Úrsula Corberó, estrella en la pantalla y reina de Instagram

“Creo que nunca en mi vida me había sentido tan querida”, dijo Úrsula Corberó hace pocos días a propósito del éxito de La casa de papel, la serie de habla no inglesa más vista de la historia de la plataforma Netflix. Pero el sentimiento se extiende en muchos otros terrenos ya que la actriz está viviendo un momento dulce que se interpreta como un cambio de ciclo en su vida y su carrera.

El corazón lo tiene lleno y feliz desde que hace dos años coincidió con Chino Darín, hijo del también actor argentino Ricardo Darín, en el rodaje de la serie La Embajada. Ambos forman una de las parejas de moda del cine español y también un tándem bien avenido que despierta curiosidad por su simpatía, su complicidad, su atractivo y la normalidad con la que muestran su relación. También maneja ese don inclasificable, mezcla de encanto, desparpajo, irreverencia, sensualidad y amigos interesantes, que ha conseguido convertirla en la reina española de Instagram, con más de 5,3 millones de seguidores. Y sus papeles como actriz están dando ese salto cualitativo que separa a una promesa de una estrella.

Desde aquella adolescente de instituto que interpretó en Física y Química han pasado 10 años, se ha cortado la melena y ha sofisticado su imagen sin perder el tipo de belleza que Luis Alegre califica de genuino. “No se parece a nadie y ese es uno de sus puntos fuertes”, afirma el periodista y cinéfilo. Pero además lo ha hecho sin dejar por el camino naturalidad y gracia. “Es divertidísima, muy seria en el trabajo pero con un sentido del humor que hace que sea muy fácil trabajar con ella”, afirma Julio Medem, bajo cuya batuta estrenará el próximo 1 de noviembre su primer papel como gran protagonista en El árbol de la sangre, la próxima película del director y guionista.

En su particular feudo de Instagram comenzó con una foto de sus pies embutidos en unos calcetines de gatitos pero con sus publicaciones ha ido desvelando todas esas personalidades que subyacen en ella: cañera, deportista, activista, cocinera, natural, sexy, amante de los animales, gamberra, glamurosa pero capaz de mostrar su rostro sin maquillaje, dispuesta a presumir de amigos famosos y resuelta a dejarse llevar y mostrar algo de su intimidad incluso la que da cuenta de lo enamorada que está de Chino Darín. “Me habría enamorado de él aunque fuera feo”, afirmó en una entrevista hace un año. “Porque es muy inteligente y tiene un sentido del humor apabullante. Un caballero. He tenido mucha suerte en la vida”. Tampoco repara en halagos hacia el padre, la madre y la hermana de su chico: “Admiro mucho a esa familia. Es muy especial y llena de luz”.

El admirado y galardonado Ricardo Darín tampoco se corta al hablar de la novia de su hijo. Después de que Corberó les acompañara a Cannes, donde abrió el festival la nueva película que Darín interpreta junto a Penélope Cruz y Javier Bardem, Todos lo saben, el actor afirmó: “Úrsula fue un fenómeno en Cannes. Apareció ella solita, en medio de la alfombra roja, invitada por nosotros porque no tenía que promocionar ninguna película, y se detuvo el tiempo. Tiene luz, es divina”.

Una diosa a quien le encanta bailar por Beyoncé como ha demostrado en más de una ocasión en programas de televisión o para celebrar con los compañeros el fin de un rodaje y que se declara adicta a las emociones fuertes como Tokio, el personaje que encarna en La casa de papel. Sabe que su atractivo es parte de su faceta pública, le vino bien ser novia durante un tiempo del modelo Andrés Velencoso y y tener millones de seguidores en las redes sociales sube puntos en su contador de la fama. Pero es Julio Medem quien sentencia su futuro: “A mí me ha dejado completamente pasmado su talentazo. Es completa, rápida, capaz de clavar el matiz que le pidas y muy profesional. Soy un fan, se intuye que ahí hay una estrella”.

Si lo dice el director que ha fascinado a la crítica con obras como Los amantes del círculo polar o Ma ma y lo hace después de acabar la que dice es “la película más compleja que he hecho hasta ahora”, a ver quién se atreve a llevarle la contraria.