las 10 mujeres mejor vestidas” para publicar ya siempre junto a ellas la clasificación de “las 10 mujeres mejor desvestidas”.
En fin, esto siempre sería algo menos malo que “las 10 mujeres mejores con naked dress”.
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