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Columna
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Pensiones, mentiras y cintas de vídeo

El pacto de PP y PNV quedó solapado entre los pliegues de la la ciénaga de Madrid

Teodoro León Gross
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, comparece en rueda de prensa para anunciar su dimisión.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, comparece en rueda de prensa para anunciar su dimisión. CARLOS ROSILLO

Cualquier conspiranoico medio hubiera podido pensar, ante la caída de Cifuentes, que Moncloa se protegía tras esa cortina de humo para tapar el pacto de las pensiones con el PNV, una noticia realmente embarazosa. A decir verdad, Cifuentes ya era una cadáver político desde semanas atrás, pero la orden de Rajoy fue liquidarla esa mañana antes del debate de presupuestos, taxativamente, aunque el precio fuese un día para la vergüenza colectiva con la difusión de un video humillante. Para eso envió a Cospedal al km 0 de España a ejecutar su sentencia: kaputt. Y desde luego la noticia del pacto con el PNV quedó muy solapada entre los pliegues de la aparatosa caída de Cifuentes y la ciénaga de Madrid.

Estas últimas semanas Rajoy había hecho pedagogía sobre la imposibilidad de subir más las pensiones: “Lo que no podemos hacer es gastar lo que nos llevó a la crisis, lo que no tenemos”. Ese era el discurso, caricaturizando a los “embaucadores” que reclamaban frívolamente ir más allá del 0,25%. “Estaríamos tomándole el pelo a la gente”, “no tenemos recursos suficientes”, repetía investido de estadista: “Me veo una vez más obligado a pedir a las fuerzas políticas que no hagan política con este asunto”. Pues bien, a estas alturas de las palabras de Rajoy no queda nada, literalmente nada. Ahora parece, alehop, que sí hay recursos y que él sí puede hacer política con las pensiones, sin duda alta política, ¡IPC para todos!

Al país, eso sí, no le va a salir barato sostenerle la legislatura a Rajoy. Son 2.000 millones que descuadrarán el déficit y forzarán otros ajustes. Pero Rajoy es un superviviente, y el PNV un aliado natural. Con el cinismo habitual en el nacionalismo, el PNV lleva meses echando gasolina al incendio de Cataluña por el 155 (“un ataque también a Euskadi”) pero al cabo todo tiene arreglo haciendo caja. Y nadie duda que las pensiones deban subir ¿pero era la mayor urgencia del país? Julio Carabaña, en un artículo revelador, titulado con crudeza Pensionistas, egoístas y demagogos, ha mostrado que están en su mejor momento, con la renta media sobre el resto de la población, mientras la pobreza del resto iba a más hasta doblar a los pensionistas. ¿Qué hay de jóvenes, dependientes, científicos…? Se ha impuesto el tacticismo de PP y PNV fuera del Pacto de Toledo, porque en Euskadi existía la mayor movilización, aunque la pensión media allí es un 23,5% superior al resto de España.

No hace falta ser conspiranoico ni pensar en cortinas de humo, pero a Rajoy le vino de perlas el pandemónium de Cifuentes, porque el pacto de pensiones desprende algunos de los peores males de la política. Sin duda el PNV, determinante con cinco escaños, prefiere apoyar a un PP débil y desarmado que contribuir con Ciudadanos, cuya trayectoria emergente con un discurso duro frente a los abusos nacionalistas resulta cada vez más inquietante. Por eso se mueve el tablero; y los intereses electorales mandan. Rajoy, en pleno naufragio, ya tiene un asidero. Y nadie podrá obviar que su capacidad de supervivencia es formidable; sin demasiados escrúpulos, pero formidable.

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Sobre la firma

Teodoro León Gross
Málaga, 1966. Columnista en El País desde 2017, también Joly, antes El Mundo y Vocento; comentarista en Cadena SER; director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA), licenciado en Filología, doctor en Periodismo. Libros como El artículo de opinión o El periodismo débil... Investigador en el sistema de medios.

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