Tareas para el gobernador
El nuevo responsable del Banco de España tiene un buen nivel técnico y carece en principio de condicionantes políticos

La designación de Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España resuelve de un solo golpe dos incógnitas mayores en la primera institución bancaria de España. Despeja un nombramiento que suele ser motivo de enfrentamientos y conflictos en el área económica y política y, al mismo tiempo, sustituye a Luis Linde por una persona con un perfil técnico indiscutible, buen conocedor de la economía y de la política monetaria, integrado plenamente en el banco y sin condicionantes políticos. Es, en principio, un buen nombramiento. Para que el éxito sea completo habrá que acertar ahora con el nombramiento de un subgobernador con el perfil adecuado.
Editoriales anteriores
Aunque el Banco de España tiene ya pocas competencias —la política monetaria la hace el Banco Central Europeo y la supervisión bancaria también se hace a medias en Fráncfort—, el papel del gobernador es fundamental como contacto con el BCE y con su política monetaria, cuyos efectos son tan decisivos para la economía. El prestigio de un país y su capacidad de influencia en las decisiones económicas europeas se mide por la calidad técnica de quienes dirigen sus instituciones. Por eso es importante que el nuevo gobernador sea un interlocutor solvente ante el BCE.
En casa quedan, además, cuestiones que atender. Por ejemplo, sería conveniente pacificar de una vez por todas el conflicto con el cuerpo de inspectores. Si los procedimientos de inspección y control bancario se deterioraron en la institución a partir de la etapa de Jaime Caruana y ese deterioro produjo graves problemas jurídicos durante la última crisis bancaria, este es el momento de firmar la paz política dentro de la casa. Por otra parte, el mapa bancario español todavía no es definitivo. Por eso es necesario un subgobernador con ideas claras e impulso negociador.