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En este taller de coches solo trabajan mujeres

En Burkina Faso hay mujeres que han encontrado en la mecánica una segunda oportunidad. Un documental lo cuenta

Si ‘Karate Kid’ se dedicaba a dar cera y pulir cera, estas aguerridas mujeres de Burkina Faso se empeñan en aprender a poner en marcha un motor, lo que en algunas países africanos tiene mucha más épica.
Si ‘Karate Kid’ se dedicaba a dar cera y pulir cera, estas aguerridas mujeres de Burkina Faso se empeñan en aprender a poner en marcha un motor, lo que en algunas países africanos tiene mucha más épica.

“Porque somos capaces y porque podemos hacer cualquier trabajo que nos propongamos. Somos fuertes”. Así responde una de las protagonistas del documental Ouaga girls (2017) cuando le preguntan por qué se dedica a un oficio tan supuestamente de hombres como la mecánica. Su directora, Theresa Traore Dahlberg, cuenta en su primer largometraje la historia de un grupo de chicas de Ouagadougou, capital de Burkina Faso, que tras verse obligadas a abandonar los estudios por diversos motivos (embarazos adolescentes o problemas familiares) ven en una escuela de mecánica su segunda oportunidad. “Lo que me interesó de estas chicas”, cuenta Theresa, “es que, contrariamente a lo que sucedía en mi primer documental, Taxi sister, donde una mujer elegía su profesión oponiéndose a todo lo establecido, ellas se convierten en pioneras sin haber hecho una elección activa”.

Aunque de origen sueco, Theresa pasó parte de su adolescencia en Burkina Faso. Por eso se rebela ante la colonialista mirada blanca que pretende ver en la película un retrato del despertar a la modernidad de África: “He evitado todo tipo de generalizaciones. África es un continente gigante con muchos países y muchas culturas. No creo que estos conflictos sexistas o intergeneracionales sean propios de uno u otro lugar. Suceden de manera similar en todo el mundo”.

De lo que Ouaga girls habla en realidad es de opciones vitales, de cómo se presentan si eres mujer: “Al tiempo que rodaba el paso de esas niñas a la edad adulta, Burkina pasaba por un gobierno de transición. Pero elegí centrarme en las chicas y dejar la política como telón de fondo”. Lo que importa son las pausas entre las clases, lo que pasa en las casas, lo que se habla en las salidas nocturnas. Como le dice una de las primeras mujeres mecánicas, ahora dueña de su propio taller, a una de estas Ouaga girls: “Paciencia y perseverancia. Las cosas están cambiando”.

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